Su gran amiga Emily (Blake Lively) ha desaparecido después de pedirle un pequeño favor: retirar a su hijo de la escuela que frecuenta y donde ambas son apoderadas. El problema es que – como en la historia del que fue a comprar cigarrillos - nunca más fue a buscarlo, su padre anda fuera de los Estados Unidos y Stephanie teme que haya ocurrido una desgracia.
El director Paul Feig es conocido por sus comedias, tales como Damas en guerra (Bridesmaids, 2011), Spy: Una espía despistada (Spy, 2015) y Cazafantasmas (Ghostbusters, 2016). Buen escrutador del alma femenina, aquí está de plácemes, aludiendo a Perdida (Gone Girl, deDavid Fincher, 2014) y – de manera expresa – a Las diabólicas (Diabolique, de Henri-George Clouzot,1955).
Contar la película no está en mi estilo. Sólo les diré que, al misterio de la desaparición de Emily, se suma una relación de Stephanie con el esposo de ella (Henry Golding, el actor anglo-malayo de Locamente millonarios) y otra serie de eventos tanto risibles como preocupantes. En ese sentido, la lectura del libro es obligatoria para el que quiera disfrutarlo al máximo.
Además del contraste de estatura y estilo social entre Blake Lively (1.78 m, El secreto de Adaline/The Age of Adaline, de Lee Toland Krieger, 2015) y Anna Kendrik (1.57 m, franchise Crepúsculo/Twilight ; El contador /The Accountant, de Gavin O’Connor, 2016), hay un afán caricaturesco, que atrapa al espectador y lo hace dudar si está frente a un drama o a una comedia.
Un último detalle: Anna Kendrik se parece bastante, física y profesionalmente, a una actriz chilena, nieta de un presidente. Varias veces pensé que era ella.
(A Simple Favor, USA, 2018)
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