viernes, 17 de marzo de 2023

Comunión con el Diablo - Por Carlos Correa Acuña

Una noche de fiesta y drogas marca el comienzo de una pesadilla para Sara -Carla Campra-, y Rebe -Aina Quiñones-. Al regresar a casa, la tienen difícil estas dos amigas. Entre los efectos de los alucinógenos, el acoso de Chivo -Carlos Oviedo-, y la pasividad de Pedro -Marc Soler-, los dos jóvenes que las llevan en auto, algo se les atraviesa en el camino pero no pueden distinguir bien de qué se trata. ¿Lo vieron o lo imaginaron? No descubren nada, pero encuentran en medio del bosque una muñeca antigua de porcelana vestida con atuendos especiales.

Es finales de los 80, y el escenario es un pueblo rural al que Sara acaba de llegar junto a su hermana menor, Judith, y a sus padres que cada vez tienen turnos de trabajo más exigentes. La Primera Comunión de su hermanita, poco antes del incidente, pareciera tener alguna relación con la muñeca, sin embargo corren tantos rumores que dar crédito a alguno de ellos es una lotería. Cuando Sara comienza a tener visiones, además de unas manchas que crecen en su cuerpo, los signos son claros. ¿Se tratará de una presencia, un hechizo, o un maleficio?

Dirigida por Víctor García, “La niña de la comunión”, su título original -acá en Chile parece ser que todas las películas de terror deben tener la palabra Diablo, si no, no vale-, se basa en un relato sucedido en el pueblo de Peraleda de la Mata, a fines del siglo XIX, y que cuenta de una niña que, luego de su Primera Comunión, cayó de un carruaje y nunca más fue encontrada, sin embargo, muchos lugareños afirman haber visto su fantasma a la orilla del camino desde ese entonces

La actual versión de Víctor García y Alberto Marini, y guionizada por Guillem Clua, tiene mérito indudable en su inspiración, no obstante su confección no queda bien elaborada. Me refiero a la forma de entregar el contexto necesario para unir las piezas del puzzle a desentrañar, no a los efectos especiales o a todo aquello que arropa la trama para hacerla más atractiva. Esto se torna evidente luego del primer tercio, momento en que correspondería desarrollar los personajes y entregarle mayor peso dramático al filme, situación que no ocurre, pues insiste en acciones y hechos sin mayor relación ni sustento basal.

Aunque no abusa, la película contiene un compendio de sustos típicos. ¿Y se han fijado que siempre suceden en los baños, o donde hay espejos, o bien luces que bajan de voltaje, tintinean o se apagan? Víctor García no rehuye de aquello, al contrario, lo pone de relieve, pero deja sin piso argumental mucho de lo que misteriosamente pasa. Todo transcurre mágicamente, las cosas aparecen y desaparecen continuamente, las conexiones resultan confusas, y el esfuerzo por desentrañar las escalofriantes visiones que les acosan parece naufragar al fragor de la contienda.

Muy enfocada en los amantes de este género, es muy posible que no los defraude. En mi caso, me costó enganchar con esta propuesta de méritos fílmicos innegables, pero de débil tenor expositivo. Destaco, eso sí, la música de Marc Timón, sobre todo en algunas secciones importantes, una partitura que consigue conducir la acción y entregar tensión necesaria, en especial, a los variados sucesos paranormales que presenciamos.

Ficha técnica

Título original: La niña de la comunión
Año: 2022
Duración: 98 minutos
País: España
Compañías: Ikiru Films, Atresmedia Cine, Rebelión Terrestre, La Terraza Films
Género: Terror | Muñecos. Años 80
Guion: Guillem Clua. Historia: Víctor García, Alberto Marini
Música: Marc Timón
Fotografía: José Luis Bernal Ibañez
Reparto: Carla Campra, Aina Quiñones, Marc Soler, Carlos Oviedo, Olimpia Roch, Maria Molins, Xavi Lite, Anna Alarcón, Victor Solé, Sara Roch
Dirección: Víctor García

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