viernes, 5 de mayo de 2023

Blanquita - Por Carlos Correa Acuña

Este filme de Fernando Guzzoni comienza con una escena de un joven fuera de control que trata de ser calmado por otra joven. Ella es Blanca -Laura López-, y ambos viven en un hogar a cargo del Padre Manuel. Enérgico, y con un lenguaje directo, el sacerdote reprende a quienes forman parte de este centro de acogida. “Ustedes no existen… solo acá son seres humanos”. La mayoría de quienes allí reciben ayuda son jóvenes que han sido abusados. Los informes médicos son claros: niños vulnerables, con vidas precarias, muchos de ellos en situación de calle, que han sufrido violaciones y vejámenes indescriptibles.

Al destaparse un mediático caso que involucra a un renombrado empresario, Blanca señala haber estado en las fiestas organizadas y conocer a una figura pública, un Senador de la República. Los contactos del padre Manuel los llevan hasta una diputada amiga -Amparo Noguera-, quien se involucra a pesar de sus iniciales dudas. Lo que viene a continuación son peritajes, informes médicos, entrevistas, investigaciones, y revuelo mediático, la historia íntima de un caso que sacudió a la sociedad chilena hace casi 20 años.

Basada en hechos reales -el llamado "Caso Spiniak"-, “Blanquita” recrea los hechos con convicción y transparencia. La óptica corresponde a la joven Blanca, sin embargo no excluye a ninguno de los principales protagonistas de un escándalo de proporciones. Guzzoni aprovecha la oscura fotografía, realizada por Benjamín Echazarreta, para ejemplificar los laberintos intrincados de un argumento crudo, dramático, y que tiene un claro hilo conductor. Los contrastes tonales y esa tenue iluminación, resaltan los rostros y gestos de los involucrados. Las emociones afloran diáfanas, cristalinas y sin ningún filtro. Esta particular estética, por momentos claustrofóbica, no se enreda ni se desenfoca con detalles nimios, muy por el contrario, entrega la consistencia necesaria a un relato extremadamente natural en sus diálogos, y capaz de poner los puntos sobre las íes. En síntesis, una sólida y verosímil forma de dar cuenta del bullado caso.

La actuación de Laura López es sobresaliente. Impacta la forma cómo configura su personaje. Se muestra ruda y vulnerable a la vez, distante, desconfiada, pero al mismo tiempo valiente y segura de los pasos que debe dar. Hay en ella un compromiso tácito: los culpables de los abusos, en especial el Senador, deben pagar. Blanca duda, por momentos quiere desertar, pero es impulsada a continuar en su afán. Alejandro Goic acompaña muy bien, alejado de las formas clericales clásicas y muy comprometido con la denuncia, dando perfecta cuenta del perfil de quien representa. Amparo Noguera, por su parte, nos permite vislumbrar ese mundillo político, donde todos se conocen, tienen compromisos, responden a presiones y amistades, y solo pueden llegar hasta un cierto punto antes de quedar fuera del juego.

Fernando Guzzoni maneja de buena forma la tensión. Imprime sentido de urgencia cuando se requiere, y es capaz de pausar cuando necesitamos tomar un respiro. El ritmo no decae nunca, eso sí, y ese suspenso e intranquilidad que transmite el metraje realmente incomoda. De los momentos más importantes, podemos destacar el amedrentamiento al que son sometidos los protagonistas, la entrevista de Blanca en TV (muy impactante en su momento), el encuentro del padre Manuel con el Cardenal, las diferentes confrontaciones cara a cara, y algunas frases que remecen por su contenido y significado. “Me van a pillar”, “me estás usando”, o “ellos pueden violar y yo no puedo mentir”, son palabras fuertes que quedan resonando. Asimismo, marca profundamente una expresión del padre Manuel que no pasa inadvertida: “las buenas mentiras se arman con verdades”.

“Blanquita” es una excelente realización -elegida para representar a Chile en los pasados Premios Óscar- que llama a reflexionar sobre la vulnerabilidad, y las redes que usan y abusan de jóvenes desprotegidos que no tienen cómo hacer frente a tamañas atrocidades. El tinte verás que posee este trabajo es digno de admiración, una construcción finísima, nada complaciente, de una realidad que muchas veces logra esconder a los verdaderos culpables.

Cuando el investigador -interpretado por Marcelo Alonso-, confronta mentiras con verdades, todo parece venirse abajo por las muchas inconsistencias que quedan al descubierto. ¿Es el fin del camino? La pregunta que surge a continuación responde al caso real, y es de fondo. ¿Qué se busca con una denuncia de este tipo, realizada bajo esas condiciones? Sin duda, la respuesta espontánea es justicia, sin embargo, en algunas oportunidades los caminos escogidos pueden dificultar, más que ayudar, el encontrar una verdad esquiva, muy comprometida con el poder económico, y que muchas veces logra cubrir su rastro para que la mayoría de los responsables quede impune.

Ficha técnica

Título original: Blanquita
Año: 2022
Duración: 99 minutos
País: Chile
Compañías: Coproducción Chile-México-Luxemburgo-Francia-Polonia; Don Quijote Films
Género: Drama
Guion: Fernando Guzzoni
Música: Chloé Thévenin
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Reparto: Laura López, Alejandro Goic, Amparo Noguera, Marcelo Alonso, Daniela Ramírez, Ariel Grandón, Katy Cabezas, Nicolás Durán
Dirección: Fernando Guzzoni

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