jueves, 24 de diciembre de 2020

Ceniza Negra - Por Carlos Correa

Disponible en Redsalas.cl


Selva -Smashleen Gutiérrez-, es una chica de 13 años que vive junto a sus abuelos en un pueblo costero del Caribe Costarricense. No sabe de sus padres y su referencia filial corresponde solo a los dos ancianos; Elena -Hortensia Smith- quien tiene signos de demencia senil y para conseguir algún dinero vende serpientes en el camino, y el tata -Humberto Samuels-, hombre ya deteriorado, flaco, casi en los huesos, que cree tener unas cabras en el predio y pide que Selva las alimente diariamente.

En un clima húmeda y rodeada de vegetación, la vida de Selva transcurre entre el colegio, el cuidado de sus abuelos y su gran motivación por la naturaleza y los seres vivos. Ella está en tránsito; es una niña preadolescente que rápidamente está dejando atrás lo propio de esa edad para enfrentar lo que el continuo de la vida le comienza a preparar.

La guionista y directora Sofia Quiros plasma una visión especial del camino entre la infancia y la adolescencia. A través de un relato estructurado en base a la contemplación, filma lenta, muy lentamente, lo que va sucediendo con su protagonista. A sus cortos años, la joven Smashleen Gutiérrez es capaz de sostener largas secuencias y transmitir emoción con sus miradas y movimientos. La soltura con sus pares junto a la relación fraterna y amorosa con sus abuelos, es retratada de forma espléndida gracias a una fina fotografía.

“Ceniza negra” carece de premuras, urgencias o soluciones. De hecho, el conflicto que presenta es tan íntimo que corre el riesgo de diluirse si nos apuramos en dilucidarlo. Es de esas películas que cuesta digerir, porque al verla nos faltan aquellos elementos que solo llegan cuando nos abrimos a una cobertura global, una vez que pasan algunas horas o algunos días. Es en ese momento en el que vuelven chispazos, recuerdos, frases, imágenes, sensaciones. Entonces, y en forma tenue, vislumbramos aquel mensaje que infructuosamente buscamos al verla por primera vez.

Esta cinta puede entregar también otras lecturas. Observamos la decadencia física, la ausencia de motivaciones para seguir viviendo, la ausencia física de un ser querido y el temido tránsito hacia la muerte inevitable. La corta edad de Selva no le impide aprender -tal vez en forma dura, cruda, repentina- el significado de muchas situaciones que conlleva la existencia. Aparecen allí variadas metáforas, oscuras y luminosas, que nos impulsan también a expandir nuestro entendimiento, a ampliar nuestra reflexión.

Es fácil extraviarse con una película de estas características. Hay que poner atención y tener paciencia. Las composiciones de imágenes son hermosas y la cantidad de sustentos presentes son abundantes. Secuencias extensas, tal vez muy largas, producen ensoñación. Otras, cuando Selva juega con serpientes, producen inquietud. Saber leer cada cuadro, intentar ir más allá de la epidermis, se transforma en un desafío que debemos estar dispuestos a enfrentar. De lo contrario, podemos quedarnos con una hermosa película, con escenarios muy bien cuidados, y no descubrir la profundidad del relato al dejar de lado sus múltiples niveles de conexión.

Ficha técnica

Título original: Ceniza negra
Año: 2019
Duración: 82 minutos
País: Costa Rica
Productora: Co-production Costa Rica-Argentina-Chile-Francia; Sputnik Films, Murillo Cine, La Post Producciones, Promenade Films
Género: Drama | Adolescencia
Guion: (Obra: Sofia Quiros)
Música: Wissam Hojeij
Fotografía: Francisca Saez Agurto
Reparto: Keha Brown, Smashleen Gutiérrez, Humberto Samuels, Hortensia Smith
Dirección: Sofia Quiros

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