Para algunos será DESAGRADABLE y PRETENCIOSA. Para otros FASCINANTE y PERTURBADORA. Nada ENTREMEDIO.
La clave estaría en lo que pretendieron decir, y la manera en que lo dicen.
Es la trágica premisa griega: “La culpa de los padres la pagan los hijos”.
¿Por qué desagradable?
Personajes fríos, sin emociones, miradas fijas, casi vacías, hablan en forma plana, casi recitativa, los diálogos están “doblados”, pero del inglés al inglés… y todo hecho deliberadamente.
Comienza sugiriendo una seudo dependencia homosexual entre un cardiólogo adulto y un muchacho adolescente.
El médico tiene esposa y dos hijos: Kim, muchacha también adolescente, y Bob, todavía un niño.
¿Qué pretende el joven Martin, al asediar al médico Steve, y obtener de éste valiosos regalos? ¿Por qué al principio el cirujano accede a encuentros furtivos con Martin para luego intentar desligarse? ¿Por qué Martin, al sentirse repudiado, lanza una maldición mortal sobre Steve y toda su familia?
Con el médico y su esposa, iremos descubriendo quién es Martin, y cuál es la razón de su VENGANZA asesina.
La maldición empieza a surtir efecto en la salud del niño y luego en la hija, sembrando pavor en la madre y desazón en el padre. Surge una pugna entre las fuerzas malignas de lo esotérico versus lo racional y la ciencia más avanzada.
La espiral destructiva seguirá su curso diabólico hasta llevar a esos padres a proceder más allá de toda lógica y moral para salvar su familia.
Y en el epílogo veremos que la maldad es inherente al ser humano, y aunque parezca superada sigue viva en el corazón de los sobrevivientes esperando rebrotar con similar fuerza.
Los autores – ambos griegos – tomaron elementos de la metáfora de Agamenón, uno de los máximos héroes mitológicos en la Ilíada de Homero. Al carecer de viento para navegar a Troya pide ayuda a los dioses. Éstos accederían si él inmolaba a su hija. Cuando estuvo a punto de consumar el sacrificio, los dioses se la transformaron en un ciervo sagrado. Y así procedió a matarlo. Es el título de la película.
Hay una perversa similitud con el cordero pascual con que Abraham sacrificaría a su hijo Isaac. Y más adelante Dios Padre a su Hijo Unigénito para vencer al Demonio y salvar a la humanidad del pecado.
¿Por qué admirar la película?
Por lo mismo que la detestan: ausencia total de sentimentalismos, astuto proceso de venganza, inclemencia para atrapar a las víctimas, misterio constante y subliminal, influencias estéticas de David Lynch, Kubrick, Resnais, Buñuel, Raúl Ruiz o Jodorowsky, obsesión con la “anestesia” en lo médico, en lo erótico y conceptual, composición áurea de los espacios luminosos y, finalmente, una banda sonora con grandes corales de música clásica, silencios abruptos, sonidos dodecafónicos disonantes y mantenidos para sugerir ocultas turbulencias de la mente. Metafórica.
Lejos de ser una película para “disfrutarla” es para “soportarla”, tratar de mantenerla “D-istanciada” (Brecht), y aunque parece realista requiere ser fríamente “descifrada”.
Los realizadores sabían las consecuencias y las asumieron.
DELIBERADAMENTE DISTANTE, FRÍA Y BRUTAL. SÓLO PARA ESPECTADORES DISPUESTOS A DESCUBRIR SUS MÉRITOS.
Ficha técnica
Título Original: The Killing of the Sacred Deer
Título Original: The Killing of the Sacred Deer
Diamond Films Horror, misterio Inglaterra, Irlanda, EE.UU. – 2,01 hrs
Fotografía: Thimios Bakatakis
Edición: Yorgos Mavropsaridis
Diseño Prod.: Jade Healy
Guion: Yorgos Lanthimos y Efthymis Filippou
Actores: Colin Farrell, Barry Keoghan, Nicole Kidman, Raffey Cassidy, Sunny Kuljic, Alicia Silverstone
Director: Yorgos Lanthimos