Finalmente, se estrena la esperada cuarta entrega de John Wick, el asesino más peligroso y valioso, el que todos quieren derrotar para ser recompensados. En esta oportunidad, la trama se centra en la búsqueda que realiza John Wick (Keanu Reeves), para vencer a La Mesa, el villano de turno. Sin embargo, para que ello sea posible, nuestro protagonista, que ansía obtener su libertad, deberá enfrentarse a poderosas alianzas en el mundo. Sumado a ello, aparecerán nuevos personajes y algunos reencuentros.
Si hay un protagonista que vive con intensidad, ese es Wick. Desde el comienzo hay mucha acción y eso se mantiene, e incluso se intensifica, a medida que se desarrolla la historia; como dicen por ahí, hay mucho combito y patadas. Wick luce incansable, sus reflejos son increíbles, pareciera tener ojos en la espalda, porque nadie se escapa de él.
El protagonista del filme es Keanu Reeves, quien muestra mucha destreza y una energía increíble, es una especie de Terminator más actual, e igualmente, me recuerda a Beatrix Kiddo, personaje que interpreta Uma Thurman en las “Kill Bill”, puesto que ambos son absolutamente infatigables, hacen de todo para mantenerse vivos. Por otro lado, un nuevo antagonista aparece. Se trata del Marqués de Gramont, (Bill Skargard), miembro de la Alta Mesa, un joven millonario y arrogante, cuyo objetivo es derrotar a Wick, sin mediar consecuencias.
La película, además de tener mucha acción, en ciertos momentos parece un video juego y en algunas escenas, recrean las peleas al estilo cowboy, no obstante, presenta una dosis de humor de manera justa y necesaria, proporcionando segundos de relajo al espectador, lo cual se agradece. Por lo demás, aviso que incluye una escena post crédito, así que no se levante de su asiento antes de que finalice completamente.
En el fondo, Wick es un sentimental. A pesar de la rudeza que proyecta, como cualquier persona tiene sus puntos débiles, y esta vez, debe plantearse una pregunta importante… No la contaré. Vaya al cine, si le gusta la acción y si le gusta Keanu Reeves -¿cómo no quererlo?-, esta es su película.
Director: Chad Stahelski
Duración: 169 Minutos
Distribuye: BF Distribution
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