Reconozco que tenía cierta resistencia a ver esta película. No sé bien por qué, tal vez por algún comentario que leí, por la temática o sencillamente no me despertó mayor interés. Pero el Premio Goya al mejor actor para Mario Casas por su papel acá me hizo cambiar de opinión. Y estaba esperando el momento oportuno, porque los estados de ánimo muchas veces impulsan a elegir cintas de determinadas características y aproveché aquello cuando sentí que necesitaba ver un thriller. Y me sorprendió. Veamos las razones.
Daniel -Mario Casas- se ha dedicado en los últimos años a cuidar a su padre enfermo, pero sucede lo inevitable y sobreviene su muerte. Aun indeciso, Dani no sabe qué rumbo emprender, sin embargo intuye que debe retomar su vida. La perspectiva de un viaje alrededor del mundo le regala vitalidad y energía, no obstante, acontecimientos inesperados le sumergen en un camino oscuro, desconocido y peligroso.
Planeando sus futuros pasos y comiendo en un local de hamburguesas, Dani se encuentra con Mila -Milena Smit-, una joven que le pide dinero para pagar su comida porque la han dejado plantada. Es algo casual, sin mayor pretensión, no planificado, algo posiblemente sin mayor importancia. Daniel es buena persona, que duda cabe, por lo que accede y le facilita el dinero. ¿Fin de la historia? No, porque al salir, Mila le pide que le acompañe cerca para devolverle los 20 euros. Ella es atractiva y sensual, es difícil resistirse, es difícil decirle que no. Dani lo intenta pero no lo logra y da el brazo a torcer ante su insistencia y descarada manipulación.
Lo que viene a continuación es algo que se puede describir como una verdadera pesadilla, donde cada momento es peor que el anterior. Y antes que nos demos cuenta estamos tan atrapados como el protagonista.
Escrita por Jordi Vallejo, Clara Viola y el mismo director, David Victori, la película tiene algunas características que llaman la atención desde su inicio. La secuencia inicial, una cámara que sigue a Casas de espalda mientras va a comprar y regresa a su departamento, sirve de escenario para los primeros créditos. Pero esta no es una secuencia cualquiera, imprime el sello que tendrá el tratamiento cinematográfico de la filmación. La cámara es cercana, nerviosa, invasiva por momentos. Genera mucha tensión, se mueve en forma irregular, cambia de planos, gira, retrocede, da vueltas, confunde, irrita. Hay mucho guion en todos esos movimientos; nada es al alzar, todo calza perfectamente.
David Victori conoce lo que quiere lograr; incomodidad. El recurso tiene además un añadido perfecto, una banda sonora que permite incrementar o disminuir los grados, especialmente en secuencias largas, donde no hay diálogos y sobre los que todo el peso del relato está en la soledad del actor y en lo que logra transmitir a través de sus miradas y movimientos.
Me pregunté varias veces por la razón del Premio Goya para Casas, y no porque no lo mereciera, sino intentando buscar ejemplos, fundamentaciones o alguna secuencia clave. El tema es que el protagonista está presente en todo el metraje, nunca abandona la pantalla en los 92 minutos que dura la acción. Tal vez por ello es complicado encontrar algo singular porque es un todo lo que está involucrado. El registro de Mario Casas es amplio y, si bien tiene mucho que podemos reconocer de otros papeles, se aprecia aquí la mano del director para un desdoble emocional del protagonista que por momentos sorprende. Y sin hacer spoiler, la escena final corona su actuación tal vez con el mejor momento, una secuencia que entrega sentido a muchos aspectos del filme y que demuestra el carácter y los recursos que Casas logra desplegar en la construcción de un personaje que va siempre “in crescendo”.
En síntesis, “No Matarás” es un thriller vibrante, con altas dosis de tensión y mucho suspenso. Aunque tiene bastante violencia, lo que no lo hace apto para pieles sensibles, logra un delicado equilibrio con abundantes secuencias que transitan por capas oscuras, submundos, algunas situaciones inverosímiles, y nefastas coincidencias en una noche que se sale de control. Algo en la compresión del tiempo también se aprecia, desde el encuentro casual al desenlace que, aunque no es tiempo real, produce esa sensación por la forma de abordar el relato. Interesante trabajo de David Victori en una película que vale la pena ver no solo por la actuación de su protagonista sino que también por sus detalles narrativos, por el filoso uso de la cámara y por una composición audaz y efectiva.
Ficha técnica
Título original: No Matarás
Año: 2020
Duración: 92 minutos
País: España
Productora: Castelao Pictures, Filmax, Movistar+, TVE, TV3
Género: Thriller | Crimen
Guion: Jordi Vallejo, David Victori, Clara Viola
Música: Adrian Foulkes, Federico Jusid
Fotografía: Elías M. Félix
Reparto: Mario Casas, Milena Smit, Elisabeth Larena, Joaquín Caserza, Victor Solé, Fernando Valdivieso, Albert Green, Andreu Kreutzer
Dirección: David Victori
Daniel -Mario Casas- se ha dedicado en los últimos años a cuidar a su padre enfermo, pero sucede lo inevitable y sobreviene su muerte. Aun indeciso, Dani no sabe qué rumbo emprender, sin embargo intuye que debe retomar su vida. La perspectiva de un viaje alrededor del mundo le regala vitalidad y energía, no obstante, acontecimientos inesperados le sumergen en un camino oscuro, desconocido y peligroso.
Planeando sus futuros pasos y comiendo en un local de hamburguesas, Dani se encuentra con Mila -Milena Smit-, una joven que le pide dinero para pagar su comida porque la han dejado plantada. Es algo casual, sin mayor pretensión, no planificado, algo posiblemente sin mayor importancia. Daniel es buena persona, que duda cabe, por lo que accede y le facilita el dinero. ¿Fin de la historia? No, porque al salir, Mila le pide que le acompañe cerca para devolverle los 20 euros. Ella es atractiva y sensual, es difícil resistirse, es difícil decirle que no. Dani lo intenta pero no lo logra y da el brazo a torcer ante su insistencia y descarada manipulación.
Lo que viene a continuación es algo que se puede describir como una verdadera pesadilla, donde cada momento es peor que el anterior. Y antes que nos demos cuenta estamos tan atrapados como el protagonista.
Escrita por Jordi Vallejo, Clara Viola y el mismo director, David Victori, la película tiene algunas características que llaman la atención desde su inicio. La secuencia inicial, una cámara que sigue a Casas de espalda mientras va a comprar y regresa a su departamento, sirve de escenario para los primeros créditos. Pero esta no es una secuencia cualquiera, imprime el sello que tendrá el tratamiento cinematográfico de la filmación. La cámara es cercana, nerviosa, invasiva por momentos. Genera mucha tensión, se mueve en forma irregular, cambia de planos, gira, retrocede, da vueltas, confunde, irrita. Hay mucho guion en todos esos movimientos; nada es al alzar, todo calza perfectamente.
David Victori conoce lo que quiere lograr; incomodidad. El recurso tiene además un añadido perfecto, una banda sonora que permite incrementar o disminuir los grados, especialmente en secuencias largas, donde no hay diálogos y sobre los que todo el peso del relato está en la soledad del actor y en lo que logra transmitir a través de sus miradas y movimientos.
Me pregunté varias veces por la razón del Premio Goya para Casas, y no porque no lo mereciera, sino intentando buscar ejemplos, fundamentaciones o alguna secuencia clave. El tema es que el protagonista está presente en todo el metraje, nunca abandona la pantalla en los 92 minutos que dura la acción. Tal vez por ello es complicado encontrar algo singular porque es un todo lo que está involucrado. El registro de Mario Casas es amplio y, si bien tiene mucho que podemos reconocer de otros papeles, se aprecia aquí la mano del director para un desdoble emocional del protagonista que por momentos sorprende. Y sin hacer spoiler, la escena final corona su actuación tal vez con el mejor momento, una secuencia que entrega sentido a muchos aspectos del filme y que demuestra el carácter y los recursos que Casas logra desplegar en la construcción de un personaje que va siempre “in crescendo”.
En síntesis, “No Matarás” es un thriller vibrante, con altas dosis de tensión y mucho suspenso. Aunque tiene bastante violencia, lo que no lo hace apto para pieles sensibles, logra un delicado equilibrio con abundantes secuencias que transitan por capas oscuras, submundos, algunas situaciones inverosímiles, y nefastas coincidencias en una noche que se sale de control. Algo en la compresión del tiempo también se aprecia, desde el encuentro casual al desenlace que, aunque no es tiempo real, produce esa sensación por la forma de abordar el relato. Interesante trabajo de David Victori en una película que vale la pena ver no solo por la actuación de su protagonista sino que también por sus detalles narrativos, por el filoso uso de la cámara y por una composición audaz y efectiva.
Ficha técnica
Título original: No Matarás
Año: 2020
Duración: 92 minutos
País: España
Productora: Castelao Pictures, Filmax, Movistar+, TVE, TV3
Género: Thriller | Crimen
Guion: Jordi Vallejo, David Victori, Clara Viola
Música: Adrian Foulkes, Federico Jusid
Fotografía: Elías M. Félix
Reparto: Mario Casas, Milena Smit, Elisabeth Larena, Joaquín Caserza, Victor Solé, Fernando Valdivieso, Albert Green, Andreu Kreutzer
Dirección: David Victori
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