Con una fotografía deslumbrante y una calidad de producción excelente, “Los Reyes”, de los realizadores Bettina Perut e Iván Osnovikoff, es un documental que no nos deja indiferentes. Centrado en la observación cuidadosa y detallada de dos perros -Fútbol y Chola-, la fotografía de Pablo Valdés descubre a través de la mirada de estos canes una realidad marginal, la mayor de las veces reprimida, oculta e ignorada, de un grupo de adolescentes que patinan en skate y que comparten su vida a través de sus diálogos, con el Parque Los Reyes y la ciudad de Santiago de Chile como telón de fondo.
Las imágenes son elocuentes. La cámara fija, en diferentes dimensiones, planos abiertos y acercamientos, es una ventana que nos permite enfocar la mirada; un ojo que observa un mismo lugar en diferentes momentos y que en paralelo nos adormece para escuchar las voces -sin rostro, solo siluetas- de los jóvenes que allí se reúnen. Las conversaciones son intensas, fuertes y también provocan más de alguna sonrisa. Dan cuenta de sus dificultades cotidianas, de sus sueños futuros y lejanos como el deseo de vivir en otra comuna, de sus frustraciones -estudios incompletos y la urgencia de trabajar en algo-, del consumo y venta de droga, la falta de oportunidades, el abuso infantil, la opresión en familias disfuncionales y el abuso policial. Estos jóvenes que exponen una condición de vulneración social que probablemente es imposible modificar, también conversan sobre la amistad que los une y dejan entrever valores como un embarazo adolescente y la decisión de tener al bebé. La crudeza y realidad de estos diálogos parecen estar en las antípodas de lo que es retratado con las imágenes de los perros. Es un discurso fuerte, permanente, activo, que no visualiza ninguna luz de esperanza; está allí para quedarse.
Bettina Perut e Iván Osnovikoff originalmente querían mostrar las historias de estos jóvenes, sin embargo lo convencional que podía llegar a ser ese relato no les convencía del todo. En ese momento, Fútbol y Chola aparecen en el Parque y cambian su perspectiva. Ahora la observación recae en estos encantadores y tiernos perros que juegan con todo tipo de pelotas, interactúan con su entorno y con los jóvenes, se acompañan, se cuidan, son protegidos por empleados municipales y ladran a todo tipo de desconocidos que atraviesan por el parque. Ellos son los anfitriones y vemos todo a través de sus ojos. Es especial el cómo, observando sus miradas, gestos, instintos y costumbres, logramos visualizar el espacio-tiempo; tan minimalista por un lado y tan global por otro.
El resultado de este material es de excelencia. Premiado en varios festivales internacionales, el fruto del trabajo dedicado y paciente de sus creadores nos abre a otras perspectivas que no habíamos imaginado en un comienzo. Es difícil describir la sensación que producen sus 78 minutos y creo que es porque se deslizan muchísimos sentimientos y emociones durante su desarrollo. Podemos mirarlo con más o menos profundidad, deslizar teorías sobre lo que racionalmente nos quisieron comunicar o bien dejar que espontáneamente la emotividad nos inunde. En cualquiera de los casos -y tal vez también hay muchos otros-, esta cinta nos impulsa a pensar, a sentir, a discernir y a observar con mayor profundidad temáticas crudas y dolorosas, presentes cada vez con más fuerza en nuestra realidad actual, entrañablemente guiados por Fútbol y Chola a quienes aceptamos de inmediato como nuestros guías y observadores privilegiados.
Ficha técnica
Título original: Los reyes
Año: 2018
Duración: 78 minutos
País: Chile
Productora: Coproducción Chile-Alemania; Perut + Osnovikoff / Dirk Manthey Film
Género: Documental | Perros/Lobos. Skateboard. Amistad
Fotografía: Pablo Valdés
Reparto: Documentary, Sebastián Añigual, Paulina Herrera, Sebastian Alcalde, Tomas Alul, Victor Bañados, Elizabeth Cabeza, Ignacio Bañados
Dirección: Bettina Perut, Iván Osnovikoff
La misión global de SIGNIS es colaborar con profesionales de los medios de comunicación y ayudar a transformar la cultura a través de valores artísticos, promoviendo la dignidad humana, la justicia y la reconciliación. La directiva en Chile está formada por Juan Pablo Donoso, Presidente, Elizabeth Salazar T., Vicepresidenta, y Jackie P. Olivo, Secretaria. Son miembros, Bernardita Santander Navarro, Pablo Crocquevielle, José Luis Nicolás, Alejandro Caro Contreras y Carlos Correa Acuña.
viernes, 29 de noviembre de 2019
Huérfanos de Brooklyn - Por José Blanco Jiménez
Lionel Essrog (Edward Norton) trabaja como ayudante del detective privado Frank Minna (Bruce Willis) en la Nueva York de los años ’50. Éste lo rescató de un orfelinato y es su eterno agradecido. Por ello, cuando su padre adoptivo muere asesinado, se pone en campaña para descubrir las motivaciones y castigar a los culpables.
Es necesario trazar el perfil psicológico del protagonista, al que Frank llamaba “Brooklyn” (de ahí el título de la novela de Jonathan Lethem y de la película). Soberbiamente interpretado por Norton (que también es director, productor y guionista), es un cincuentón de memoria prodigiosa y de gran capacidad de análisis, pero que padece del síndrome de Tourette. Esto es, sufre de una serie de tics y una especie de geniecillo anárquico dentro de su cerebro lo impulsa a decir frases y palabrotas que no puede controlar.
En el centro del puzzle está Laura (Gugu Mbatha-Raw, de origen zulúe), una activista por los derechos de la comunidad afroamericana, que está ligada a un grupo de jazz. Frank la investigaba por alguna razón y “Brooklyn”, quiere llegar hasta el fondo con riesgo de su vida. Conoce así a otros personajes, como Paul (Willem Dafoe), que es expulsado de una conferencia de prensa y que parece saber más de lo conveniente y un periodista (Ethan Suplee) al que suplanta y que se beneficiará con sus investigaciones.
Me recuerda el Hammett de Wim Wenders (1982), protagonizado por Frederic Forrest, pero sobre todo al inmortal Chinatown de Roman Polanski (1982), tanto por ambientación como por temática. Si en esa película el nudo de la intriga estaba en la especulación del agua, aquí es la especulación edilicia, llevada adelante por Robert Moses (Alec Baldwin), que como asesor está desalojando a los habitantes de los barrios pobres.
Un detalle: coherente con la época, el elemento sexual está reducido al mínimo y se agradece, puesto que no distrae de la trama principal. El espectador sigue la acción, que se desarrolla con un montaje impecable, superando todos los obstáculos que se ponen por delante junto con los tics y las frases extemporáneas. En realidad, el personaje da para mucho más y creo que podría ser el inicio de una nueva franchise.
(Motherless Brooklyn. USA, 2019)
Es necesario trazar el perfil psicológico del protagonista, al que Frank llamaba “Brooklyn” (de ahí el título de la novela de Jonathan Lethem y de la película). Soberbiamente interpretado por Norton (que también es director, productor y guionista), es un cincuentón de memoria prodigiosa y de gran capacidad de análisis, pero que padece del síndrome de Tourette. Esto es, sufre de una serie de tics y una especie de geniecillo anárquico dentro de su cerebro lo impulsa a decir frases y palabrotas que no puede controlar.
En el centro del puzzle está Laura (Gugu Mbatha-Raw, de origen zulúe), una activista por los derechos de la comunidad afroamericana, que está ligada a un grupo de jazz. Frank la investigaba por alguna razón y “Brooklyn”, quiere llegar hasta el fondo con riesgo de su vida. Conoce así a otros personajes, como Paul (Willem Dafoe), que es expulsado de una conferencia de prensa y que parece saber más de lo conveniente y un periodista (Ethan Suplee) al que suplanta y que se beneficiará con sus investigaciones.
Me recuerda el Hammett de Wim Wenders (1982), protagonizado por Frederic Forrest, pero sobre todo al inmortal Chinatown de Roman Polanski (1982), tanto por ambientación como por temática. Si en esa película el nudo de la intriga estaba en la especulación del agua, aquí es la especulación edilicia, llevada adelante por Robert Moses (Alec Baldwin), que como asesor está desalojando a los habitantes de los barrios pobres.
Un detalle: coherente con la época, el elemento sexual está reducido al mínimo y se agradece, puesto que no distrae de la trama principal. El espectador sigue la acción, que se desarrolla con un montaje impecable, superando todos los obstáculos que se ponen por delante junto con los tics y las frases extemporáneas. En realidad, el personaje da para mucho más y creo que podría ser el inicio de una nueva franchise.
(Motherless Brooklyn. USA, 2019)
Los Reyes - Por Juan Pablo Donoso
Documental minimalista chileno. Hecho con enorme paciencia, amor y prolijidad. Premiado y exhibido en más de 80 festivales internacionales.
De sus realizadores ya conocíamos otro inteligente testimonio sociológico: La Muerte de Pinochet (2011).
La cámara nos instala - como testigos invisibles - durante varios meses en el Parque de Los Reyes de Santiago de Chile, junto al Mapocho.
Nuestros anfitriones son dos perros vagabundos: un macho viejo llamado Fútbol, y Chola, una perra menor. Su territorio es en torno a una cancha de patinaje de skateboard, junto a los jardines y alamedas del lugar.
Mientras los acompañamos en sus largas siestas al sol, o bajo la lluvia, invadidos de moscas, ladrándole a los ciclistas, o mascando botellas plásticas vacías, la banda sonora nos permite escuchar las conversaciones de los adolescentes locales que se reúnen allí a distintas horas del día y de la noche.
Serán esos trozos de diálogos y otras imágenes periféricas de personas y animales las que nos permitirán saber del consumo de drogas, alcohol, embarazos y disfunciones familiares de jóvenes desorientados y fácilmente agresivos.
Si bien estos inocentes quiltros parecieran ser los protagonistas principales del relato, en verdad, son sólo la fachada irracional de un mundo urbano más complejo y doloroso que los rodea.
En apariencia, nada importante o trascendental ocurre en este lento acontecer junto a dos canes. Su mayor felicidad es jugar con una vieja pelota de tenis, tratar de copular, o beber agua de una pileta.
Para disfrutarla recomendamos aceptar su ritmo pausado, escuchar los sonidos ambientales, y entregarse a la minuciosa sucesión de planos abiertos (con rascacielos al fondo) en contraste con detalles muy íntimos de insectos, pajaritos, hebras de pasto, hocicos jadeantes y patas polvorientas de perros durmiendo.
Será este deslizarse por las bellas imágenes filmadas por Pablo Valdés, y editadas con tanta sensibilidad por sus directores, lo que nos dejará con la sensación de haber experimentado - en un parque suburbano de Santiago - un encuentro con la vitalidad primaria de todos los tiempos.
UN DOCUMENTAL CUYA POESÍA EMANA DE SU ADMIRABLE SENCILLEZ. PARA RECIBIRLO CON CALMA Y DEJARSE LLEVAR.
Ficha técnica
Documental Miradoc Chile, Alemania - 1,18 hrs.
De sus realizadores ya conocíamos otro inteligente testimonio sociológico: La Muerte de Pinochet (2011).
La cámara nos instala - como testigos invisibles - durante varios meses en el Parque de Los Reyes de Santiago de Chile, junto al Mapocho.
Nuestros anfitriones son dos perros vagabundos: un macho viejo llamado Fútbol, y Chola, una perra menor. Su territorio es en torno a una cancha de patinaje de skateboard, junto a los jardines y alamedas del lugar.
Mientras los acompañamos en sus largas siestas al sol, o bajo la lluvia, invadidos de moscas, ladrándole a los ciclistas, o mascando botellas plásticas vacías, la banda sonora nos permite escuchar las conversaciones de los adolescentes locales que se reúnen allí a distintas horas del día y de la noche.
Serán esos trozos de diálogos y otras imágenes periféricas de personas y animales las que nos permitirán saber del consumo de drogas, alcohol, embarazos y disfunciones familiares de jóvenes desorientados y fácilmente agresivos.
Si bien estos inocentes quiltros parecieran ser los protagonistas principales del relato, en verdad, son sólo la fachada irracional de un mundo urbano más complejo y doloroso que los rodea.
En apariencia, nada importante o trascendental ocurre en este lento acontecer junto a dos canes. Su mayor felicidad es jugar con una vieja pelota de tenis, tratar de copular, o beber agua de una pileta.
Para disfrutarla recomendamos aceptar su ritmo pausado, escuchar los sonidos ambientales, y entregarse a la minuciosa sucesión de planos abiertos (con rascacielos al fondo) en contraste con detalles muy íntimos de insectos, pajaritos, hebras de pasto, hocicos jadeantes y patas polvorientas de perros durmiendo.
Será este deslizarse por las bellas imágenes filmadas por Pablo Valdés, y editadas con tanta sensibilidad por sus directores, lo que nos dejará con la sensación de haber experimentado - en un parque suburbano de Santiago - un encuentro con la vitalidad primaria de todos los tiempos.
UN DOCUMENTAL CUYA POESÍA EMANA DE SU ADMIRABLE SENCILLEZ. PARA RECIBIRLO CON CALMA Y DEJARSE LLEVAR.
Ficha técnica
Documental Miradoc Chile, Alemania - 1,18 hrs.
Fotografía: Pablo Valdés
Efectos Visuales: Jaime Gándara
Guion, Edición y Dirección: Iván Osnovikoff y Bettina Perut
Frozen II - Por Juan Pablo Donoso
Más elaborada y compleja que la 1ª parte (2013). Lo que gana en belleza plástica, con nuevos y graciosos personajes, lo rebaja en claridad narrativa.
El tema central son los cambios, de toda índole, en la naturaleza, en el clima y en los sentimientos de las criaturas.
En un reino llamado Arendelle viven dos princesitas hermanas: Elsa (voz de Idina Menzel) y Anna (voz de Kristen Bell).
Como el país está en peligro porque sobrevienen sequías, huracanes y otras catástrofes, las niñas deben internarse en un bosque encantado para salvarlo.
Elsa, la mayor, tiene el poder mágico de crear hielo a su alrededor. Junto a su hermanita, y algunos animales amigos, seguirá una voz misteriosa que la llama desde el norte lejano.
Descubre el origen mágico de sus súper poderes. Todos relacionados con el agua, la nieve y los resplandores del hielo.
Su hermanita Anna, al conocer al joven Kristoff, inicia con él un coqueto juego de seducción que aumenta las aventuras. Se internará en el bosque junto a su fiel compañero, el reno Sven, y a Olaf, el cómico muñeco de nieve capaz de derretirse y recomponerse según la ocasión.
Vivirán múltiples peligros tratando de liberar, y liberarse, del bosque.
Hermosas canciones, letras con rimas simples, van separando las diversas etapas de la larga odisea.
Entre todos sus mensajes hay dos principales: que el hielo tiene memoria - capaz de redimirnos por medio de la fantasía; y, que entre las dos hermanitas hay un puente de amor tan sólido que permite salvar a los oprimidos que pasen por él.
Como en algún momento de la gesta las niñas deben separarse para salvar el reino, muchas pequeñas espectadoras verterán su par de lagrimones.
Aunque algo más tenebrosa que la primera, inunda la pantalla con colores, fantasía y música.
Sugerimos esperar con paciencia los créditos finales porque trae una última escena para quienes permanezcan en la sala.
SECUELA CON ARGUMENTO MÁS EMBROLLADO PERO CON HERMOSAS IMÁGENES Y CANCIONES.
Ficha técnica
Animación, aventuras, amor filial
Cinecolor - Disney
EE.UU. - 1,43 hrs.
Edición: Jeff Draheim
Música: Christophe Beck
Efectos Especiales: Steve Goldberg
Guion: Jennifer Lee, Chris Buck, Marc Smith
Voces en inglés: Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Jonathan Groff
Directores: Chris Buck y Jennifer Lee
El tema central son los cambios, de toda índole, en la naturaleza, en el clima y en los sentimientos de las criaturas.
En un reino llamado Arendelle viven dos princesitas hermanas: Elsa (voz de Idina Menzel) y Anna (voz de Kristen Bell).
Como el país está en peligro porque sobrevienen sequías, huracanes y otras catástrofes, las niñas deben internarse en un bosque encantado para salvarlo.
Elsa, la mayor, tiene el poder mágico de crear hielo a su alrededor. Junto a su hermanita, y algunos animales amigos, seguirá una voz misteriosa que la llama desde el norte lejano.
Descubre el origen mágico de sus súper poderes. Todos relacionados con el agua, la nieve y los resplandores del hielo.
Su hermanita Anna, al conocer al joven Kristoff, inicia con él un coqueto juego de seducción que aumenta las aventuras. Se internará en el bosque junto a su fiel compañero, el reno Sven, y a Olaf, el cómico muñeco de nieve capaz de derretirse y recomponerse según la ocasión.
Vivirán múltiples peligros tratando de liberar, y liberarse, del bosque.
Hermosas canciones, letras con rimas simples, van separando las diversas etapas de la larga odisea.
Entre todos sus mensajes hay dos principales: que el hielo tiene memoria - capaz de redimirnos por medio de la fantasía; y, que entre las dos hermanitas hay un puente de amor tan sólido que permite salvar a los oprimidos que pasen por él.
Como en algún momento de la gesta las niñas deben separarse para salvar el reino, muchas pequeñas espectadoras verterán su par de lagrimones.
Aunque algo más tenebrosa que la primera, inunda la pantalla con colores, fantasía y música.
Sugerimos esperar con paciencia los créditos finales porque trae una última escena para quienes permanezcan en la sala.
SECUELA CON ARGUMENTO MÁS EMBROLLADO PERO CON HERMOSAS IMÁGENES Y CANCIONES.
Ficha técnica
Animación, aventuras, amor filial
Cinecolor - Disney
EE.UU. - 1,43 hrs.
Edición: Jeff Draheim
Música: Christophe Beck
Efectos Especiales: Steve Goldberg
Guion: Jennifer Lee, Chris Buck, Marc Smith
Voces en inglés: Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Jonathan Groff
Directores: Chris Buck y Jennifer Lee
Huérfanos de Brooklyn - Por Juan Pablo Donoso
Por su tema, actuaciones y tratamiento es una película de gran calibre.
Refinada producción escrita, protagonizada y dirigida por Edward Norton. Su única dirección anterior fue Divinas Tentaciones (2000).
Maraña político/policial ambientada en los años 50 de NY. Al estilo de los clásicos “film-noir” de EE.UU. y Francia. Reminiscencias de El Halcón Maltés, con suspenso soterrado a la manera de Polanski (Chinatown), De Palma y algunas de Scorsese.
Un poderoso empresario (Alec Baldwin) domina a las autoridades municipales. Aniquila a todo quien se interponga en su ambición de evacuar barrios humildes de Brooklyn para construir allí sus autopistas, rascacielos y puentes.
Un equipo de detectives privados debe dilucidar quiénes, y por qué, asesinaron a su jefe Frank. Fueron niños huérfanos, criados en un orfelinato católico, y ahora se tenían férrea lealtad entre sí.
El núcleo del conflicto es descubrir, y denunciar, un antiguo delito de abuso sexual cometido por el empresario.
La mente obsesiva de Lionel (Edward Norton) rastrea secretos muy bien guardados que podrían cambiar el futuro balance de Nueva York.
Este protagonista, de memoria fotográfica, es el clásico anti-héroe (tipo Humphrey Bogart o Jack Nicholson) que - además - padece de un estruendoso síndrome de Tourette.
Luchará contra matones, corrupción, y contra el hombre más poderoso de la ciudad para resolver el asesinato de su mentor y mejor amigo, Frank Minna (Bruce Willis).
Además de dirigir bien a varios buenos actores (Willem Dafoe, Michael K. Williams, Robert Wisdom, Cherry Jones, Bobby Cannavale, Leslie Mann, etc.), hay especial lucimiento personal e histriónico del mismo Edward Norton.
Revela un prolijo estudio de su personaje y de las características neurosíquicas de su dolencia (exabruptos descontrolados del subconsciente), factor que complicaba su pesquisa.
Excelente fotografía, montaje y ambientación: el Brooklyn de aquellos años juega como un personaje más del reparto. Certeros encuadres de detalles y objetos de utilería. Estupenda selección popular jazzística en contraste con las doradas cúpulas del poder neoyorquino.
Sin dejar de ser buen cine, en el guion predomina la estructura novelesca - de Jonathan Lethem - por sobre la dramática.
El exceso de datos, personajes y nombres obliga a mantenerse atento para seguir el hilo. Por su longitud podría resultar cansadora para algunos espectadores. La segunda parte pudo ser más sintética.
Llama la atención que, cuando en esa época el Tourette era aún desconocido como enfermedad, nadie insulta ni se burla de Lionel, ni menos dudan de su inteligencia. Tampoco lo agreden por su compulsivo toqueteo.
DENSA Y LARGA MARAÑA DE CORRUPCIÓN POLÍTICO/POLICIAL. BIEN LOGRADO ESTILO FILM-NOIR.
Ficha técnica
Título Original: Motherless Brooklyn
Refinada producción escrita, protagonizada y dirigida por Edward Norton. Su única dirección anterior fue Divinas Tentaciones (2000).
Maraña político/policial ambientada en los años 50 de NY. Al estilo de los clásicos “film-noir” de EE.UU. y Francia. Reminiscencias de El Halcón Maltés, con suspenso soterrado a la manera de Polanski (Chinatown), De Palma y algunas de Scorsese.
Un poderoso empresario (Alec Baldwin) domina a las autoridades municipales. Aniquila a todo quien se interponga en su ambición de evacuar barrios humildes de Brooklyn para construir allí sus autopistas, rascacielos y puentes.
Un equipo de detectives privados debe dilucidar quiénes, y por qué, asesinaron a su jefe Frank. Fueron niños huérfanos, criados en un orfelinato católico, y ahora se tenían férrea lealtad entre sí.
El núcleo del conflicto es descubrir, y denunciar, un antiguo delito de abuso sexual cometido por el empresario.
La mente obsesiva de Lionel (Edward Norton) rastrea secretos muy bien guardados que podrían cambiar el futuro balance de Nueva York.
Este protagonista, de memoria fotográfica, es el clásico anti-héroe (tipo Humphrey Bogart o Jack Nicholson) que - además - padece de un estruendoso síndrome de Tourette.
Luchará contra matones, corrupción, y contra el hombre más poderoso de la ciudad para resolver el asesinato de su mentor y mejor amigo, Frank Minna (Bruce Willis).
Además de dirigir bien a varios buenos actores (Willem Dafoe, Michael K. Williams, Robert Wisdom, Cherry Jones, Bobby Cannavale, Leslie Mann, etc.), hay especial lucimiento personal e histriónico del mismo Edward Norton.
Revela un prolijo estudio de su personaje y de las características neurosíquicas de su dolencia (exabruptos descontrolados del subconsciente), factor que complicaba su pesquisa.
Excelente fotografía, montaje y ambientación: el Brooklyn de aquellos años juega como un personaje más del reparto. Certeros encuadres de detalles y objetos de utilería. Estupenda selección popular jazzística en contraste con las doradas cúpulas del poder neoyorquino.
Sin dejar de ser buen cine, en el guion predomina la estructura novelesca - de Jonathan Lethem - por sobre la dramática.
El exceso de datos, personajes y nombres obliga a mantenerse atento para seguir el hilo. Por su longitud podría resultar cansadora para algunos espectadores. La segunda parte pudo ser más sintética.
Llama la atención que, cuando en esa época el Tourette era aún desconocido como enfermedad, nadie insulta ni se burla de Lionel, ni menos dudan de su inteligencia. Tampoco lo agreden por su compulsivo toqueteo.
DENSA Y LARGA MARAÑA DE CORRUPCIÓN POLÍTICO/POLICIAL. BIEN LOGRADO ESTILO FILM-NOIR.
Ficha técnica
Título Original: Motherless Brooklyn
Crimen, drama Warner EE.UU. - 2,24 hrs
Fotografía: Dick Pope
Edición: Joe Klotz
Música: Daniel Pemberton
Diseño Prod.: Beth Mickle
Guion: Edward Norton, Jonathan Lethem (novela)
Actores: Edward Norton, Gugu Mbatha-Raw, Alec Baldwin
Director: Edward Norton
Zombieland Tiro de Gracia - Por Juan Pablo Donoso
Zombieland (2009) fue una exitosa chacota de culto, sangrienta y descabellada.
Caía de cajón hacer la 2ª parte con el mismo equipo de actores, director y guionistas.
La banda de cuatro aniquiladores de zombies - Columbus, Tallahassee, Wichita y Little Rock - viajan ahora desde la Casa Blanca - vacía y abandonada - hasta la casa/museo de Elvis Presley en Memphis. Y desde aquí en adelante se enfrentarán con nuevos - y más evolucionados - muertos vivientes.
El grupo de amigos - especie de familia exterminadora - junto con reventar zombies como cucarachas durante su travesía, incorporan nuevos viajeros. Un hippie pacifista (Avan Jogia) que deslumbra a la adolescente Little Rock; una sensual tabernera latina (Rosario Dawson), que seduce temporalmente al vaquero Tallahasee (Woody Harrelson), y la más descocada pasajera, Madison (Zoey Deutch).
En esta secuela, hecha con mayor presupuesto, abundan los diálogos chistosos, momentos de suspenso, ritmo ágil y una buena banda sonora.
La fórmula cumple a cabalidad su objetivo: entretener con acción y humor tétrico, multiplicar giros y suspenso, e incluir actores de conocido pedigree como Emma Stone (La La Land) entre otros.
Es posible que algunos espectadores sutiles, al ver esta sátira en nuestros días, noten similitud entre los zombies de la película y la irracionalidad destructiva de nuestros vándalos nacionales.
Celebramos la incorporación de Zoey Deutch, joven revelación actoral, a quien ya admiramos en el drama Si No Despierto (2017). Aquí despliega su otra faceta - la histriónica - en el personaje de la estúpida Madison. Notable dominio del humor. Sobre ella comentan los otros personajes: "¿Sabes por qué sigue aún viva?... Porque los zombies comen cerebros y ella no los tiene”.
SECUELA DE UN FARSA TAN GROTESCA QUE RESULTA ABSURDAMENTE GRACIOSA Y ENTRETENIDA.
Ficha técnica
Título Original: Zombieland: Double Tap
Caía de cajón hacer la 2ª parte con el mismo equipo de actores, director y guionistas.
La banda de cuatro aniquiladores de zombies - Columbus, Tallahassee, Wichita y Little Rock - viajan ahora desde la Casa Blanca - vacía y abandonada - hasta la casa/museo de Elvis Presley en Memphis. Y desde aquí en adelante se enfrentarán con nuevos - y más evolucionados - muertos vivientes.
El grupo de amigos - especie de familia exterminadora - junto con reventar zombies como cucarachas durante su travesía, incorporan nuevos viajeros. Un hippie pacifista (Avan Jogia) que deslumbra a la adolescente Little Rock; una sensual tabernera latina (Rosario Dawson), que seduce temporalmente al vaquero Tallahasee (Woody Harrelson), y la más descocada pasajera, Madison (Zoey Deutch).
En esta secuela, hecha con mayor presupuesto, abundan los diálogos chistosos, momentos de suspenso, ritmo ágil y una buena banda sonora.
La fórmula cumple a cabalidad su objetivo: entretener con acción y humor tétrico, multiplicar giros y suspenso, e incluir actores de conocido pedigree como Emma Stone (La La Land) entre otros.
Es posible que algunos espectadores sutiles, al ver esta sátira en nuestros días, noten similitud entre los zombies de la película y la irracionalidad destructiva de nuestros vándalos nacionales.
Celebramos la incorporación de Zoey Deutch, joven revelación actoral, a quien ya admiramos en el drama Si No Despierto (2017). Aquí despliega su otra faceta - la histriónica - en el personaje de la estúpida Madison. Notable dominio del humor. Sobre ella comentan los otros personajes: "¿Sabes por qué sigue aún viva?... Porque los zombies comen cerebros y ella no los tiene”.
SECUELA DE UN FARSA TAN GROTESCA QUE RESULTA ABSURDAMENTE GRACIOSA Y ENTRETENIDA.
Ficha técnica
Título Original: Zombieland: Double Tap
Acción, comedia, horror Andes Films EE.UU., Canadá - 1,39 hrs.
Fotografía: Chung-hoon Chung
Edición: Chris Patterson, Dirk Westervelt
Música: David Sardy
Diseño Prod.: Martin Whist Guion: Dave Callaham, Rhett Reese
Actores: Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone
Director: Ruben Fleischer
jueves, 28 de noviembre de 2019
Frozen 2 - Por José Blanco Jiménez
En Arandelle todo está ahora en calma. Sólo que Elsa escucha una voz que la llama y le muestra fragmentos de su pasado, prometiéndole respuestas acerca de su identidad. El recuerdo de un relato de su madre acerca de un bosque encantado la hace viajar hacia el Norte, donde encontrará los espíritus del Aire, el Fuego, la Tierra y el Agua.
Planteada como una saga escandinava (no hay que olvidar que los personajes están basados en La reina de las nieves de Hans Christian Andersen), partirá en un viaje de expiación en el que la acompañarán su hermana Ana, Kristoff, el reno Sven y el muñeco de nieve Olaf.
El reencuentro con el pasado revelará el secreto de una traición, que provocó la enemistad de dos pueblos, del encuentro (y desencuentro de los cuales) fueron engendradas las dos hermanas. Todo con temas musicales que darán origen, indudablemente dentro de poco, a un nuevo espectáculo de patinaje sobre el hielo.
Se trata de un producto comercial “fríamente” calculado y de altísima calidad. Los Estudios Disney bregaron por mucho tiempo para tener los derechos autorales de la historia, publicada por primera vez en 1845, y finalmente los consiguieron. Su ambientación corresponde al paisaje noruego de Naeroyfiord, donde el invierno dura 10 meses, y el castillo de Arandelle se inspira en la fortaleza de Arkeshus y el palacio real Stiftsgarden de Trondheim.
Un espectáculo bello y delicado, con mensajes morales optimistas y segura entretención familiar.
(Frozen II. USA, 2019)
Planteada como una saga escandinava (no hay que olvidar que los personajes están basados en La reina de las nieves de Hans Christian Andersen), partirá en un viaje de expiación en el que la acompañarán su hermana Ana, Kristoff, el reno Sven y el muñeco de nieve Olaf.
El reencuentro con el pasado revelará el secreto de una traición, que provocó la enemistad de dos pueblos, del encuentro (y desencuentro de los cuales) fueron engendradas las dos hermanas. Todo con temas musicales que darán origen, indudablemente dentro de poco, a un nuevo espectáculo de patinaje sobre el hielo.
Se trata de un producto comercial “fríamente” calculado y de altísima calidad. Los Estudios Disney bregaron por mucho tiempo para tener los derechos autorales de la historia, publicada por primera vez en 1845, y finalmente los consiguieron. Su ambientación corresponde al paisaje noruego de Naeroyfiord, donde el invierno dura 10 meses, y el castillo de Arandelle se inspira en la fortaleza de Arkeshus y el palacio real Stiftsgarden de Trondheim.
Un espectáculo bello y delicado, con mensajes morales optimistas y segura entretención familiar.
(Frozen II. USA, 2019)
miércoles, 27 de noviembre de 2019
Noches mágicas - Por José Blanco Jiménez
Noche del 03 de julio de 1990. Italia cae por penales ante Argentina y en el río Tíber cae un automóvil con un hombre adentro. Pero no muere ahogado, sino que estaba ya muerto y no sabía manejar. La policía lo reconoce: es el productor de cine Leandro Saponaro (Giancarlo Giannini) y la “coccodè” (rubia tonta) de su amante (Giusy Fusacchia) asegura que sus asesinos son tres jóvenes que aparecen en una foto tomada en un restaurante pocas horas antes.
El oficial a cargo (Paolo Sassanelli) interroga a Eugenia Malaspina (Irene Vetere), hipocondríaca de familia acomodada, Antonino Scordia (Mauro Lamantia), intelectual de Messina, y Luciano Ambrogi (Giovanni Toscano), espontáneo y un poco descriteriado que viene de Piombino, tal vez alter ego de Virzì, que nació en la cercana Livorno.
El trío (que recuerda a los protagonistas de Nos habíamos amado tanto / C’eravamo tanto amati, de Ettore Scola, 1974) son los finalistas del Premio Solinas, destinado al mejor guión cinematográfico. Pero son también The Dreamers de Bernardo Bertolucci (2003), con todas sus esperanzas y trancas mentales.
Sueñan con la fama, pero la gran época del cine italiano ya ha pasado. El fin del rodaje de La voz de la luna (La voce della luna, 1990) de Federico Fellini es una alegoría transparente, como asimismo la banda sonora con notas sugeridas de Nino Rota para 8 y medio. Entre los tantos personajes reconocí al ya desaparecido Luciano Salce. Guinda de la torta es una horripilante y envejecida Ornella Muti, que no trepida en declarar que no usa calzones y está dispuesta a levantarse la falda para demostrarlo.
Entre fraudes y mentiras, la música de Gianna Giannini, entonada en esa “noche de los errores” para el fútbol italiano, tiene un sabor elegíaco: todo lo que ha contado alguna vez está destinado a desaparecer. Los “padres fundadores”, la nueva generación que nace huérfana y que es incapaz de interpretar la nueva realidad postmoderna, la falta de vitalidad en relaciones afectivas que tienden a autodestruirse.
Paolo Virzì mira los hechos con una sonrisa. Pero es una sonrisa amarga.
(Notti magiche. Italia, 2018)
El oficial a cargo (Paolo Sassanelli) interroga a Eugenia Malaspina (Irene Vetere), hipocondríaca de familia acomodada, Antonino Scordia (Mauro Lamantia), intelectual de Messina, y Luciano Ambrogi (Giovanni Toscano), espontáneo y un poco descriteriado que viene de Piombino, tal vez alter ego de Virzì, que nació en la cercana Livorno.
El trío (que recuerda a los protagonistas de Nos habíamos amado tanto / C’eravamo tanto amati, de Ettore Scola, 1974) son los finalistas del Premio Solinas, destinado al mejor guión cinematográfico. Pero son también The Dreamers de Bernardo Bertolucci (2003), con todas sus esperanzas y trancas mentales.
Sueñan con la fama, pero la gran época del cine italiano ya ha pasado. El fin del rodaje de La voz de la luna (La voce della luna, 1990) de Federico Fellini es una alegoría transparente, como asimismo la banda sonora con notas sugeridas de Nino Rota para 8 y medio. Entre los tantos personajes reconocí al ya desaparecido Luciano Salce. Guinda de la torta es una horripilante y envejecida Ornella Muti, que no trepida en declarar que no usa calzones y está dispuesta a levantarse la falda para demostrarlo.
Entre fraudes y mentiras, la música de Gianna Giannini, entonada en esa “noche de los errores” para el fútbol italiano, tiene un sabor elegíaco: todo lo que ha contado alguna vez está destinado a desaparecer. Los “padres fundadores”, la nueva generación que nace huérfana y que es incapaz de interpretar la nueva realidad postmoderna, la falta de vitalidad en relaciones afectivas que tienden a autodestruirse.
Paolo Virzì mira los hechos con una sonrisa. Pero es una sonrisa amarga.
(Notti magiche. Italia, 2018)
lunes, 25 de noviembre de 2019
El irlandés - Por José Blanco Jiménez
No sé realmente qué busca el oriundo Martin Scorsese. Hijo de inmigrantes sicilianos, se ha especializado en mostrar cómo el sueño americano se obtiene a través del crimen. ¿Es que no hay acaso gente honesta que llegue desde Italia o desde Irlanda para trabajar y no para delinquir? Además, ambos grupos tienen en común la religión católica, que contrasta con los calvinistas fundadores de la Unión. Por ello es que son importantes los bautizos, los matrimonios y los funerales.
Está claro que ésa es la ideología que tiñe la fábula. Como cinematografía, en cambio, es impecable: desarrollo del relato, montaje, soluciones fotográficas extraordinarias (el asesinato en la barbería, por ejemplo).
Me llamó la atención que, en la sala de cine, el público (compuesto fundamentalmente por cuarentones) se reía en secuencias que – en mi parecer – no tienen nada para la risa: la planificación de los crímenes, los asesinatos a sangre fría, el lenguaje críptico para condenar a muerte.
Yo también he escrito bastante acerca del cine de Scorsese y he dicho que toca el tema de la traición y de la redención. Están tan presentes Caín como Judas y la tragedia griega se expresa en la “hibris” del supersindicalista, en la predestinación del jefe mafioso o en la previdencia de la hija que, como Casandra, intuye cuál será el destino de su padre. Pero no hay espacio para un verdadero arrepentimiento y la justicia norteamericana colabora con la impunidad no sólo por la Quinta Enmienda sino sobre todo por el compromiso político que existe entre la mafia y el poder.
Un símbolo de todo esto es Hoffa (un Al Pacino un poco sobreactuado), que especula con los fondos de pensiones de los afiliados de “su” Unión de los Camioneros (¿suena conocido?) y que termina siendo ajusticiado por sus pares. Si habían matado a un Presidente, ¿cómo no podían eliminar a uno de los suyos que quería desmedirse?
El protagonista es Frank Sheeran (un Robert DeNiro que actúa como delincuente irlandés) que se apoya en el siciliano Russell Bufalino (un creíble Joe Pesci, que replica al feroz asesino de Buenos muchachos, pero en versión geriátrica) y que pronto comprende que nunca será condenado por crimen alguno. El irlandés se dedica a pintar casas: es decir, a manchar las paredes con la sangre de sus víctimas. Y para eso tiene amigos que lo apoyan.
Una apología sangrienta que da que pensar en el alcance que tiene el film noir, cada vez más enquistado en una sociedad psicopática. Alguna vez los héroes fueron Al Capone, Lucky Luciano, Dillinger. Ganaron fama de violentos Humphrey Bogart, Edward G. Robinson y James Cagney, entre otros. La juventud los imitó como símbolos de la virilidad y el éxito económico. Sus costosos trajes, los habanos y la ostentación del dinero hicieron de ellos ejemplos dignos de seguir.
No sé si sirva de algo que – cuando Scorsese presenta a un personaje – con macabro sentido del humor especifica la fecha de su muerte y la forma en que ocurrió. ¡Total! Lo comido, lo bailado y lo asesinado no se lo quita nadie. Y me imagino que la última palabra queda a cargo de Dios, a quien estos hampones recurren en sus últimos momentos.
(The Irishman. USA, 2019)
Está claro que ésa es la ideología que tiñe la fábula. Como cinematografía, en cambio, es impecable: desarrollo del relato, montaje, soluciones fotográficas extraordinarias (el asesinato en la barbería, por ejemplo).
Me llamó la atención que, en la sala de cine, el público (compuesto fundamentalmente por cuarentones) se reía en secuencias que – en mi parecer – no tienen nada para la risa: la planificación de los crímenes, los asesinatos a sangre fría, el lenguaje críptico para condenar a muerte.
Yo también he escrito bastante acerca del cine de Scorsese y he dicho que toca el tema de la traición y de la redención. Están tan presentes Caín como Judas y la tragedia griega se expresa en la “hibris” del supersindicalista, en la predestinación del jefe mafioso o en la previdencia de la hija que, como Casandra, intuye cuál será el destino de su padre. Pero no hay espacio para un verdadero arrepentimiento y la justicia norteamericana colabora con la impunidad no sólo por la Quinta Enmienda sino sobre todo por el compromiso político que existe entre la mafia y el poder.
Un símbolo de todo esto es Hoffa (un Al Pacino un poco sobreactuado), que especula con los fondos de pensiones de los afiliados de “su” Unión de los Camioneros (¿suena conocido?) y que termina siendo ajusticiado por sus pares. Si habían matado a un Presidente, ¿cómo no podían eliminar a uno de los suyos que quería desmedirse?
El protagonista es Frank Sheeran (un Robert DeNiro que actúa como delincuente irlandés) que se apoya en el siciliano Russell Bufalino (un creíble Joe Pesci, que replica al feroz asesino de Buenos muchachos, pero en versión geriátrica) y que pronto comprende que nunca será condenado por crimen alguno. El irlandés se dedica a pintar casas: es decir, a manchar las paredes con la sangre de sus víctimas. Y para eso tiene amigos que lo apoyan.
Una apología sangrienta que da que pensar en el alcance que tiene el film noir, cada vez más enquistado en una sociedad psicopática. Alguna vez los héroes fueron Al Capone, Lucky Luciano, Dillinger. Ganaron fama de violentos Humphrey Bogart, Edward G. Robinson y James Cagney, entre otros. La juventud los imitó como símbolos de la virilidad y el éxito económico. Sus costosos trajes, los habanos y la ostentación del dinero hicieron de ellos ejemplos dignos de seguir.
No sé si sirva de algo que – cuando Scorsese presenta a un personaje – con macabro sentido del humor especifica la fecha de su muerte y la forma en que ocurrió. ¡Total! Lo comido, lo bailado y lo asesinado no se lo quita nadie. Y me imagino que la última palabra queda a cargo de Dios, a quien estos hampones recurren en sus últimos momentos.
(The Irishman. USA, 2019)
sábado, 23 de noviembre de 2019
Terminator: Destino oculto - Por José Blanco Jiménez
De nuevo James Cameron toma las riendas de su Terminator (1984), esta vez como productor (para la dirección se sirve de Tim Miller de Deadpool, 2016), retomándolo donde había quedado en la segunda parte (Terminator: Judgment Day, 1989). Atrás se pierden para siempre la tercera parte (con la gélida Kristanna Loken, 2003), la cuarta (Salvation, 2009) y la quinta (Genisys, 2015): todas definitivamente olvidables.
Skynet ya no existe, porque el futuro fue cambiado, pero hay una nueva amenaza: Legion, una Inteligencia Artificial igualmente peligrosa.
Este episodio se desarrolla desde una perspectiva femenina: Grace (Mackenzie Davis) es un soldado “cibernéticamente mejorada”, que viene para salvar a Dani Ramos (Natalia Reyes), una joven obrera mexicana destinada a ser la adalid de la rebelión. El terminator de esta vez es un Rev-9 (Gabriel Luna), indestructible y proteiforme. En su defensa, acude también Sarah Connor (Linda Hamilton), cuyo hijo ha sido finalmente asesinado. El trío se dirige a Texas para recuperar la única arma que podría destruir al peligroso mutante. Y ahí se incorpora Schwarzenegger: el tejido humano del T-800 ha envejecido y la máquina, que ya no recibe órdenes de matar, ha desarrollado sentimientos casi humanos protegiendo a un niño y a su madre. Pero no necesita proteger al trío de heroínas porque ellas – al igual que la Imperator Furiosa de Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, de George Miller, 2015) – se defienden solas. No faltan, es claro, secuencias adrenalínicas, como la lucha por la supervivencia bajo el agua en el clima amniótico de El misterio del abismo (The Abyss, 1989). Y ya no se trata de una anunciación evangélica (se cita incluso a la Virgen María), sino de magníficas dispuestas a restablecer el orden a las que, por lo demás, Cameron tiene acostumbrado al público: la Ripley de Aliens (1986) y la Neytiri de Avatar (2009). Un detalle eso sí: la rubia y andrógina Davis (la replicante Mariette de Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve, 2017 y la niñera Tully, de Jason Reitman, 2018) aparece gigantesca junto a las otras protagonistas. En realidad, tiene “sólo” 1.78 m, pero la diferencia se nota junto a Linda Hamilton (1.68) y Natalia Reyes (1.55).
No digo más del relato, pero sí me parece importante un poco de análisis ideológico.
En primer lugar, el tema de la guerra perenne, que es el leitmotiv de casi toda la cinematografía norteamericana. En segundo lugar, los perniciosos efectos de la obediencia debida: máquinas para matar con apariencia humana como las que mandaron a Vietnam o Afganistán (hay una referencia explícita con respecto a RV-9). En tercer lugar, la inmisión del elemento latino: tanto el asesino como la futura líder tienen aspecto sudaca. Además, la transgresión del muro alude al futuro que se encarna en el inmigrante. Y, finalmente, la parábola del Salvador con la muerte de la máquina. Junto a la contradicción de amar y temer al porvenir.(Terminator: Dark Fate, 2019)
Skynet ya no existe, porque el futuro fue cambiado, pero hay una nueva amenaza: Legion, una Inteligencia Artificial igualmente peligrosa.
Este episodio se desarrolla desde una perspectiva femenina: Grace (Mackenzie Davis) es un soldado “cibernéticamente mejorada”, que viene para salvar a Dani Ramos (Natalia Reyes), una joven obrera mexicana destinada a ser la adalid de la rebelión. El terminator de esta vez es un Rev-9 (Gabriel Luna), indestructible y proteiforme. En su defensa, acude también Sarah Connor (Linda Hamilton), cuyo hijo ha sido finalmente asesinado. El trío se dirige a Texas para recuperar la única arma que podría destruir al peligroso mutante. Y ahí se incorpora Schwarzenegger: el tejido humano del T-800 ha envejecido y la máquina, que ya no recibe órdenes de matar, ha desarrollado sentimientos casi humanos protegiendo a un niño y a su madre. Pero no necesita proteger al trío de heroínas porque ellas – al igual que la Imperator Furiosa de Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, de George Miller, 2015) – se defienden solas. No faltan, es claro, secuencias adrenalínicas, como la lucha por la supervivencia bajo el agua en el clima amniótico de El misterio del abismo (The Abyss, 1989). Y ya no se trata de una anunciación evangélica (se cita incluso a la Virgen María), sino de magníficas dispuestas a restablecer el orden a las que, por lo demás, Cameron tiene acostumbrado al público: la Ripley de Aliens (1986) y la Neytiri de Avatar (2009). Un detalle eso sí: la rubia y andrógina Davis (la replicante Mariette de Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve, 2017 y la niñera Tully, de Jason Reitman, 2018) aparece gigantesca junto a las otras protagonistas. En realidad, tiene “sólo” 1.78 m, pero la diferencia se nota junto a Linda Hamilton (1.68) y Natalia Reyes (1.55).
No digo más del relato, pero sí me parece importante un poco de análisis ideológico.
En primer lugar, el tema de la guerra perenne, que es el leitmotiv de casi toda la cinematografía norteamericana. En segundo lugar, los perniciosos efectos de la obediencia debida: máquinas para matar con apariencia humana como las que mandaron a Vietnam o Afganistán (hay una referencia explícita con respecto a RV-9). En tercer lugar, la inmisión del elemento latino: tanto el asesino como la futura líder tienen aspecto sudaca. Además, la transgresión del muro alude al futuro que se encarna en el inmigrante. Y, finalmente, la parábola del Salvador con la muerte de la máquina. Junto a la contradicción de amar y temer al porvenir.(Terminator: Dark Fate, 2019)
viernes, 22 de noviembre de 2019
Terminator: Destinos Ocultos - Por Juan Pablo Donoso
Ni la sombra de los primeros Terminators. ¿Para qué seguir forzando secuelas?
Ciencia ficción futurista, cataratas de violencia, venganzas y efectos especiales resultan agobiantes para tapar un guion elemental, diálogos inconclusos (¡nunca responden las preguntas lógicas!), y lamentar el retorno de actores legendarios de la serie original: A. Schwarzenegger y Linda Hamilton (ahora envejecida, ronca y marimacho).
Ni la incorporación de jóvenes carismáticas como Mackenzie Davis (Misión Rescate 2015) y la colombiana Natalia Reyes, logran despertar empatía con sus personajes.
Su director Tim Miller (Deadpool 2016) - experto en animaciones y efectos visuales - complica aún más la trama introduciendo la 4ª dimensión: el Tiempo (el Presente se salva gracias al Futuro, y engendra alegría en el Pasado…).
Y en medio de toda la batahola de combates interminables, nuestra frágil heroína latina, Dani Ramos, que gesta en su vientre al Salvador del Futuro (¡!) sufre toda clase de golpes, porrazos, y debe aprender a disparar ametralladoras y a manejar camiones en breves minutos.
Si ya “terminaron con Terminator”, déjenlo tranquilo para que siga alimentando nuestras antiguas emociones y fantasías. Revivirlo así es volver a matarlo, ahora de verdad en nuestros recuerdos.
UN REFRITO GRANDILOCUENTE QUE NADA APORTA A LOS PRIMEROS TERMINATORS DE JAMES CAMERON (AVATAR, TITANIC, ETC.).
Ficha técnica
Título Original: Terminator: Dark Fate
Ciencia ficción futurista, cataratas de violencia, venganzas y efectos especiales resultan agobiantes para tapar un guion elemental, diálogos inconclusos (¡nunca responden las preguntas lógicas!), y lamentar el retorno de actores legendarios de la serie original: A. Schwarzenegger y Linda Hamilton (ahora envejecida, ronca y marimacho).
Ni la incorporación de jóvenes carismáticas como Mackenzie Davis (Misión Rescate 2015) y la colombiana Natalia Reyes, logran despertar empatía con sus personajes.
Su director Tim Miller (Deadpool 2016) - experto en animaciones y efectos visuales - complica aún más la trama introduciendo la 4ª dimensión: el Tiempo (el Presente se salva gracias al Futuro, y engendra alegría en el Pasado…).
Y en medio de toda la batahola de combates interminables, nuestra frágil heroína latina, Dani Ramos, que gesta en su vientre al Salvador del Futuro (¡!) sufre toda clase de golpes, porrazos, y debe aprender a disparar ametralladoras y a manejar camiones en breves minutos.
Si ya “terminaron con Terminator”, déjenlo tranquilo para que siga alimentando nuestras antiguas emociones y fantasías. Revivirlo así es volver a matarlo, ahora de verdad en nuestros recuerdos.
UN REFRITO GRANDILOCUENTE QUE NADA APORTA A LOS PRIMEROS TERMINATORS DE JAMES CAMERON (AVATAR, TITANIC, ETC.).
Ficha técnica
Título Original: Terminator: Dark Fate
Acción, aventuras, ciencia-ficción Fox EE.UU., España, Hungría - 2,08 hrs.
Fotografía: Ken Seng
Edición: Julian Clarke
Música: Junkie XL
Diseño Prod.: Sonja Klaus
Guion: David S. Goyer, Justin Rhodes, Billy Ray James Cameron (historia)
Actores: Linda Hamilton, Arnold Schwarzenegger, Mackenzie Davis
Director: Tim Miller
Reflejos Siniestros - Por Juan Pablo Donoso
Pesadilla rusa prolijamente filmada en cuanto a iluminación, montaje y sonido.
El argumento, basándose en la leyenda de la Reina de Espadas (A.Pushkin) utiliza la narrativa del subconsciente onírico de principio a fin.
Adolescentes huérfanos, rusos y rusas, en un internado escolar con leyenda maldita, invocan a la Reina de Espadas, y cada uno solicita un deseo. Ella emerge por la escalera del infierno, y los hace víctimas de los demonios escondidos tras los espejos.
Más que miedo nos transmite angustia y confusión. Por suerte es cortita.
PESADILLA RUSA FANTASMAGÓRICA. CON BUEN ESTILO TÉTRICO ESTIGMATIZA EL AGUA Y LOS ESPEJOS.
Ficha técnica
Título Original: Pikovaya
El argumento, basándose en la leyenda de la Reina de Espadas (A.Pushkin) utiliza la narrativa del subconsciente onírico de principio a fin.
Adolescentes huérfanos, rusos y rusas, en un internado escolar con leyenda maldita, invocan a la Reina de Espadas, y cada uno solicita un deseo. Ella emerge por la escalera del infierno, y los hace víctimas de los demonios escondidos tras los espejos.
Más que miedo nos transmite angustia y confusión. Por suerte es cortita.
PESADILLA RUSA FANTASMAGÓRICA. CON BUEN ESTILO TÉTRICO ESTIGMATIZA EL AGUA Y LOS ESPEJOS.
Ficha técnica
Título Original: Pikovaya
Dama. Zazerkalye Terror - BJDistribution Rusia - 1,23 hrs.
Fotografía: Aleksey Strelov
Edición: Vladimir Markov
Música: Sergei Stern
Diseño de Arte: Nikita Khorkov
Guion: Maria Ogneva Actores: Angelina Strechina, Daniil Izotov, Yan Alabushev
Director: Aleksandr Domogarov Jr.
El Buen Mentiroso - Por Juan Pablo Donoso
Tragicomedia de intriga y suspenso.
Guion ingenioso. Aunque desde el comienzo nos permiten sospechar el final, está llena de giros inesperados durante el desarrollo.
Trama inteligente, con ritmo tranquilo pero constante.
Muy bien ambientada.
Es un manjar ver a 3 estrellas inglesas desplegando su talento al máximo: Lady Helen Mirren, Sir Ian McKellen y Jim Carter (Mr. Carson de Downton Abbey).
Trama inteligente, con ritmo tranquilo pero constante.
Muy bien ambientada.
Es un manjar ver a 3 estrellas inglesas desplegando su talento al máximo: Lady Helen Mirren, Sir Ian McKellen y Jim Carter (Mr. Carson de Downton Abbey).
A través de un sofisticado enjambre de mentiras, astucias y estafas se van desgranando - como hojas de alcachofa - secretos de la guerra y facetas perversas de cada protagonista.
Para quienes lamenten que el final resulte algo ramplón, el mensaje llega con claridad: las heridas del pasado, nunca bien cicatrizadas, seguirán sangrando con flemática elegancia británica.
ESTUPENDOS ACTORES EN UN REFINADO JUEGO DE MENTIRAS, ESTAFAS Y VENGANZAS. AMENA Y RECOMENDABLE.
Ficha técnica
Título Original: The Good Liar
Para quienes lamenten que el final resulte algo ramplón, el mensaje llega con claridad: las heridas del pasado, nunca bien cicatrizadas, seguirán sangrando con flemática elegancia británica.
ESTUPENDOS ACTORES EN UN REFINADO JUEGO DE MENTIRAS, ESTAFAS Y VENGANZAS. AMENA Y RECOMENDABLE.
Ficha técnica
Título Original: The Good Liar
Tragicomedia, suspenso Warner Chile EE.UU. - 1,49 hrs.
Fotografía: Tobias A. Schliessler
Edición: Virginia Katz
Música: Carter Burwell
Diseño Prod.: John Stevenson
Guion: Jeffrey Hatcher, Nicholas Searle (novela)
Actores: Helen Mirren, Ian McKellen, Russell Tovey
Director: Bill Condon
jueves, 21 de noviembre de 2019
Terminator: Destino oculto - Por Jackie O.
“Nostalgia del pasado, que se transforma en un desgaste de franquicia”
La cinta comienza queriendo hacer una continuación de una de las películas anteriores con Sarah en primer plano.
Muchísima acción, lenta y más acción. Así se va desarrollando.
Y con los elementos conocidos: una mujer común y corriente, un robot malo y uno bueno que la protege.
Con escenas que son totalmente repetitivas que a veces cansa, tenemos a la protagonista llamada Dani que supuestamente es la nueva portadora del salvador del mundo, por lo que es perseguida por un robot REV9, llegando para salvarla Grace una súper guerrera.
Entre tanta pelea aparece Sarah Connor y la sensación es de wow! Pero dura poco.
Los tiempos en los diálogos son mal ejecutado y su continuidad o discontinuidad pierde sentido.
Conversan mucho y a veces sin decir nada concreto usan un tono de voz que quieren parecer rudo, pero es más caricaturesco. Hay mucha pelea full, lentitud en diálogos con carencia de dramatismo, más peleas y el villano que se muere pero no se muere.
Con los personajes que te llevan a la nostalgia (Linda y Arnold) con el fin de efectuar ese gancho comercial, pero no cumplen con lo esperado. Incluso en los momentos que estaban juntos no lograron la conexión deseada.
La heroína Natalia Reyes, no convence en su actuación (mala elección en el rol). Manteniendo actitudes que rayan en lo absurdo como aprender a manejar en minutos, tomar un arma como una experta guerrera en segundos, cara de intento de ruda, actuación forzada, etc. Con diálogos básicos, pero bueno, eso ya es problema de guion.
Mackenzie Davis, es una súper máquina de pelea, humana adaptada con súper poderes de pelea pero que sus energías duran un rato para luego inyectarse un líquido de algo y vuelve a la batalla. Es excelente su actuación, la única que actúa bien, bueno en realidad nuestro villano Gabriel Luna también aporta algo de lo suyo.
Es que las actuaciones del resto y guion no estuvieron a la altura de la leyenda Terminator.
Aunque las escenas de acción llega un momento a ser cansadoras, contradictoriamente te entretienes por que tienen muchas acrobacias con muchos efectos especiales, aunque algunas veces se notaba algunos efectos y se veían mal.
Pero de todas formas las acrobacias son muy entretenidas.
El guion malo, el director sabe hacer buenas tomas de acción pero falla mucho en la parte dramática.
Historia: James Cameron; Tim Miller; David Ellison
Año: 2019
La cinta comienza queriendo hacer una continuación de una de las películas anteriores con Sarah en primer plano.
Muchísima acción, lenta y más acción. Así se va desarrollando.
Y con los elementos conocidos: una mujer común y corriente, un robot malo y uno bueno que la protege.
Con escenas que son totalmente repetitivas que a veces cansa, tenemos a la protagonista llamada Dani que supuestamente es la nueva portadora del salvador del mundo, por lo que es perseguida por un robot REV9, llegando para salvarla Grace una súper guerrera.
Entre tanta pelea aparece Sarah Connor y la sensación es de wow! Pero dura poco.
Los tiempos en los diálogos son mal ejecutado y su continuidad o discontinuidad pierde sentido.
Conversan mucho y a veces sin decir nada concreto usan un tono de voz que quieren parecer rudo, pero es más caricaturesco. Hay mucha pelea full, lentitud en diálogos con carencia de dramatismo, más peleas y el villano que se muere pero no se muere.
Con los personajes que te llevan a la nostalgia (Linda y Arnold) con el fin de efectuar ese gancho comercial, pero no cumplen con lo esperado. Incluso en los momentos que estaban juntos no lograron la conexión deseada.
La heroína Natalia Reyes, no convence en su actuación (mala elección en el rol). Manteniendo actitudes que rayan en lo absurdo como aprender a manejar en minutos, tomar un arma como una experta guerrera en segundos, cara de intento de ruda, actuación forzada, etc. Con diálogos básicos, pero bueno, eso ya es problema de guion.
Mackenzie Davis, es una súper máquina de pelea, humana adaptada con súper poderes de pelea pero que sus energías duran un rato para luego inyectarse un líquido de algo y vuelve a la batalla. Es excelente su actuación, la única que actúa bien, bueno en realidad nuestro villano Gabriel Luna también aporta algo de lo suyo.
Es que las actuaciones del resto y guion no estuvieron a la altura de la leyenda Terminator.
Aunque las escenas de acción llega un momento a ser cansadoras, contradictoriamente te entretienes por que tienen muchas acrobacias con muchos efectos especiales, aunque algunas veces se notaba algunos efectos y se veían mal.
Pero de todas formas las acrobacias son muy entretenidas.
El guion malo, el director sabe hacer buenas tomas de acción pero falla mucho en la parte dramática.
La secuencia de los diálogos no tenía mucho sentido.
Le faltó el suspenso de la persecución, aquella que lograba mantenerte muy atento.
Confieso que me reí bastante, no sé si era por lo absurdo de todo, por las peleas o… no sé, me reí.
Si quieres adrenalina y entretenerte un rato sin pensar en nada, menos fijarte en los malos detalles, vela. Una película palomera.
Ficha técnica
Le faltó el suspenso de la persecución, aquella que lograba mantenerte muy atento.
Confieso que me reí bastante, no sé si era por lo absurdo de todo, por las peleas o… no sé, me reí.
Si quieres adrenalina y entretenerte un rato sin pensar en nada, menos fijarte en los malos detalles, vela. Una película palomera.
Ficha técnica
Historia: James Cameron; Tim Miller; David Ellison
Año: 2019
Director: Tim Miller
La Despedida - Por Juan Pablo Donoso
Un drama de desarraigo cultural narrado en amable tono de tragicomedia.
Una soltera treintona (Akwafina - Asiáticas Millonarias 2018) nacida en China, pero criada en N.Y., al visitar el país de su familia, y al comparar sus costumbres y valores - experimenta el desgarro de ignorar cuál es su verdadera identidad en el mundo.
Inspirada en una vivencia personal, su guionista y directora - Lulu Wang (Posthumous 2014) - define el relato como una “mentira verdadera” o una “verdad mentirosa” por amor y compasión.
En N.Y. reciben la noticia que la abuela Nai Nai sufre de cáncer terminal. La familia entera viaja a Pekín para acompañarla en sus últimos días. Hay gran alegría de parientes al reencontrarse en China.
Pero, una vez allá, se enteran que - por decoro - a la abuela hay que ocultarle la verdad de su condición. Más aún, para estimularla, le informan que uno de sus nietos chinos se casará pronto con una japonesita. Y se inicia la preparación de una fastuosa boda falsa, que incluye todos los preparativos de rigor.
Para Billi, absolutamente neoyorkina, esta costumbre es aberrante. Le mentirán a la abuela del resultado de sus exámenes médicos y seguirán adelante con la farsa de la boda.
Hay tragicómicas escenas como aquella en que visitan la tumba de un abuelo, le llevan toda clase de alimentos sabrosos, beben por él como si pudiera compartirlos, y le rinden una solemne ceremonia de honor y respeto.
Billi sufre junto a su adorable y feliz abuela conociendo la verdad sin podérsela revelar.
Este es el nudo trágico de la película y de su protagonista: tener que seguir festejando y viviendo graciosas situaciones cotidianas como si nada ocurriera. Costumbre diametralmente opuesta en occidente donde el enfermo debe conocer con claridad su destino.
Todos los actores, niños incluidos, se comportan con notable soltura.
Si bien la actriz oriental-americana Akwafina lleva el peso del relato debiendo experimentar el doble estándar axiológico, destacamos entre los demás a Zhao Shuzhen, como la abuela. Carismática, alegre y positiva a pesar de haber vivido el largo periodo del yugo maoísta en sus varias facetas.
TESTIMONIO MUY FEMENINO Y SUTIL DE UN DILEMA ÉTICO Y CULTURAL. GRATA Y SUGERENTE.
Ficha técnica
Título Original: The Farewell
Inspirada en una vivencia personal, su guionista y directora - Lulu Wang (Posthumous 2014) - define el relato como una “mentira verdadera” o una “verdad mentirosa” por amor y compasión.
En N.Y. reciben la noticia que la abuela Nai Nai sufre de cáncer terminal. La familia entera viaja a Pekín para acompañarla en sus últimos días. Hay gran alegría de parientes al reencontrarse en China.
Pero, una vez allá, se enteran que - por decoro - a la abuela hay que ocultarle la verdad de su condición. Más aún, para estimularla, le informan que uno de sus nietos chinos se casará pronto con una japonesita. Y se inicia la preparación de una fastuosa boda falsa, que incluye todos los preparativos de rigor.
Para Billi, absolutamente neoyorkina, esta costumbre es aberrante. Le mentirán a la abuela del resultado de sus exámenes médicos y seguirán adelante con la farsa de la boda.
Hay tragicómicas escenas como aquella en que visitan la tumba de un abuelo, le llevan toda clase de alimentos sabrosos, beben por él como si pudiera compartirlos, y le rinden una solemne ceremonia de honor y respeto.
Billi sufre junto a su adorable y feliz abuela conociendo la verdad sin podérsela revelar.
Este es el nudo trágico de la película y de su protagonista: tener que seguir festejando y viviendo graciosas situaciones cotidianas como si nada ocurriera. Costumbre diametralmente opuesta en occidente donde el enfermo debe conocer con claridad su destino.
Todos los actores, niños incluidos, se comportan con notable soltura.
Si bien la actriz oriental-americana Akwafina lleva el peso del relato debiendo experimentar el doble estándar axiológico, destacamos entre los demás a Zhao Shuzhen, como la abuela. Carismática, alegre y positiva a pesar de haber vivido el largo periodo del yugo maoísta en sus varias facetas.
TESTIMONIO MUY FEMENINO Y SUTIL DE UN DILEMA ÉTICO Y CULTURAL. GRATA Y SUGERENTE.
Ficha técnica
Título Original: The Farewell
Tragicomedia EE.UU. y China - 1,40 hrs.
Cine-Arte Patricia Ready
Fotografía: Anna Franquesa Solano
Edición: Matt Friedman, Michael Taylor
Música: Alex Weston
Diseño Prod.: Yong Ok Lee Actores: Zhao Shuzhen, Awkwafina, X Mayo
Guionista y Directora: Lulu Wang
Reflejos siniestros - Por José Blanco Jiménez
El título escogido en castellano para Chile quita una de las referencias más importante de esta película rusa. En efecto, la Pikovaya dama no es otra que la “Dama de Picas” del famoso cuento de Aleksandr Pushkin (1833) y de la aun más famosa ópera de Piotr ILich Chaikovski, con libreto de su hermano Modesto (1890).
En Chile, ya hemos visto otras películas rusas de terror tales como La novia (2017) y La sirena(2018), ambas de Svyatoslav Podgaevskiy, cuyos comentarios pueden leer en el archivo de www.candilejas.cl.
Aleksandr Domogarov es un joven director (nacido en 1989), que no hay que confundir con el actor homónimo (nacido en 1963). Debuta en cine con esta película y más que en el terror la centra en el misterio, con un ambiente claustrofóbico que me recordó El espinazo del diablo (de Guillermo del Toro, 2001) y El orfanato (de J.A. Bayona, 2207).
La “Dama de picas” (o “de espadas”, puesto que se refiere a la baraja de los naipes) equivale a la “Bloody Mary” de los anglosajones, la “Verónica” de los españoles y - ¿por qué no? – en parte la “Viuda” de los chilotes. Sólo que no busca a sus víctimas, sino que éstas la buscan a ella y la encuentran a través de un espejo para pedir deseos íntimos.
Una jovencita y su hermano son abandonados en un lúgubre internado (se trata de un lugar real: el Sanatorio Gertsena, en las cercanías de Moscú) junto con otros muchachos que sus familias no desean tener. Ella hace amistad con un grupo, que se aventura por el sector abandonado del edificio. Cometerán la imprudencia de efectuar un rito frente a un espejo cubierto con misteriosos dibujos, más por juego que por convicción. Los efectos no se hacen esperar: sus peticiones se empiezan a cumplir y también a pagar.
No diré más del relato. Sólo una reflexión: pareciera ser que este nuevo filón ruso es un exorcismo para los fantasmas reales de su sociedad actual. Hay momentos de buen cine, como las visiones de la muchacha con sobrepeso o el uso lumínico de los tonos azulados para describir el mundo intraespecular.
Y la influencia de James Wam es evidente, con películas como Demonio (Insidious, 2010) o El conjuro (The Conjuring, 2013).
(Pikovaya dama. Zazerkalye / Queen of Spades: The Looking Glass. Rusia, 2019)
En Chile, ya hemos visto otras películas rusas de terror tales como La novia (2017) y La sirena(2018), ambas de Svyatoslav Podgaevskiy, cuyos comentarios pueden leer en el archivo de www.candilejas.cl.
Aleksandr Domogarov es un joven director (nacido en 1989), que no hay que confundir con el actor homónimo (nacido en 1963). Debuta en cine con esta película y más que en el terror la centra en el misterio, con un ambiente claustrofóbico que me recordó El espinazo del diablo (de Guillermo del Toro, 2001) y El orfanato (de J.A. Bayona, 2207).
La “Dama de picas” (o “de espadas”, puesto que se refiere a la baraja de los naipes) equivale a la “Bloody Mary” de los anglosajones, la “Verónica” de los españoles y - ¿por qué no? – en parte la “Viuda” de los chilotes. Sólo que no busca a sus víctimas, sino que éstas la buscan a ella y la encuentran a través de un espejo para pedir deseos íntimos.
Una jovencita y su hermano son abandonados en un lúgubre internado (se trata de un lugar real: el Sanatorio Gertsena, en las cercanías de Moscú) junto con otros muchachos que sus familias no desean tener. Ella hace amistad con un grupo, que se aventura por el sector abandonado del edificio. Cometerán la imprudencia de efectuar un rito frente a un espejo cubierto con misteriosos dibujos, más por juego que por convicción. Los efectos no se hacen esperar: sus peticiones se empiezan a cumplir y también a pagar.
No diré más del relato. Sólo una reflexión: pareciera ser que este nuevo filón ruso es un exorcismo para los fantasmas reales de su sociedad actual. Hay momentos de buen cine, como las visiones de la muchacha con sobrepeso o el uso lumínico de los tonos azulados para describir el mundo intraespecular.
Y la influencia de James Wam es evidente, con películas como Demonio (Insidious, 2010) o El conjuro (The Conjuring, 2013).
(Pikovaya dama. Zazerkalye / Queen of Spades: The Looking Glass. Rusia, 2019)
martes, 19 de noviembre de 2019
El pasado que nos une - Por Carlos Correa
Esta cinta del director Bart Freundlich narra la particular historia de la responsable de un orfanato en India que necesita imperiosamente recursos económicos para seguir desarrollando su labor. Una interesante oportunidad se abre pues una donación cuantiosa ofrecida por una empresaria norteamericana puede cambiar la vida de muchísimos niños y niñas en situación de vulnerabilidad.
Isabel Anderson -Michelle Williams- tiene dudas sobre el dinero involucrado y por sobre todo de la exigencia de la donante, Theresa Young -Julianne Moore-, quien quiere que viaje a Nueva York para conocerla y definir los términos del millonario aporte. Pese a su reticencia inicial, Isabel accede a la petición; todo es demasiado hermoso para ser real. La donación es verdadera y también lo es la intención genuina de Theresa de ayudar a la noble causa. No obstante hay algo más; una boda se celebra en esos días. Se trata del matrimonio de Grace, hija de Theresa y su esposo Oscar -Billy Crudup-, e Isabel es invitada a compartir en el evento familiar. En ese momento se une la historia presente con su pasado, las opciones, los caminos y las decisiones que tomó, junto a todo aquello que ha configurado su vida desde entonces.
La película es un remake de la exitosa cinta danesa del mismo nombre -“After the Wedding”- que el año 2006 fue nominada al Oscar como mejor película extranjera. La historia es potente, llena de significaciones y con una emocionalidad a flor de piel. Esta versión, sin embargo, no conecta en ese sentido pues carece de un guion que le permita desarrollar y profundizar el tejido del relato, dotar a los personajes de mayor sensibilidad y configurar una narrativa que conduzca hacia los puntos de mayor tensión sin que estos parezcan fuera de contexto.
Dos tomas aéreas abren y cierran la película, casi como si se tratara de unas comillas. Pueden tener un significado diferente, como tomando distancia, pero parecieran ser una cita a la cinta original. Los actores también se encuentran “entre comillas” pese a tener solidez y gran experiencia. Verlos a la deriva durante varios momentos del filme da la sensación que algo quedó trunco en el camino, en la producción o tal vez en los tiempos y la forma de filmación. Hay escenas que parecen rodadas en otro contexto y que al momento de editarlas y componerlas como parte del desarrollo narrativo no se visualizan como resultado de un progreso dramático, pese al esfuerzo evidentemente desplegado por sus actores.
“El pasado que nos une” tiene su mayor debilidad en la falta de desarrollo de una idea que sin duda es rica en matices y originalidad. Tal vez la urgencia de hacer una nueva versión pudo jugar en contra o tal vez la adaptación resultó más difícil de realizar. No obstante estos reparos, la cinta no se hace densa y sus 110 minutos transcurren con cierta fluidez. Lo anticipable de las situaciones que se muestran y la mezquindad narrativa en la que cae por largos minutos -diálogos cotidianos, lentos y sin banda sonora- alargan innecesariamente una cinta que perfectamente podría haberse limitado en duración y contenido, para conseguir un resultado distinto.
Ficha técnica
Título original: After the Wedding
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: MPATW / Paradox Studios / Rock Island. Distribuida por Sony Pictures Classics
Género: Drama | Remake. Familia. Melodrama
Guion: Bart Freundlich (Guion original: Susanne Bier, Anders Thomas Jensen)
Música: Mychael Danna
Fotografía: Julio Macat
Reparto: Julianne Moore, Michelle Williams, Billy Crudup, Will Chase, Alex Esola, Abby Quinn, Eisa Davis, Azhy Robertson, Doris McCarthy, Alex Cranmer, Ron Simons, Amelia Workman
Dirección: Bart Freundlich
Isabel Anderson -Michelle Williams- tiene dudas sobre el dinero involucrado y por sobre todo de la exigencia de la donante, Theresa Young -Julianne Moore-, quien quiere que viaje a Nueva York para conocerla y definir los términos del millonario aporte. Pese a su reticencia inicial, Isabel accede a la petición; todo es demasiado hermoso para ser real. La donación es verdadera y también lo es la intención genuina de Theresa de ayudar a la noble causa. No obstante hay algo más; una boda se celebra en esos días. Se trata del matrimonio de Grace, hija de Theresa y su esposo Oscar -Billy Crudup-, e Isabel es invitada a compartir en el evento familiar. En ese momento se une la historia presente con su pasado, las opciones, los caminos y las decisiones que tomó, junto a todo aquello que ha configurado su vida desde entonces.
La película es un remake de la exitosa cinta danesa del mismo nombre -“After the Wedding”- que el año 2006 fue nominada al Oscar como mejor película extranjera. La historia es potente, llena de significaciones y con una emocionalidad a flor de piel. Esta versión, sin embargo, no conecta en ese sentido pues carece de un guion que le permita desarrollar y profundizar el tejido del relato, dotar a los personajes de mayor sensibilidad y configurar una narrativa que conduzca hacia los puntos de mayor tensión sin que estos parezcan fuera de contexto.
Dos tomas aéreas abren y cierran la película, casi como si se tratara de unas comillas. Pueden tener un significado diferente, como tomando distancia, pero parecieran ser una cita a la cinta original. Los actores también se encuentran “entre comillas” pese a tener solidez y gran experiencia. Verlos a la deriva durante varios momentos del filme da la sensación que algo quedó trunco en el camino, en la producción o tal vez en los tiempos y la forma de filmación. Hay escenas que parecen rodadas en otro contexto y que al momento de editarlas y componerlas como parte del desarrollo narrativo no se visualizan como resultado de un progreso dramático, pese al esfuerzo evidentemente desplegado por sus actores.
“El pasado que nos une” tiene su mayor debilidad en la falta de desarrollo de una idea que sin duda es rica en matices y originalidad. Tal vez la urgencia de hacer una nueva versión pudo jugar en contra o tal vez la adaptación resultó más difícil de realizar. No obstante estos reparos, la cinta no se hace densa y sus 110 minutos transcurren con cierta fluidez. Lo anticipable de las situaciones que se muestran y la mezquindad narrativa en la que cae por largos minutos -diálogos cotidianos, lentos y sin banda sonora- alargan innecesariamente una cinta que perfectamente podría haberse limitado en duración y contenido, para conseguir un resultado distinto.
Ficha técnica
Título original: After the Wedding
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: MPATW / Paradox Studios / Rock Island. Distribuida por Sony Pictures Classics
Género: Drama | Remake. Familia. Melodrama
Guion: Bart Freundlich (Guion original: Susanne Bier, Anders Thomas Jensen)
Música: Mychael Danna
Fotografía: Julio Macat
Reparto: Julianne Moore, Michelle Williams, Billy Crudup, Will Chase, Alex Esola, Abby Quinn, Eisa Davis, Azhy Robertson, Doris McCarthy, Alex Cranmer, Ron Simons, Amelia Workman
Dirección: Bart Freundlich
jueves, 14 de noviembre de 2019
Estafadoras de Wall Street - Por Juan Pablo Donoso
Desequilibrada en sus méritos. Atractiva en la forma y defectuosa en el guion.
Describe el caso real - New York Magazine (Jessica Pressler) - de un grupo de bailarinas exóticas de cabaret que, rebelándose contra los jefes explotadores, organizaron una banda para esquilmar a los ejecutivos millonarios de Wall Street.
Aprovechándose de la lascivia de sus clientes, los drogaban, les usaban las tarjetas de crédito, y con el dinero alcanzaron un elevado nivel económico y de elegancia.
La justificación era criar a sus hijos y ayudar a sus familiares ancianos. Se consolaban sabiendo que sus víctimas se enriquecían especulando con el dinero de otros.
Se sentían inteligentes, ingeniosas y altruistas. Una revancha feminista contra la estupidez machista.
Todo anduvo bien durante años, hasta que la droga, los celos y la imprudencia corroyeron los lazos de lealtad del grupo.
Los elementos atractivos de esta aventura son: buenas y comprometidas actrices, fastuosa producción que incluye salones de vida nocturna, desfile innumerable de vestidos y zapatos, una edición ágil, y una abundante selección musical.
En la banda sonora se agradecen, entre las variadas canciones populares, los diez trozos de Estudios de Chopin interpretados magistralmente por L.H. Thomas.
En fin, hay muchos elementos audio-visuales para enriquecer la aventura de estas “robinhoodes” urbanas.
Pero la directora Lorene Scafaria debió pedir asesoría dramatúrgica con el guion.
Como es sólo una progresión de acontecimientos, al carecer de una fuerza antagónica proporcional, se va poniendo monótona y repetitiva: uno tras otro van cayendo en la trampa los bodoques masculinos. Por más que las mujeres interaccionen entre sí, con la maternidad y los lazos familiares, el relato se va transformando en una meseta cuyo desenlace demora demasiado.
Los personajes van perdiendo nuestro afecto, y con excepción de los trozos musicales y el despliegue de ornaménticas, nos importa muy poco en que terminará esta epopeya de jactancia feminista. Ni siquiera hay un ejemplar masculino digno de respeto o empatía. Son todos unos imbéciles desechables.
Jennifer López, a su edad, sigue alardeando sensualidad. Constance Wu aporta su carisma asiático y, aparte de las demás integrantes del clan, se desperdicia aquella enorme actriz Mercedes Ruehl (El Pescador de Ilusiones - 1991).
Es lamentable mostrar un género femenino tan delincuente como el de los hombres que ellas dicen aborrecer.
FEMINISMO LLENO DE GANCHOS GLAMOROSOS PARA CAMUFLAR UN GUION CHATO Y REPETITIVO.
Ficha técnica
Título Original: Hustlers
Describe el caso real - New York Magazine (Jessica Pressler) - de un grupo de bailarinas exóticas de cabaret que, rebelándose contra los jefes explotadores, organizaron una banda para esquilmar a los ejecutivos millonarios de Wall Street.
Aprovechándose de la lascivia de sus clientes, los drogaban, les usaban las tarjetas de crédito, y con el dinero alcanzaron un elevado nivel económico y de elegancia.
La justificación era criar a sus hijos y ayudar a sus familiares ancianos. Se consolaban sabiendo que sus víctimas se enriquecían especulando con el dinero de otros.
Se sentían inteligentes, ingeniosas y altruistas. Una revancha feminista contra la estupidez machista.
Todo anduvo bien durante años, hasta que la droga, los celos y la imprudencia corroyeron los lazos de lealtad del grupo.
Los elementos atractivos de esta aventura son: buenas y comprometidas actrices, fastuosa producción que incluye salones de vida nocturna, desfile innumerable de vestidos y zapatos, una edición ágil, y una abundante selección musical.
En la banda sonora se agradecen, entre las variadas canciones populares, los diez trozos de Estudios de Chopin interpretados magistralmente por L.H. Thomas.
En fin, hay muchos elementos audio-visuales para enriquecer la aventura de estas “robinhoodes” urbanas.
Pero la directora Lorene Scafaria debió pedir asesoría dramatúrgica con el guion.
Como es sólo una progresión de acontecimientos, al carecer de una fuerza antagónica proporcional, se va poniendo monótona y repetitiva: uno tras otro van cayendo en la trampa los bodoques masculinos. Por más que las mujeres interaccionen entre sí, con la maternidad y los lazos familiares, el relato se va transformando en una meseta cuyo desenlace demora demasiado.
Los personajes van perdiendo nuestro afecto, y con excepción de los trozos musicales y el despliegue de ornaménticas, nos importa muy poco en que terminará esta epopeya de jactancia feminista. Ni siquiera hay un ejemplar masculino digno de respeto o empatía. Son todos unos imbéciles desechables.
Jennifer López, a su edad, sigue alardeando sensualidad. Constance Wu aporta su carisma asiático y, aparte de las demás integrantes del clan, se desperdicia aquella enorme actriz Mercedes Ruehl (El Pescador de Ilusiones - 1991).
Es lamentable mostrar un género femenino tan delincuente como el de los hombres que ellas dicen aborrecer.
FEMINISMO LLENO DE GANCHOS GLAMOROSOS PARA CAMUFLAR UN GUION CHATO Y REPETITIVO.
Ficha técnica
Título Original: Hustlers
Tragicomedia delictual Diamond Films EE.UU. - 1,50 hrs.
Fotografía: Todd Banhazl
Edición: Kayla Emter
Diseño Prod: Jane Musky
Actores: Constance Wu, Jennifer Lopez, Julia Stiles
Guionista y Directora: Lorene Scafaria
martes, 12 de noviembre de 2019
Estafadoras de Wall Street - Por Carlos Correa
Esta cinta tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto y de inmediato se transformó en una sorpresa por la recepción del público y de la crítica. Escrita y dirigida por Lorene Scafaria y basada en el artículo de prensa del año 2015, “The Hustlers at Scores” de Jessica Pressler, la película -protagonizada por Jennifer López, Constance Wu, Cardi B, Keke Palmer, Julia Stiles y Lili Reinhart- narra la historia de un grupo de bailarinas de striptease que se confabulan para estafar a sus clientes, todos ricos ejecutivos del mundo financiero de Wall Street, quienes incautamente caen en sus redes de alcohol, sexo y diversión. Todo comienza a peligrar cuando una periodista del New York Magazine comienza a investigar los hechos y este naciente y lucrativo “negocio familiar” empieza a tambalear poniendo en jaque la lealtad de las amigas.
“Hustlers” -su título original- presenta a Jennifer López interpretando a Ramona Vega, como líder del grupo. Su actuación, llena de desplante y carisma, seduce desde un comienzo y se complementa a la perfección con el resto del reparto. Cada una de las protagonistas tiene sus propios problemas, situaciones económicas y familiares que resolver. Es por eso que la idea de obtener beneficios de estos nuevos “clientes” les despierta más esperanza que temor. No obstante, observamos a poco andar que el engranaje no está exento de dificultades y puede hacer agua en cualquier momento pues no es fácil mantenerse firme si se ven amenazadas por el descubrimiento paulatino de la verdad.
La película está inspirada en hechos reales, lo que es significativo, porque dota a la historia de realismo. La madeja se va componiendo en forma lenta, nada es apresurado e incluso por momentos pareciera que el ritmo decae por prestar atención en detalles importantes pero no fundamentales en el desarrollo del guion. En esos momentos es que destacan aun más las actuaciones, porque Jénnifer López llena la pantalla y el coro responde espléndido para mostrar un ambiente lleno de lujuria y desenfreno; Constance Wu como Destiny -Wu-, Keke Palmer como Mercedes y Lili Reinhart como Annabelle, están todas en alto nivel.
En un tono de comedia, la película también cumple un rol de denuncia. Como bailarinas son abusadas, les pagan menos de lo que les corresponde, están expuestas a todo tipo de malos ratos y actos denigrantes provocándoles frustración y rabia. Sin embargo, al proponerse dar vuelta la situación, son ellas las que ahora abusan y roban a otros, usando su belleza, sus encantos y su máxima seducción. Esta premisa también es denuncia; si los ejecutivos de Wall Street le han robado a todo el mundo, ¿por qué ellas no pueden hacerlo? “El juego está arreglado y no premia a los que si siguen las reglas”, menciona Ramona como una bandera de lucha.
La ambición, el poder, el dinero y las mentiras son adictivas pero tienen límites. La vulnerabilidad de la cadena permite que se corte en los lugares más débiles, es decir, cuando la amenaza recae en cada una, individualmente, y deben decidir si velar por su propia causa o mantener la lealtad con un grupo que se ve cada vez más acorralado.
Visualmente atractiva y con un fondo muy actual, “Las estafadoras de Wall Street” responde a las expectativas de su recepción y resulta ser una cinta interesante que aporta niveles de lectura inesperados para su género junto al tratamiento abierto de una temática que nunca es fácil ni sencilla de abordar.
Ficha técnica
Título original: Hustlers
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Gloria Sanchez Productions, STXfilms, Annapurna Pictures. Distribuida por STX Entertainment
Género: Drama. Comedia | Basado en hechos reales
Guion: Jessica Pressler, Lorene Scafaria
Fotografía: Todd Banhazl
Reparto: Jennifer Lopez, Constance Wu, Lili Reinhart, Julia Stiles, Cardi B, Mercedes Ruehl, Keke Palmer, Trace Lysette, Vanessa Aspillaga, Mette Towley, Lizzo, Madeline Brewer, Tia Barr, Tommy Bayiokos, Tommy Beardmore, Steven Boyer, Kristoffe Brodeur, Kristina Asriyan
Dirección: Lorene Scafaria
“Hustlers” -su título original- presenta a Jennifer López interpretando a Ramona Vega, como líder del grupo. Su actuación, llena de desplante y carisma, seduce desde un comienzo y se complementa a la perfección con el resto del reparto. Cada una de las protagonistas tiene sus propios problemas, situaciones económicas y familiares que resolver. Es por eso que la idea de obtener beneficios de estos nuevos “clientes” les despierta más esperanza que temor. No obstante, observamos a poco andar que el engranaje no está exento de dificultades y puede hacer agua en cualquier momento pues no es fácil mantenerse firme si se ven amenazadas por el descubrimiento paulatino de la verdad.
La película está inspirada en hechos reales, lo que es significativo, porque dota a la historia de realismo. La madeja se va componiendo en forma lenta, nada es apresurado e incluso por momentos pareciera que el ritmo decae por prestar atención en detalles importantes pero no fundamentales en el desarrollo del guion. En esos momentos es que destacan aun más las actuaciones, porque Jénnifer López llena la pantalla y el coro responde espléndido para mostrar un ambiente lleno de lujuria y desenfreno; Constance Wu como Destiny -Wu-, Keke Palmer como Mercedes y Lili Reinhart como Annabelle, están todas en alto nivel.
En un tono de comedia, la película también cumple un rol de denuncia. Como bailarinas son abusadas, les pagan menos de lo que les corresponde, están expuestas a todo tipo de malos ratos y actos denigrantes provocándoles frustración y rabia. Sin embargo, al proponerse dar vuelta la situación, son ellas las que ahora abusan y roban a otros, usando su belleza, sus encantos y su máxima seducción. Esta premisa también es denuncia; si los ejecutivos de Wall Street le han robado a todo el mundo, ¿por qué ellas no pueden hacerlo? “El juego está arreglado y no premia a los que si siguen las reglas”, menciona Ramona como una bandera de lucha.
La ambición, el poder, el dinero y las mentiras son adictivas pero tienen límites. La vulnerabilidad de la cadena permite que se corte en los lugares más débiles, es decir, cuando la amenaza recae en cada una, individualmente, y deben decidir si velar por su propia causa o mantener la lealtad con un grupo que se ve cada vez más acorralado.
Visualmente atractiva y con un fondo muy actual, “Las estafadoras de Wall Street” responde a las expectativas de su recepción y resulta ser una cinta interesante que aporta niveles de lectura inesperados para su género junto al tratamiento abierto de una temática que nunca es fácil ni sencilla de abordar.
Ficha técnica
Título original: Hustlers
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Gloria Sanchez Productions, STXfilms, Annapurna Pictures. Distribuida por STX Entertainment
Género: Drama. Comedia | Basado en hechos reales
Guion: Jessica Pressler, Lorene Scafaria
Fotografía: Todd Banhazl
Reparto: Jennifer Lopez, Constance Wu, Lili Reinhart, Julia Stiles, Cardi B, Mercedes Ruehl, Keke Palmer, Trace Lysette, Vanessa Aspillaga, Mette Towley, Lizzo, Madeline Brewer, Tia Barr, Tommy Bayiokos, Tommy Beardmore, Steven Boyer, Kristoffe Brodeur, Kristina Asriyan
Dirección: Lorene Scafaria
viernes, 8 de noviembre de 2019
Descubriendo a mi hijo - Por Jackie O.
“El redescubrimiento de la paternidad”
Ariel es un hombre maduro exitoso y sin hijos, que se entera repentinamente que tiene un hijo de 19 años, su ex novia de universidad nunca le contó que estaba embarazada cuando se separaron.
¿Pero porque contarle después de 20 años?
Este hijo acaba de morir en un accidente, y es tal vez ese sentimiento de culpa de esta madre de haberle dicho a su hijo que su padre biológico murió, y necesita su propia calma... O solo cumplió con lo querido por su antiguo novio que no quería hijos…
Solo nos encontramos ante la ausencia.
La ausencia de hijo, de padre, de madre, de amigos, del amor…
Adam, este joven que empezamos a conocer después de su muerte y su carencia de muchas cosas. Carencias propias que tienen algunos adolecentes, que tiene todo ser humano…
Ariel se embarca en un viaje a la ciudad donde vivía su hijo, con el fin de conocer quien era, y de todo lo que pudo haber sido. Conociendo diversas facetas del joven producto de conversaciones con quienes conformaban su entorno.
Un entorno negativo, obsesivo, apasionado, feliz, difícil.
La actuaciones son muy correctas, la ambientación muy bien escogida que acompaña el guion. Una historia que no decae ya que su ritmo pasa por diferentes estados que te mantienen atento a cada acontecimiento que va descubriendo nuestro protagonista sobre la vida de su hijo, en donde él también aprende a descubrirse en una faceta que renegó siempre: la de padre. Por ese hijo que nunca llegó a ver, pero de todas formas descubrió y lo amó.
Una película sobre el duelo, con final esperanzador para el alma.
Ficha técnica
“Descubriendo a mi hijo”
Título original: Ga’agua.
País: Israel Año: 2017.
Dirección y Guion: Savi Gabizon.
Elenco: Ella Armony, Asi Levy, Shai Avivi, Shmil Ben Ari, Salim Dau, Erez Driges, Shmuel Edelman, Adam Gabay, Shiri Golan, Yiftach Kaminer, Ori Laizerouvich. Fotografía: Asaf Sudri.
Montaje: Tali Helter-Shenkar/Escenografïa: Shahar Bar-Adon.
Duración: 100 minutos
Ariel es un hombre maduro exitoso y sin hijos, que se entera repentinamente que tiene un hijo de 19 años, su ex novia de universidad nunca le contó que estaba embarazada cuando se separaron.
¿Pero porque contarle después de 20 años?
Este hijo acaba de morir en un accidente, y es tal vez ese sentimiento de culpa de esta madre de haberle dicho a su hijo que su padre biológico murió, y necesita su propia calma... O solo cumplió con lo querido por su antiguo novio que no quería hijos…
Solo nos encontramos ante la ausencia.
La ausencia de hijo, de padre, de madre, de amigos, del amor…
Adam, este joven que empezamos a conocer después de su muerte y su carencia de muchas cosas. Carencias propias que tienen algunos adolecentes, que tiene todo ser humano…
Ariel se embarca en un viaje a la ciudad donde vivía su hijo, con el fin de conocer quien era, y de todo lo que pudo haber sido. Conociendo diversas facetas del joven producto de conversaciones con quienes conformaban su entorno.
Un entorno negativo, obsesivo, apasionado, feliz, difícil.
La actuaciones son muy correctas, la ambientación muy bien escogida que acompaña el guion. Una historia que no decae ya que su ritmo pasa por diferentes estados que te mantienen atento a cada acontecimiento que va descubriendo nuestro protagonista sobre la vida de su hijo, en donde él también aprende a descubrirse en una faceta que renegó siempre: la de padre. Por ese hijo que nunca llegó a ver, pero de todas formas descubrió y lo amó.
Una película sobre el duelo, con final esperanzador para el alma.
Ficha técnica
“Descubriendo a mi hijo”
Título original: Ga’agua.
País: Israel Año: 2017.
Dirección y Guion: Savi Gabizon.
Elenco: Ella Armony, Asi Levy, Shai Avivi, Shmil Ben Ari, Salim Dau, Erez Driges, Shmuel Edelman, Adam Gabay, Shiri Golan, Yiftach Kaminer, Ori Laizerouvich. Fotografía: Asaf Sudri.
Montaje: Tali Helter-Shenkar/Escenografïa: Shahar Bar-Adon.
Duración: 100 minutos
jueves, 7 de noviembre de 2019
Los Locos Addams - Por Juan Pablo Donoso
Al parecer, será difícil recrear la magia y fascinación de la serie original de TV de los años 60.
Este largometraje animado queda más terrorífico que cordial, y más forzado que gracioso. Pierde su encantadora naturalidad.
En la serie de TV cada personaje, por extravagante que fuera, tenía una ternura irresistible. Y por el hecho de creerse tan “normales”, se comportaban con un realismo que los hacía verosímiles en su propio mundo.
Al transformarlos en dibujos les cambiaron el lenguaje audiovisual, privados de humanidad pasan a ser sólo monitos de otra película de fantasías animadas.
En la serie creada por David Levy, inspirada en los comics de Charles Addams, los actores de carne y hueso debían hallar las motivaciones propias de su verdad dramática y, con ello, por disparatados que fueran, aportaban credibilidad a sus reacciones.
Lo gracioso brotaba sin esfuerzo cuando se enfrentaban, o eran visitados, por personas del mundo exterior. Eso bastaba para que cada capítulo de 30 minutos se redondeara en una anécdota precisa. Y quedábamos con ganas de ver un nuevo episodio.
Hacer con ellos un largometraje obliga a estirar las situaciones, complicarlas, y esquematizar a nuestros queridos miembros de la familia Addams.
Para que hubiera un conflicto hubo que crear una antagonista poderosa - Margaux -, que para otra historia habría sido contundente. Pero aquí sólo nos privó de convivir más con nuestros insólitos amigos originales.
Hubo que mandar a la pequeña Wednesday al colegio; la sensual y atractiva Morticia (Carolyn Jones) quedó sólo siniestra, Homero pasó de ser el alegre anfitrión de John Astin a una apocada caricatura de Peter Lorre (¿por qué?) y, para colmo, el tío Lucas de Jackie Coogan es ahora solo un gordo torpe y antojadizo.
Recomendamos ver en internet los episodios antiguos para reconciliarse con aquellos inolvidables personajes que se atrevían a vivir como si lo tétrico fuera lo más divertido.
Por suerte rescataron, a ratos, el tema musical de Vic Mizzy.
LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA ADDAMS DEJAN DE SER ADORABLES PARA CONVERTIRSE EN DIBUJOS TORTUOSOS. DECEPCIONANTE COMPARACIÓN.
Ficha técnica
The Addams Family
Este largometraje animado queda más terrorífico que cordial, y más forzado que gracioso. Pierde su encantadora naturalidad.
En la serie de TV cada personaje, por extravagante que fuera, tenía una ternura irresistible. Y por el hecho de creerse tan “normales”, se comportaban con un realismo que los hacía verosímiles en su propio mundo.
Al transformarlos en dibujos les cambiaron el lenguaje audiovisual, privados de humanidad pasan a ser sólo monitos de otra película de fantasías animadas.
En la serie creada por David Levy, inspirada en los comics de Charles Addams, los actores de carne y hueso debían hallar las motivaciones propias de su verdad dramática y, con ello, por disparatados que fueran, aportaban credibilidad a sus reacciones.
Lo gracioso brotaba sin esfuerzo cuando se enfrentaban, o eran visitados, por personas del mundo exterior. Eso bastaba para que cada capítulo de 30 minutos se redondeara en una anécdota precisa. Y quedábamos con ganas de ver un nuevo episodio.
Hacer con ellos un largometraje obliga a estirar las situaciones, complicarlas, y esquematizar a nuestros queridos miembros de la familia Addams.
Para que hubiera un conflicto hubo que crear una antagonista poderosa - Margaux -, que para otra historia habría sido contundente. Pero aquí sólo nos privó de convivir más con nuestros insólitos amigos originales.
Hubo que mandar a la pequeña Wednesday al colegio; la sensual y atractiva Morticia (Carolyn Jones) quedó sólo siniestra, Homero pasó de ser el alegre anfitrión de John Astin a una apocada caricatura de Peter Lorre (¿por qué?) y, para colmo, el tío Lucas de Jackie Coogan es ahora solo un gordo torpe y antojadizo.
Recomendamos ver en internet los episodios antiguos para reconciliarse con aquellos inolvidables personajes que se atrevían a vivir como si lo tétrico fuera lo más divertido.
Por suerte rescataron, a ratos, el tema musical de Vic Mizzy.
LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA ADDAMS DEJAN DE SER ADORABLES PARA CONVERTIRSE EN DIBUJOS TORTUOSOS. DECEPCIONANTE COMPARACIÓN.
Ficha técnica
The Addams Family
Comedia negra, animación
Andes Films -Universal
Inglaterra, EE.UU., Canadá - 1,27 hrs.
Edición: Kevin Pavlovic, David Ian Salter
Música: Jeff Danna, Mychael Danna
Diseño Prod.: Patricia Atchison, Kyle McQueen
Guion: Matt Lieberman, Charles Addams (original)
Voces: Oscar Isaac, Charlize Theron, Chloë Grace Moretz
Directores: Greg Tiernan, Conrad Vernon
Midsommar - Por Juan Pablo Donoso
Una obra inmensa, y poéticamente perturbadora.
Por estas razones se recomienda sólo a espectadores muy selectos.
Si un público masivo quiere pasar un rato agradable, y la resiste entera, saldrá molesto y desconcertado.
En lo visual es muy hermosa. Y también en su ambientación. Cada personaje tiene motivaciones claras y sufre un destino inesperado.
Repleta de niveles de lectura; con símbolos que sugieren una larga exploración antropológica.
Queda en el recuerdo como una cantata coral siniestra o sublime, según cómo se la descifre.
Nos mantiene tensos, al borde del asiento, durante las 2, 27 horas de duración, y ya viene con 30 minutos recortados.
Su tema es la transculturización. En este caso, del enfrentamiento súbito - y violento - que dos culturas muy distintas ejercen en la psiquis y valores de cuatro jóvenes contemporáneos.
Dani (Florence Pugh), joven universitaria estadounidense, cuya hermana bipolar se suicidó, acarreando la muerte de sus padres, para calmar su neurosis acepta la invitación de su novio y amigos de viajar a Suecia.
Visitarán la región rural de Pelle (Vilhelm Blomgren), uno de los compañeros, y serán acogidos por la comunidad de sus familiares.
Participarán de una fiesta folclórica milenaria llamada “midsommar”, en que sus habitantes celebran el solsticio de verano. Y esta vez, como cada 90 años, los ritos ancestrales vikingos alcanzarán su mayor solemnidad y trascendencia.
Las vacaciones que comienzan con una grata diversión con otros jóvenes y muchachas campesinas, compartiendo alucinógenos, los conducirá al centro bucólico de la ceremonia principal.
Allí compartirán, junto a los adultos y ancianos, sabrosos banquetes en largas mesas instaladas a pleno sol en la pradera. Escucharán sus cantos, oirán sus alocuciones, bailarán con hermosas muchachas de blanco adornadas con flores, y sentirán en el aire la invitación erótica de aquellas virginales adolescentes.
Mas, con el fluir de la fiesta se irán desplegando otros antiguos rituales vikingos que - gradualmente - adquirirán contornos de salvajismo místico. Ante el estupor de los visitantes, los anfitriones justificarán sus acciones comparándolas con crueldades mucho menos compasivas de nuestro mundo supuestamente civilizado.
La estructura del guion es la de una espiral ascendente. Carece de conflicto antagónico. A pesar de los horrores, avanza sin cesar hacia un clímax que desconocemos.
Durante el dantesco desarrollo del relato nos preguntamos qué nos quiere comunicar su guionista y director Ari Aster (Heredity) con esta sucesión de esperpentos tan ajenos a nuestros valores morales.
Pero si hemos acompañado a la sufriente Dani por este averno, comprenderemos la sonrisa con que nos despide en la última imagen del filme: hay dolores del alma que sólo otras civilizaciones, muy remotas, nos pueden curar.
UN POEMA ANTROPOLÓGICO EN QUE LA BELLEZA Y EL HORROR SE COMBINAN PARA CONFIRMAR VERDADES ETERNAS DEL ALMA HUMANA.
Ficha técnica
Terror, drama - 2,27 hrs.
Por estas razones se recomienda sólo a espectadores muy selectos.
Si un público masivo quiere pasar un rato agradable, y la resiste entera, saldrá molesto y desconcertado.
En lo visual es muy hermosa. Y también en su ambientación. Cada personaje tiene motivaciones claras y sufre un destino inesperado.
Repleta de niveles de lectura; con símbolos que sugieren una larga exploración antropológica.
Queda en el recuerdo como una cantata coral siniestra o sublime, según cómo se la descifre.
Nos mantiene tensos, al borde del asiento, durante las 2, 27 horas de duración, y ya viene con 30 minutos recortados.
Su tema es la transculturización. En este caso, del enfrentamiento súbito - y violento - que dos culturas muy distintas ejercen en la psiquis y valores de cuatro jóvenes contemporáneos.
Dani (Florence Pugh), joven universitaria estadounidense, cuya hermana bipolar se suicidó, acarreando la muerte de sus padres, para calmar su neurosis acepta la invitación de su novio y amigos de viajar a Suecia.
Visitarán la región rural de Pelle (Vilhelm Blomgren), uno de los compañeros, y serán acogidos por la comunidad de sus familiares.
Participarán de una fiesta folclórica milenaria llamada “midsommar”, en que sus habitantes celebran el solsticio de verano. Y esta vez, como cada 90 años, los ritos ancestrales vikingos alcanzarán su mayor solemnidad y trascendencia.
Las vacaciones que comienzan con una grata diversión con otros jóvenes y muchachas campesinas, compartiendo alucinógenos, los conducirá al centro bucólico de la ceremonia principal.
Allí compartirán, junto a los adultos y ancianos, sabrosos banquetes en largas mesas instaladas a pleno sol en la pradera. Escucharán sus cantos, oirán sus alocuciones, bailarán con hermosas muchachas de blanco adornadas con flores, y sentirán en el aire la invitación erótica de aquellas virginales adolescentes.
Mas, con el fluir de la fiesta se irán desplegando otros antiguos rituales vikingos que - gradualmente - adquirirán contornos de salvajismo místico. Ante el estupor de los visitantes, los anfitriones justificarán sus acciones comparándolas con crueldades mucho menos compasivas de nuestro mundo supuestamente civilizado.
La estructura del guion es la de una espiral ascendente. Carece de conflicto antagónico. A pesar de los horrores, avanza sin cesar hacia un clímax que desconocemos.
Durante el dantesco desarrollo del relato nos preguntamos qué nos quiere comunicar su guionista y director Ari Aster (Heredity) con esta sucesión de esperpentos tan ajenos a nuestros valores morales.
Pero si hemos acompañado a la sufriente Dani por este averno, comprenderemos la sonrisa con que nos despide en la última imagen del filme: hay dolores del alma que sólo otras civilizaciones, muy remotas, nos pueden curar.
UN POEMA ANTROPOLÓGICO EN QUE LA BELLEZA Y EL HORROR SE COMBINAN PARA CONFIRMAR VERDADES ETERNAS DEL ALMA HUMANA.
Ficha técnica
Terror, drama - 2,27 hrs.
EE.UU., Suecia, Hungría - 2,27 hrs
BFDistribution
Fotografía: Pawel Pogorzelski
Edición: Lucian Johnston
Música: The Haxan Cloak
Diseño Prod.: Henrik Svensson
Actores: Florence Pugh, Jack Reynor, Vilhelm Blomgren
Guionista y Director: Ari Aster
Descubriendo a mi Hijo - Por Juan Pablo Donoso
Vamos de sorpresa en sorpresa gracias a una cadena de revelaciones muy bien tramadas.
Nos instala en el corazón de Ariel, un empresario maduro y soltero empedernido. Aborrecía la posibilidad de tener hijos por traumas de infancia contra su padre.
La historia se inicia cuando Ronit, una antigua novia, le informa que hace 20 años lo abandonó al saberse embarazada.
Nunca se lo dijo. Se trasladó a vivir al pueblo costero de Acre, fue madre soltera, y se casó con otro hombre quien adoptó al niño.
El motivo del encuentro es que Adam, el hijo de 19 años, recién falleció en un accidente de auto. Ella viajó a Tel Aviv sólo para que él supiera que su hijo había muerto.
A partir de ese momento, al saber que alguna vez fue padre, algo muy profundo se conmueve en él. Poseído por una extraña inquietud viaja a Acre y visita la tumba de aquel hijo desconocido.
Mientras se aloja en un hotel para ordenar sus sentimientos, irá
conociendo aspectos de la vida del muchacho: sus talentos, carácter, amigos, negocios turbios, colegio, novia adolescente y, lo más desconcertante, la pasión erótica por Yael, su reservada profesora de francés.
Los días que permanece en el pueblito se van transformando en un proceso revelador. Cada nuevo personaje le desata extrañas emociones, que entrelazan la paternidad que nunca vivió con los dolores de otras familias, también inconsolables.
Es un drama de conciencia póstuma. El título “Longing” en inglés significa añoranza, pero גאאגואה “Ga´agua” en hebreo se refiere a alguien que nunca se conoció.
La virtud del relato es la claridad con que el guionista/director Savi Gabizon va entretejiendo las inesperadas circunstancias, con personajes cotidianos, sometidos a muy insólitas decisiones.
Entrañables actuaciones de todos, en especial de Shai Avivi (Uriel) y Assi Levy (Ronit). Muy bella composición fotográfica de interiores y del pueblito costero.
Admirable la honestidad con que los actores permiten que sus personajes reaccionen a los giros del destino.
Merecido Premio del Público al Mejor Director en el Festival de Venecia.
PROVIDENCIAL DESPERTAR DE UNA CONCIENCIA PATERNA FATALMENTE REPRIMIDA.
Ficha técnica
Título Original: גאאגואה Ga'agua
Nos instala en el corazón de Ariel, un empresario maduro y soltero empedernido. Aborrecía la posibilidad de tener hijos por traumas de infancia contra su padre.
La historia se inicia cuando Ronit, una antigua novia, le informa que hace 20 años lo abandonó al saberse embarazada.
Nunca se lo dijo. Se trasladó a vivir al pueblo costero de Acre, fue madre soltera, y se casó con otro hombre quien adoptó al niño.
El motivo del encuentro es que Adam, el hijo de 19 años, recién falleció en un accidente de auto. Ella viajó a Tel Aviv sólo para que él supiera que su hijo había muerto.
A partir de ese momento, al saber que alguna vez fue padre, algo muy profundo se conmueve en él. Poseído por una extraña inquietud viaja a Acre y visita la tumba de aquel hijo desconocido.
Mientras se aloja en un hotel para ordenar sus sentimientos, irá
conociendo aspectos de la vida del muchacho: sus talentos, carácter, amigos, negocios turbios, colegio, novia adolescente y, lo más desconcertante, la pasión erótica por Yael, su reservada profesora de francés.
Los días que permanece en el pueblito se van transformando en un proceso revelador. Cada nuevo personaje le desata extrañas emociones, que entrelazan la paternidad que nunca vivió con los dolores de otras familias, también inconsolables.
Es un drama de conciencia póstuma. El título “Longing” en inglés significa añoranza, pero גאאגואה “Ga´agua” en hebreo se refiere a alguien que nunca se conoció.
La virtud del relato es la claridad con que el guionista/director Savi Gabizon va entretejiendo las inesperadas circunstancias, con personajes cotidianos, sometidos a muy insólitas decisiones.
Entrañables actuaciones de todos, en especial de Shai Avivi (Uriel) y Assi Levy (Ronit). Muy bella composición fotográfica de interiores y del pueblito costero.
Admirable la honestidad con que los actores permiten que sus personajes reaccionen a los giros del destino.
Merecido Premio del Público al Mejor Director en el Festival de Venecia.
PROVIDENCIAL DESPERTAR DE UNA CONCIENCIA PATERNA FATALMENTE REPRIMIDA.
Ficha técnica
Título Original: גאאגואה Ga'agua
Drama familiar Arcadia Films Israel - 1,45 hrs.
Fotografía: Asaf Sudri
Edición: Tali Helter-Shenkar
Arte: Shahar Bar-Adon
Actores: Ella Armony, Shai Avivi, Shmil Ben Ari
Guionista y Director: Savi Gabizon
El Amor Verdadero - Por Juan Pablo Donoso
Mirada muy femenina de su autora, Claire Burger (Party Girl 2014 y cortos). Ganó el Premio Mejor Dirección en el Festival de Venecia 2018.
Íntima y clara, apela a nuestro cariño por los dilemas de una familia disgregada como hay tantas.
Mario, el padre, es un empleado público de carácter iracundo. Su esposa, agotada y confundida, opta por irse de la casa para ordenar su propia mente. Lo deja a cargo de sus dos hijas en plena crisis de adolescencia: ni pequeñas ni tampoco adultas.
Ellas, sin sentirse comprendidas por su padre, resienten el abandono que ha hecho la madre del hogar. La mayor inicia recién un romance con un muchacho árabe. La menor cree estar enamorada de otra niña de su edad, igualmente confundida e inestable.
Lo crítico es que todos, cada cual con sus flaquezas, se aman y sufren. Pero ignoran cómo hallar una luz que los consuele y los anime para seguir con sus vidas en un hogar que, sin estar destruido, carece de núcleo y comprensión.
Cada uno busca por fuera, ya sea por terapias colectivas o en talleres artísticos, una respuesta de autoestima.
Al presenciar el esfuerzo de sus personajes por vivir su “amor verdadero”, nos invitan también a nosotros a incorporarnos a la hermosa tarea.
Por su ritmo lento, reflexivo y minucioso, y por la cercanía con cada personaje, resulta ideal para espectadores de Cine-Arte.
Admirable compenetración de Bouli Lanners (Todos los Gatos son Grises 2014) como el desorientado padre quien, sobrecargado con sus propios tormentos, debe responder a las inquietudes afectivas de sus hijas (brillante elección de las jóvenes Justine Lacroix y Sarah Henochsberg).
Es un momento, un corto periodo, en que cada cual mira y ve a los demás, siente lo propio, se compadece con amor, para finalmente salir de sí mismos para darse a los suyos.
TERNURA Y FEMINEIDAD LLENAS DE AMOR Y CONMISERACIÓN. MÁS QUE SOLUCIONES ENTREGA COMPAÑÍA Y MADUREZ.
Ficha técnica
Título Original: Cést ca L´Amour
Íntima y clara, apela a nuestro cariño por los dilemas de una familia disgregada como hay tantas.
Mario, el padre, es un empleado público de carácter iracundo. Su esposa, agotada y confundida, opta por irse de la casa para ordenar su propia mente. Lo deja a cargo de sus dos hijas en plena crisis de adolescencia: ni pequeñas ni tampoco adultas.
Ellas, sin sentirse comprendidas por su padre, resienten el abandono que ha hecho la madre del hogar. La mayor inicia recién un romance con un muchacho árabe. La menor cree estar enamorada de otra niña de su edad, igualmente confundida e inestable.
Lo crítico es que todos, cada cual con sus flaquezas, se aman y sufren. Pero ignoran cómo hallar una luz que los consuele y los anime para seguir con sus vidas en un hogar que, sin estar destruido, carece de núcleo y comprensión.
Cada uno busca por fuera, ya sea por terapias colectivas o en talleres artísticos, una respuesta de autoestima.
Al presenciar el esfuerzo de sus personajes por vivir su “amor verdadero”, nos invitan también a nosotros a incorporarnos a la hermosa tarea.
Por su ritmo lento, reflexivo y minucioso, y por la cercanía con cada personaje, resulta ideal para espectadores de Cine-Arte.
Admirable compenetración de Bouli Lanners (Todos los Gatos son Grises 2014) como el desorientado padre quien, sobrecargado con sus propios tormentos, debe responder a las inquietudes afectivas de sus hijas (brillante elección de las jóvenes Justine Lacroix y Sarah Henochsberg).
Es un momento, un corto periodo, en que cada cual mira y ve a los demás, siente lo propio, se compadece con amor, para finalmente salir de sí mismos para darse a los suyos.
TERNURA Y FEMINEIDAD LLENAS DE AMOR Y CONMISERACIÓN. MÁS QUE SOLUCIONES ENTREGA COMPAÑÍA Y MADUREZ.
Ficha técnica
Título Original: Cést ca L´Amour
Tragicomedia familiar Francia, Bélgica - 1,38 hrs.
Fotografía: Julien Poupard
Edición: Claire Burger, Laurent Sénéchal
Diseño Prod.: Pascale Consigny
Actores: Bouli Lanners, Justine Lacroix, Sarah Henochsberg
Guionista y Directora: Claire Burger
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Midsommar - Por José Blanco Jiménez
La película se puede dividir en tres actos.
Primero: Dani (Florence Pugh), después de recibir llamados de auxilio de su hermana bipolar, se entera del suicidio de ella y de sus padres, asfixiados por el gas de descarga de su automóvil. Vuelca su desesperación en su novio Christian (Jack Reynor), un mentiroso que trata tanto de terminar con ella como de aprovecharse del trabajo de tesis de un amigo.
Segundo: Ambos, junto a otros dos muchachos, aceptan la invitación del compañero sueco Pelle, (Vilhelm Blongren) para visitar su pueblo natal, que celebra una fiesta tradicional con motivo del solsticio. Llegan a un lugar alejado de cualquier ciudad y, desde un comienzo, tienen problemas de adaptación con sus habitantes, que visten túnicas blancas y se comportan con actitudes extrañas.
Tercero: Se precipita el desenlace, que evidencia las verdaderas intenciones de Pelle y se cumple el destino de Dani.
Todo esto se presiente desde un comienzo y el espectador comprende que no habrá vuelta atrás: el destino de los protagonistas está escrito y se puede aceptar sólo con terror o con resignación. La estructura es la de los ritos de la tragedia griega, con grandes escenas corales que incluyen danzas y ectopirosis final.
Además, los varones representan al norteamericano medio, incluyendo naturalmente a un afro: el ya mencionado oportunista, un cínico con objetivos inclaudicables y un transgresor rebosante de hormonas. En el fondo, viajan para comprender mejor sus represiones y huir de los terrores que se esconden dentro de los muros domésticos. Son un coacervo de egoísmo y falsedad, que se sustenta en pseudovalores superficiales, contraponiéndose precisamente una Dani transparente que busca la resiliencia de su luto reciente. Y lo conseguirá en otra dimensión, separada de una sociedad fallida, que se rige por leyes fallidas.
Ari Aster, que ya sorprendió con El legado del diablo (Hereditary, 2018) y sus referencias al satanismo y el espiritismo, plantea - como acota el subtítulo publicitario - que el miedo no surge siempre en la obscuridad: de hecho, en esa latitud, el sol en esa época no se pone casi nunca. Como en El culto siniestro (The Wicker Man, de Robin Hardy, 1973 y remake de Neil Labute, 2006) o en La aldea (The Village, de M. Night Shyamalan, 2004) se trata de una realidad paralela inquietante, que genera temor. Pone a jóvenes del siglo XXI dentro de un mundo pagano, que ellos quieren analizar antropológicamente desde afuera, pero terminan succionados por éste con sus runas, sus sacrificios humanos y sus ritos de fecundación. ¿Y es que acaso el mundo “moderno” no ha adolecido y adolece de prácticas similares? ¿Por casualidad los ancianos no terminan suicidas para no ir a un asilo? ¿No se efectúan matrimonios por interés en los que el amor no tiene cabida? ¿No es natural drogarse para buscar paraísos artificiales?
Dani acepta su situación y se libera de sus cadenas terrenales, abrazando el dolor y la desesperación que le otorga una nueva forma de hedonismo, que tal vez algún día pueda revertir.
(Midsommar. USA / Suecia / Hungría, 2019)
Primero: Dani (Florence Pugh), después de recibir llamados de auxilio de su hermana bipolar, se entera del suicidio de ella y de sus padres, asfixiados por el gas de descarga de su automóvil. Vuelca su desesperación en su novio Christian (Jack Reynor), un mentiroso que trata tanto de terminar con ella como de aprovecharse del trabajo de tesis de un amigo.
Segundo: Ambos, junto a otros dos muchachos, aceptan la invitación del compañero sueco Pelle, (Vilhelm Blongren) para visitar su pueblo natal, que celebra una fiesta tradicional con motivo del solsticio. Llegan a un lugar alejado de cualquier ciudad y, desde un comienzo, tienen problemas de adaptación con sus habitantes, que visten túnicas blancas y se comportan con actitudes extrañas.
Tercero: Se precipita el desenlace, que evidencia las verdaderas intenciones de Pelle y se cumple el destino de Dani.
Todo esto se presiente desde un comienzo y el espectador comprende que no habrá vuelta atrás: el destino de los protagonistas está escrito y se puede aceptar sólo con terror o con resignación. La estructura es la de los ritos de la tragedia griega, con grandes escenas corales que incluyen danzas y ectopirosis final.
Además, los varones representan al norteamericano medio, incluyendo naturalmente a un afro: el ya mencionado oportunista, un cínico con objetivos inclaudicables y un transgresor rebosante de hormonas. En el fondo, viajan para comprender mejor sus represiones y huir de los terrores que se esconden dentro de los muros domésticos. Son un coacervo de egoísmo y falsedad, que se sustenta en pseudovalores superficiales, contraponiéndose precisamente una Dani transparente que busca la resiliencia de su luto reciente. Y lo conseguirá en otra dimensión, separada de una sociedad fallida, que se rige por leyes fallidas.
Ari Aster, que ya sorprendió con El legado del diablo (Hereditary, 2018) y sus referencias al satanismo y el espiritismo, plantea - como acota el subtítulo publicitario - que el miedo no surge siempre en la obscuridad: de hecho, en esa latitud, el sol en esa época no se pone casi nunca. Como en El culto siniestro (The Wicker Man, de Robin Hardy, 1973 y remake de Neil Labute, 2006) o en La aldea (The Village, de M. Night Shyamalan, 2004) se trata de una realidad paralela inquietante, que genera temor. Pone a jóvenes del siglo XXI dentro de un mundo pagano, que ellos quieren analizar antropológicamente desde afuera, pero terminan succionados por éste con sus runas, sus sacrificios humanos y sus ritos de fecundación. ¿Y es que acaso el mundo “moderno” no ha adolecido y adolece de prácticas similares? ¿Por casualidad los ancianos no terminan suicidas para no ir a un asilo? ¿No se efectúan matrimonios por interés en los que el amor no tiene cabida? ¿No es natural drogarse para buscar paraísos artificiales?
Dani acepta su situación y se libera de sus cadenas terrenales, abrazando el dolor y la desesperación que le otorga una nueva forma de hedonismo, que tal vez algún día pueda revertir.
(Midsommar. USA / Suecia / Hungría, 2019)
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