miércoles, 19 de agosto de 2020

El silencio del cazador - Por Carlos Correa (SANFIC16, Competencia Internacional)

En una reserva natural en la selva misionera Ismael Guzmán (Pablo Echarri), un aguerrido guardaparque patrulla diariamente el monte en busca de cazadores furtivos. Orlando Venneck (Alberto Ammann) es un colono de origen europeo, propietario de una chacra y es cazador. Ambos veneran el monte a su manera, pero el uso que hacen de él los pone en lugares opuestos. Sara Voguel (Mora Recalde), una comprometida médica rural casada con Guzmán y ex prometida de Venneck será el vértice de la disputa. Detrás de la postal turística de una reserva natural se esconde un mundo asediado por tensiones y conflictos entre culturas que pelean por su control.


Esta cinta está realizada con oficio. Quinto largometraje de su director, Martín Desalvo, quien, filma de cerca a sus personajes; el relato también es cercano, tal como la historia de sus protagonistas.

Observamos un triángulo en tensión. Ismael Guzmán, un estricto guardaparque, Orlando (el polaco) Venneck, un colono “popular” y Sara Voguel, la esposa de Guzmán y ex novia del polaco. Sara es médico, está al servicio de las comunidades que habitan cerca de la reserva. Orlando es rebelde y desafía las reglas que prohiben la caza en el monte. Guzmán debe cuidar la zona y hacer respetar la ley. ¿Un punto de inflexión? Los encuentros entre Sara y Orlando afectan a Ismael. El antiguo noviazgo entre ellos lo percibe como una amenaza, surgen dudas y también celos.

La historia habla de dos clases de familias. Los colonos de origen europeo que llegaron al lugar y quienes trabajaron para ellos. La familia del polaco es reputada. Su padre, ahora enfermo, hizo mucho en la comunidad y generó riqueza. Tienen posición social en la zona, son respetados e incluso temidos. Guzmán proviene de los trabajadores de la zona y este punto los separa, los opone; en esencia los distancia.

El guion de Francisco Kosterlitz entra directo a las situaciones de poder y abuso. El dinero provoca odiosas preferencias. Parece que compra todo, incluso inmunidad. Los valores se trastocan o al menos se confunden. Se percibe una manifiesta injusticia. Guzmán se rebela ante eso. En este estricto guardia prima el sentido del deber. ¿Es todo? Parece que no. También hay algo personal detrás de sus acciones, pero señala que hace “lo que hay que hacer”. El punto es que los hechos se radicalizan y el conflicto aumenta. ¿Quién se impondrá? La cinta se torna trepidante hasta el desenlace final.

La fotografía de Nicolás Trovato es de los puntos más altos. La cámara en mano, con planos cerradísimos y cercanos, resulta vibrante. La edición también juega un rol importante, imprime gran ritmo al metraje y captura la atención. Un entorno exuberante hace lo suyo, los parajes entregan al relato una natural profundidad.

Martín Desalvo dirige un thriller bien logrado en forma y fondo. No elude ningún tema, los aborda en su justa medida. Coloca las piezas en posición y todas sobre el tablero. Además sazona la trama con un fino hilo conductor, siempre a punto de romperse. Genera incertidumbre y también nos interpela. ¿Tomamos partido? Es posible, incluso podremos cambiar de posición ante decisiones importantes. No somos solo espectadores de esta historia sino que también partícipes de ella.

Ficha técnica

Productor: José Oscar Salvia
Guionista: Francisco Kosterlitz
Director de Fotografía: Nicolás Trovato
Directora de Arte: Daniela Podcaminsky
Editor: Paula Rupolo
Música: Jorge Chikiar
Elenco: Pablo Echarri, Alberto Ammann, Mora Recalde
Director: Martín Desalvo

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