miércoles, 16 de diciembre de 2020

Harley Queen - Por Carlos Correa

Disponible en redsalas.cl 


Carolina Adriazola y José Luis Sepúlveda nos sumergen en la vida de Carolina Flores, quien vive junto a su pareja, Cristian Donoso, y su hija Victoria, en Bajos de Mena, Puente Alto. Carolina tiene una productora junto a dos socios; Koke, un joven simpatizante nazi que usa linchacos, cuchillos y se ejercita físicamente, y una vecina adolescente cuyo sueño es independizarse. Ofrecen experiencias paranormales, “El túnel del diablo”, tours especiales que promocionan en redes sociales.

Pero el día a día de Carolina no es solo ser mamá y emprendedora. Ella aspira a ser una stripper, imita a la novia del Guasón -“Harley Quinn”-, y por eso su apodo artístico de “Harley Queen”. Entrena, toma clases prácticas en una academia, y sus actos se concentran en concursos y presentaciones que su guía organiza. Quiere salir adelante, luchar, ganarle a la vida, en un sector que, por su radical pobreza, ha sido llamado “el gueto más grande Chile”.

La cámara de Adriazola y Sepúlveda es invasiva. Se cuela en dos metros cuadrados, en una pieza del pequeño departamento y en el reducido living donde Carolina ensaya sus eróticos pasos frente a su pequeña hija que deambula y juega sin entender lo que hace su madre. Poco vemos a Cristian, su pareja, el padre de Victoria. Solo al final nos enteramos que madruga y atraviesa toda la ciudad para llegar a su trabajo de panadero. A los socios los perdemos prontamente, el relato es sobre Carolina, en primera, segunda y tercera persona.

“Harley Queen” está filmada con precisión. La realidad se presenta tal cual es, sin adornos, sin ropajes -tal como se exhibe Carolina-, en planos cercanos que angustian, en otros abiertos donde contemplamos abandono material y otros en los que ingresamos a aquellos blocks de población -denominados soluciones habitacionales, que de solución no tienen nada-, llenos de habitantes que conviven en un permanente día día en el que se ayudan y también se enfrentan.

La vida de Carolina da cuenta de su resiliencia. Vislumbramos un duelo; existe un antes y un después. Es confuso. Ella señala que “la muerte ronda su vida”. Hijos fallecidos, mascotas envenenadas por vecinos inescrupulosos, un lugar imposible para vivir. Carolina se mantiene firme, avanza hacia un futuro que ni siquiera sospecha pero que sabe está adelante, a la vuelta de la esquina. No será siempre stripper, a lo más hasta los 35 y con recauchaje, señala con seguridad.

El documental, por momentos, se hace ingrato de ver. No es que queramos esconder la cabeza ante lo que estamos observando, es el modo en que su esencia atraviesa la pantalla y nos golpea directamente. Adriazola y Sepúlveda desnudan lo que filman y también nos desnudan a nosotros, en la intimidad de nuestra propia realidad. Asoma el pudor y la vergüenza. No es posible tolerar este nivel de marginación, desprotección y vulnerabilidad. ¡Hasta cuándo!

Aun así, la cinta abre un espacio. Es el ejemplo de Carolina el que emerge, a pesar de los golpes mortales que ha sufrido y la desesperanza generalizada. Ella sabe que depende de ella y de nadie más. Lo fácil sería quedarse inmóvil, solo pedir ayuda e incluso mortificarse por tanta desgracia. Carolina no lo hace, se rearma una y otra vez, tal como en sus pasos de bailarina, para creer en un futuro, en una oportunidad, un cambio, una luz en el horizonte. El sacrificio y el esfuerzo valen, y aunque quedemos con una amargura persistente, Carolina no baja los brazos, continua avanzando. Por Victoria, por su propia vida, por ser mujer, por ser sobreviviente, por ser capaz de parase una y mil veces, por superar todas sus condiciones, materiales, íntimas y afectivas; por hacer honor a su nombre artístico; “Harley Queen”.

Ficha técnica

Título original: Harley Queen
Año: 2019
Duración: 100 minutos
País: Chile
Productora: Mitomana Producciones
Género: Drama
Guion: Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda
Reparto: Catalina Flores, Cristián Donoso, Victoria Donoso
Dirección: Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda

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