Más hermosa para contemplarla, que para vibrar con su drama de fondo... ¡si es que lo tiene!
Preferimos la poesía que el director Krzysztof Kieslowski logró con su trilogía AZUL, ROJO Y BLANCO (1993/4).
Aquí nos vuelve a deleitar con su actriz predilecta - Irene Jacob - en las calles crepusculares de Polonia y Francia, con bellísimos trozos musicales, y una enorme cantidad de metáforas para quien quiera descifrarlas.
Su mayor mérito es la atmósfera sugerente, la prolijidad fotográfica, y la frágil sensación de que algo mágico sucederá en cualquier momento.
Nos habla de dos mujeres jóvenes llamadas Verónica. Una es cantante en Polonia, la otra es fotógrafa en Francia. Cuando la polaca fallece de un ataque al corazón durante un concierto, su homónima francesa empieza a sentir extrañas sensaciones existenciales.
Nunca se conocieron, ni eran mellizas. Sólo una vez, durante una marcha de protesta en Varsovia, Weronika divisó de lejos a la turista Veronique, y viceversa.
La hipótesis del autor es que existen “almas hermanas” (kindred spirits) que habitan simultáneamente el planeta. Y que si una dejó algo pendiente al fallecer, la otra sentirá el arcano impulso por realizarlo.
A esto se añaden vagas atracciones románticas con individuos desconocidos que, por mero instinto, tratarán de cumplirse.
Esa sería, a muy grandes rasgos, la línea argumental. Lo demás es una acumulación de detalles alegóricos, conversaciones inconclusas, y personajes menores que aparecen alguna vez y desaparecen para siempre. Leves coincidencias, mucho deambular por las calles, y terminar tan nebulosamente como transcurrió.
Son tantos los símbolos concatenados que a cada secuencia pareciera faltarle una escena. Una pelotita transparente; en ambos países una anciana gibada arrastrando bolsas; un exhibicionista que pasa sin inmutarse, una tía polaca, un enano abogado, una reincidente mujer madura con una gran capelina, (¿otra Verónica?), un titiritero obsesivo que fabrica dos marionetas idénticas, la corteza de un viejo árbol familiar, etc.
Hasta el nombre Verónica es alegórico: significa “la del rostro verdadero” de Jesús rumbo al Calvario. ¿Se refiere, tal vez, a los verdaderos rostros internos de las protagonistas?
¿Metáforas? Tal vez, pero sin origen ni destino. Carece de conflicto dramático. Predomina una divagación poética de sensaciones ambiguas y eróticas.
Nunca se supo con claridad lo que nos quiso comunicar. Sólo dispersos momentos e imágenes, ¿de qué?
¿Existe la individualidad TOTAL?
Como siempre, la carismática Irene Jacob, con su mezcla de niña y mujer transmite que, en verdad, todo marcha bien para ambas mujeres. Qué solo les intriga esa vaga sensación de ser alguien más fuera de sí mismas.
UN BELLO RELATO MÁS SUTIL QUE CONCRETO. ABIERTO A MÚLTIPLES LECTURAS POÉTICAS Y SENTIMENTALES.
Ficha técnica
Título Original: Podwójne życie Weroniki
Título Original: Podwójne życie Weroniki
1991 Drama, fantasía, música Polonia - 1,38 hrs.
Fotografía: Slawomir Idziak
Edición: Jacques Witta
Música: Zbigniew Preisner
Diseño Prod.: Patrice Mercier
Actores: Irène Jacob, Wladyslaw Kowalski, Halina Gryglaszewska Guionistas: Krzysztof Kieslowski, Krzysztof Piesiewicz
Director: Krzysztof Kieslowski
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