viernes, 9 de septiembre de 2022

La Chica Salvaje - Por Juan Pablo Donoso

Historia de crimen, amor e injusticia social que pudo ser más feroz si hubieran evitado usar guante blanco.

El tema nos recuerda Matar a un Ruiseñor, de Robert Mulligan en 1962. Aquí también se acusa bajo prejuicios a una muchachita solitaria y desvalida del asesinato de un joven violento y abusador.

El relato se nos entrega en “off” por la misma víctima inocente del juicio. La defensa del proceso triunfa - tal como en la obra de Harper Lee - gracias a la sabia madurez del abogado, esta vez interpretado por David Strathairn, con su habitual dignidad y aplomo.

Pero el núcleo de esta tragedia está en la condición social y psicológica de la muchacha.

Kya Clark, siendo aún muy chiquita, quedó abandonada de su familia viviendo sola en una humilde cabaña inserta en las miasmas silvestres de Carolina del Norte. Analfabeta, sobrevivía vendiendo a los almaceneros del pueblo los cangrejos que recogía del pantano.

Huraña, sucia y descalza se identificaba mejor con la fauna y flora de su entorno. Cuando lograron que fuera a la escuela, escapó al primer día humillada por la burla de sus compañeros.

Sólo tuvo una amiguito, Tate (Taylor John Smith), vecino de la región quien, al ir creciendo le inspiró confianza y le enseñó a leer y escribir. La relación entre ellos, al llegar la adolescencia, se transformó en romance secreto debido a la condición de ermitaña proscrita de la muchacha.

Vinieron decepciones amorosas que, unidas a su talento como dibujante, le fueron ampliando sólo parcialmente, su círculo de amistades, amores y éxitos monetarios. La verdad es que nunca perdió aquella rusticidad primitiva que traía de su infancia.

Y es a esta altura de su juventud cuando se halla envuelta como sospechosa en el crimen de otro joven que le provocó una dolorosa decepción.

Si bien la película nos envuelve en la belleza de aquella naturaleza silvestre, y nos permite acompañar a Kya en su despertar erótico y romántico hubo, a nuestro parecer, una tendencia a sobrexponer lo sentimental por encima de la crudeza de la circunstancia y el ambiente.

La joven actriz británica Daisy Edgar-Jones tenía el talento y el carisma para haber caracterizado con mayor realismo, y crudeza, la verdadera apariencia física y reacciones espontaneas de aquella “niña/mujer salvaje”. Así como la mostraron en su estado más primitivo cuando chica (siempre descalza, despeinada y sucia), al ir creciendo debimos vislumbrar la evolución de esos mismos rasgos primitivos, más, sin prescindir de ellos.

Las fuerzas de la Naturaleza superan las bases sociales de la Justicia. La sorpresa inesperada del final de la película nos confirma cuánto más pudo Kya traslucir lo “salvaje” de su corazón.

El crimen del que fue acusada habría sido más digno de misericordia.

PREMISA SÓLIDA Y RELATO CONSECUENTE. POR ENDULZARLA FALTÓ MAYOR RUSTICIDAD EN TAN FASCINANTE PERSONAJE. 

Ficha técnica

Título Original: Where the Crawdads Sing
2022 Drama, crimen, naturaleza EE.UU. - 2,05 hrs 
Fotografía: Polly Morgan 
Edición: Alan Eduardo Campana 
Música: Miguel Danna 
Diseño Prod.: Sue-Chan 
Guion: Lucy Alibar, Delia Owens (novela) 
Actores: Daisy Edgar-Jones, Taylor John Smith, Harris Dickinson, David Strathairn 
Dirección: Olivia Newman

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