Estamos ante una cinta que tiene muchos elementos que, probadamente, dan susto. Por ejemplo, una banda sonora que crece y decrece en tensiones, el sonido de teléfonos que interrumpen el silencio, o un timbre. También cortes de sonido abruptos, y para qué hablar de cuchillos, de la oscuridad, de la confusión o gritos que se suceden a lo largo de un peregrinar efectista que conocemos sobradamente. Mientras las tomas nos muestran cámaras que van y vienen, de lento a rápido y viceversa, imágenes aéreas y otras “patas para arriba”, la película juega con su principal arma que es lo repentino, aquello que sabemos que viene pero no sabemos cuándo viene. ¿Funcionan todos estos ingredientes? ¿Nos ponen los pelos de punta? La respuesta es sí.
La historia se centra en la doctora Rose Cotter -Sosie Bacon-, quien, luego de presenciar un serio incidente causado por una paciente del centro donde ejerce, comienza a sentir y vivir experiencias que le provocan pánico y terror. Hay mucho de inexplicable en los sucesos. Nadie la comprende. Ella los ve pero nadie más; algo no está bien, su centro se va perdiendo y la desesperación la carcome por fuera y por dentro. En la búsqueda de explicaciones emerge su pasado con una gran cantidad de situaciones no resueltas, en un camino que se torna horrible y peligroso.
Parker Finn escribe y dirige esta cinta que encuentra su mejor punto al elaborar espacios prolongados que logran construir y describir atmósferas. Hay vacíos, donde pareciera no pasar nada pero pasa todo. Allí conviven la realidad con la irrealidad y no sabemos si lo que nos resulta inverosímil, es o no verdadero. ¿Es un sueño? ¿Corresponde a una posesión? ¿Hay una presencia maldita que se traspasa de persona en persona? El guion parece enfocarse en ese lento proceso que implica perder la cordura. ¿Será esto el volverse loco? ¿Todos esos sucesos extraños, son fuerzas externas o más bien internas?
Existe una cadena de acciones y consecuencias. ¿Se debe romper? ¿Rose debe escapar y huir, o por el contrario, la opción es enfrentar esa soledad, esos miedos, ese pasado amenazante que no quiere retroceder? ¿Hacer frente a una historia que necesita explicaciones o al menos una comprensión que va más allá de las capas superficiales?
“Sonríe” se maneja bien durante sus casi dos horas de duración. Los recursos típicos están correctamente dosificados y funcionan correctamente. Nada es muy exagerado o se pasa de revoluciones. Hay marcos, sí, pero amplios, un movimiento que permite flexibilidad para aumentar los minutos de una historia que no afloja y que exige su desenlace.
Al contrario de otras películas de su género, “Smile” tiene buen remate. No es descabellado pero sí contiene giros, reales o no, que entregan más contenido, más argumento, y más sustento a una película que, si bien no reescribe lo que ya conocemos, combina bien los elementos -casi de manual-, dándole vida a un thriller que engancha y que consigue su objetivo.
Ficha técnica
Título original: Smile
Año: 2022
Duración: 115 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Temple Hill, Paramount Players. Distribuidora: Paramount Pictures
Género: Terror. Thriller | Thriller psicológico
Guion: Parker Finn
Música: Cristobal Tapia de Veer
Fotografía: Charlie Sarroff
Reparto: Sosie Bacon, Jessie T. Usher, Kyle Gallner, Caitlin Stasey, Kal Penn, Rob Morgan, Judy Reyes, Gillian Zinser, Kevin Keppy, Scot Teller, Nick Arapoglou, Sara Kapner, Setty Brosevelt
Dirección: Parker Finn
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lunes, 31 de octubre de 2022
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