domingo, 18 de diciembre de 2022

Avatar: el Camino del Agua - Por Carlos Correa

Mientras escribo estas líneas escucho la banda sonora de la película compuesta por Simon Franglen, una partitura que homenajea expresivamente a James Horner, compositor en la primera versión del 2009, y quien falleciera trágicamente el año 2015. El trabajo sonoro es de alto nivel. Desde sus primeros acordes, al empezar de la cinta, despliega la sucesión armónica que de inmediato nos introduce en AVATAR, así , en global, en mayúsculas, porque esta música es inseparable de la imagen, complementaria y fundamental para una magia que resulta sencillamente espectacular.

Veamos algo de la historia de esta segunda parte. Desde los conocidos eventos de la primera película ya ha pasado más de una década. Jake Sully -Sam Worthington-, es jefe de los Omaticaya y tiene una hermosa familia junto a Neytiri -Zoe Saldaña-. Sus hijos Neteyam -Jamie Flatters-, Lo'ak -Britain Dalton-, Tuk -Trinity Jo-Li Bliss-, Kiri -Sigourney Weaver-, su hija adoptiva, y un niño humano llamado Spider, hijo del coronel Miles Quaritch que nació en Pandora, viven felices en esos frondosos bosques de exhuberante vegetación.

Pero la felicidad no dura para siempre, es tan frágil que puede escaparse en un segundo. Es lo que acontece, porque los humanos regresan para reiniciar la colonización, esta vez en modo 2.0, con una nueva base en Bridgehead City y un grupo de “recombinantes”, creaciones similares a los Na'vi pero con los recuerdos de los marines que murieron en combate años atrás. El líder de este comando es nada más y nada menos que el coronel Miles Quaritch -Stephen Lang-, muerto en terreno pero resucitado gracias a una técnica que, al menos en teoría, entrega una fortaleza adicional al infinito arsenal de armas con que cuenta el ejército invasor.

Luego de unas fieras guerrillas, donde las tropas colonizadoras prácticamente acorralan a los Omaticaya, Jake toma la difícil decisión de huir para no seguir poniendo en peligro a su gente. Consciente que los buscan a ellos, la familia se traslada a Metkayina, en la costa este de Pandora, un arrecife liderado por Tonowari -Cliff Curtis-, y su esposa Ronal -Kate Winslet-, quienes tienen una manera de vivir diametralmente diferente a la que los Omaticaya están acostumbrados. El nuevo hogar es marino, la vida se desarrolla en torno al agua y dentro del agua, por lo que en sí representa un desafío no menor. Se encuentran ahora en un prodigioso refugio pero aquello les impone una dura prueba: deben adaptarse muy rápido pues su vida y la de quienes les acogen en ese idílico lugar está en inminente peligro.

James Cameron demoró muchísimo en entregarnos esta primera secuela de su película más exitosa. Anunciada y postergada varias veces, se hizo esperar 13 años, y es una espectacular proeza técnica, una experiencia que provoca asombro. Alucinante y fascinante, destaca en ella la fina creación de diferentes ambientes siempre con el foco puesto en una belleza que resulta deslumbrante. Mientras la observaba repetía muchas veces “qué lindo”. Y es que cada escena es más bella que la anterior. Hay tiempo para todo, para atmósferas, para conexiones, dentro de un contexto realizado sin apuro alguno, sin correr, sin condensar, con espacio para un desarrollo en el que sobresale la naturalidad de cada toma gracias a una técnica de generación digital en la que confundimos qué es real y qué es creación computacional.

La trama es muy sencilla, pero no por ello menos profunda. Acá la familia es lo fundamental, es lo que mueve la historia, un pilar que es a la vez fortaleza y debilidad. Son fuertes y vulnerables al mismo tiempo, y son conscientes que solo con la unidad, una verdadera unidad, pueden lograr hacer frente a una venganza desatada, una ira sin límites que les pone en peligro y que no les da otra opción que pelear con todo para defender la vida. Y esta familia debe también hacer esfuerzos supremos que implican adaptación, crecimiento, y maduración, en un espacio desconocido del que deben apropiarse en el menor tiempo posible.

Con guion del propio Cameron, junto a Rick Jaffa y Amanda Silver, el relato tiene tres partes configuradas de manera muy clásica. El escenario inicial es el que recordamos de la primera versión, incluyendo un contexto rápido y efectivo que nos imbuye en los recuerdos, en la ahora vida cotidiana de los Na'vi, y que da paso al regreso de los colonos junto a los primeros enfrentamientos. La segunda etapa consiste en este nuevo mundo que deben explorar y conocer, un cambio radical de vida, de costumbres y de relación con un medio que les exige adaptación. El tercer escenario consiste en la defensa de sus vidas, batallas trascendentes por la supervivencia, no solo la de su familia sino también la de todos quienes habitan Pandora. La historia tiene drama, acción, contemplación, diálogos íntimos, y un buen espacio para cada tema. Por momentos nos vamos -literalmente- a varios metros de profundidad, explorando relaciones e intimidad. Por otros, abordamos la épica, con peleas expresivas, en escenarios diversos, en las que destacan de sobremanera los movimientos de cámaras y las ubicaciones de cada cuadro.

Una especial mención al trabajo de iluminación. Los colores y texturas son preciosos, y qué bien se ve todo, especialmente bajo el agua. Es tan natural, y tan preciso, que este paso del aire, a la tierra, y finalmente al agua, resulta gradual y realmente excepcional.

“Avatar, el camino del agua”, bebe de su fuente pero aún así es diferente. Ya no está la novedad de este mundo alucinante de Pandora, y por ello ahora debe haber un desarrollo, una evolución y una maduración de todo su entorno. Esto también lo vemos expresado en el uso del 3D y en el resultado de la técnica que captura el movimiento de los actores que luego se procesa digitalmente. Tecnología de punta al servicio de una historia que puede ser sencilla pero que tiene de todo, completa y redonda de inicio a fin. Ya la quiero ver de nuevo, y así gozar aún más esos infinitos detalles que hacen de la experiencia de ir a verla en el Cine algo único, es decir, una experiencia inigualable y absolutamente indispensable.

Ficha técnica

Título original: Avatar: The Way of Water
Año: 2022
Duración: 192 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: 20th Century Studios, Lightstorm Entertainment, TSG Entertainment. Productor: James Cameron. Distribuidora: Walt Disney Pictures
Género: Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico. Acción | Familia. Extraterrestres. Secuela. 3-D
Guion: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver. Historia: James Cameron
Música: Simon Franglen
Fotografía: Russell Carpenter
Reparto: Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Kate Winslet, Stephen Lang, Cliff Curtis, Joel David Moore, Giovanni Ribisi, Edie Falco, CCH Pounder
Dirección: James Cameron

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