Finalmente, llega a la cartelera esta película norcoreana que viene precedida de muy buena crítica y de importantes premios, de hecho, fue estrenada en el pasado Festival de Cannes, donde ganó en la categoría de Mejor Director.
La trama trata sobre un veterano detective llamado Hae-Joon (Park Hae-Il), quien investiga la muerte de un hombre en la cima de una montaña, puesto que, parece ser un accidente, aunque también podría ser un homicidio. Durante la investigación, conoce Seo-rae (Tang Wei), la mujer del difunto, de quien sospecha e igualmente empieza a sentirse atraído por ella, lo que complicará el caso.
Este filme logra enganchar al espectador desde el inicio. La química entre los protagonistas funciona muy bien desde la primera vez que vemos a la pareja conocerse, podemos sentir que algo pasa entre ellos a través de sus conversaciones y silencios, hay un coqueteo sutil y la tensión va creciendo a medida que la narración avanza. La historia tiene elementos propios de la novela negra: esta mujer fatal que atrae poderosamente al detective, un hombre correcto, destacado en su trabajo y con un matrimonio tranquilo, pero, ella llega como un torbellino a revolverlo todo. La tentación que ella significa y la lucha por hacer lo correcto, en este sentido, me recordó a lo planteado en “In the mood for love”, no obstante, ¿qué puede más al final?
La trama esta muy bien realizada, de a poco nos va entregando pistas sobre los dos personajes, es como ir armando un rompecabezas, en el cual se va elaborando el perfil de cada personaje donde sus temores, ambiciones y deseos salen a flote. Visualmente la película es hermosa, posee diversas tomas muy interesantes que dan un toque diferente y la hacen aún más bella.
Un filme de suspenso, amor y tentaciones, que da cuenta la lucha que existe entre hacer lo correcto o dar rienda suelta a los deseos. Una excelente película que lo tendrá intrigado hasta el final.
Director: Park Chan-wook
Duración: 109 Minutos
Distribuye: Diamonds Films
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