viernes, 7 de agosto de 2020

Mujer saliendo del mar - Por Carlos Correa

Disponible en Ondamedia.cl


Ópera prima del director Pablo Rojas Marchini, “Mujer saliendo del mar” es la historia de Elisa -Lucy Cominetti-, una joven que sufre bulling por parte de sus compañeras. Es Chile, década de 1930. Ella estudia en un Liceo de monjas. La disciplina es férrea. Principalmente reciben instrucción en labores domésticas. Elisa es tímida y retraída, sin embargo destaca entre sus compañeras. Le gusta la música, practica el Cello y también toca el piano. El ambiente es discriminatorio, los apellidos pesan. Las clases sociales son importantes. Rebeca -Antonella Orsini-, una de sus compañeras, se fija en Elisa. Se atreve a defenderla, asumiendo por ello un alto costo. Quiere ser actriz. Ambas sueñan con ser artistas.

De pronto se desencadena la expulsión de Elisa. Rebeca y sus compañeras mienten y la acusan de sobrepasarse. Pese a la defensa de su padre, no hay vuelta atrás. Debe abandonar los estudios. Elisa es diferente, le gustan las mujeres. Ante este “trastorno”, es internada por su familia para lograr curar su “enfermedad”. La presión social es enorme, no se acepta una condición así, no es “natural”. Ya no se encuentran en la gran ciudad, esta familia de clase media-alta ha viajado a la costa, a una pequeña localidad. El tratamiento parece efectivo. Elisa se casa con su médico psiquiatra -Álvaro Espinoza- y comienza así una vida “normal”. ¿De verdad normal? El machismo es absoluto. El control por parte de su marido total y abusivo. Pero Rebeca reaparece, ahora se llama Valentina Letelier y está en una campaña a favor del voto femenino en las elecciones. Se encuentran y sacan chispas. El punto de quiebre está claro. Elisa debe decidir qué sigue en su vida. La opresión actual o la libertad.

Pablo Rojas también escribe el guion de la cinta. El texto es directo, no deja dudas, enuncia claramente los temas y los desarrolla de forma íntima, desde los sentimientos de Elisa. Los diálogos y los planos cerrados nos acercan a la contención interior. Lo que siente Elisa es una camisa de fuerza. Quiere romperla y no puede. Cede en su intento, en una genuina muestra de postergación. Incluso lo cree correcto, lo asume, no hay otra manera. Su intimidad está pisoteada. Por ello la reaparición de Rebeca es tan trascendente. Un impulso, un motor, una energía.

La película tiene como elemento central la música. Compuesta por la Cellista Ángela Acuña, posee características marcadas y se transforma en personaje. Elisa toca el Cello y los motivos que la acompañan cuando lo hace son de gran melancolía. “Solos” de Cello, solitarios, una sola voz, una sola melodía. En momentos de tensión la música muta. Ahora los motivos son de repetición constante, armonías cambiantes y un espacio sonoro mucho más lleno, una reminiscencia del compositor estadounidense Philip Glass. En escenas íntimas, el sonido es puro; ante una tensión mayor, silencio.

Muy interesante este primer trabajo de Pablo Rojas. Imprime un sello personal desde su cámara gracias a la cuidadosa fotografía de Raúl Heuty. Se aprecian finos detalles y un gusto estético delicado. El uso del color también es especial, se nota la dedicación para cada escena. Hay algunas particularidades no logradas, por cierto, pero no nublan en absoluto la calidad final de esta entrega.

Al conocer la inspiración de la cinta, quedé sorprendido. Se trata del tratamiento libre del cuadro del mismo nombre de Benito Rebolledo (1880-1964). La imagen del cuadro es muy potente. Y la cinta le hace honor. La película nace del cuadro y adquiere vida propia. ¡Un acierto!

Ficha técnica


Título original: Mujer saliendo del mar
Año: 2018
Duración: 80 minutos
País: Chile
Guion: Pablo Rojas
Música: Ángela Acuña
Fotografía: Raúl Heuty
Reparto: Lucy Cominetti, Luz Croxatto, Álvaro Espinoza, Sergio Hernández, Antonella Orsini
Productora: CORFO
Género: Drama
Dirección: Pablo Rojas

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