jueves, 5 de mayo de 2022

130 Hermanos - Por Carlos Correa

Melba (65) y Víctor (70) viven en Costa Rica, son un matrimonio que se ha dedicado a acoger niñas y niños vulnerables. La historia de esta especial familia constituye un ejemplo de generosidad y amor para quienes ellos denominan “hijos del corazón”. Este impulso vital les ha llevado a integrar a su hogar a más de 130 pequeños a lo largo de varias generaciones, toda una proeza, sin duda, y que por supuesto no ha estado exenta de dificultades. 

Dirigido por Ainara Aparici, este trabajo documental de una hora y veinte minutos de duración, aborda varios frentes de una realidad que resulta dolorosa y desoladora. Se trata de las indescriptibles dificultades que enfrentan niños desprotegidos, sin hogar, que no han sido adoptados porque o ya son muy grandes o poseen demasiadas carencias, viven en condiciones extremas y necesitan tanto de los bienes materiales como del indispensable cariño de una figura materna y paterna. Esto último es un rol que quizás ninguna institución puede dar, ni un hogar de acogida, ni menos una repartición estatal.

La centralidad de la acción de Melba y Víctor es el amor; ¡es la caridad hecha carne! Son una pareja que se moviliza a través de un servicio y entrega incondicional. Cuesta mucho ponerse en sus zapatos. En el “cómo” de la sustentabilidad económica de lo que hacen o en la manera de guiar un hogar tan grande, con tantos niños y niñas diferentes, estos “hijos del corazón”, que bien podríamos llamar también “hermanos del corazón”.

La idea de la realización corresponde a la directora Ainara Aparici, quien con Susana Qui, confecciona el guion de esta cinta luego de un extenso viaje por Latinoamérica buscando historias para retratar, y cuyo resultado, en palabras de la propia realizadora, corresponde a una “feel good movie, es decir, una película inspiradora y luminosa, que nos muestra que podemos hacer grandes cosas desde nuestro metro cuadrado”.

Si bien el relato se hace por momentos confuso, la cámara se interna en lo cotidiano, con testimonios, acciones y el relato de un día a día repleto de desafíos, vivencias, problemas y una dinámica muy propia que indudablemente llama poderosamente la atención.

Resulta muy difícil dar cuenta de todos los detalles de esta historia en tan corto tiempo y es por ello que las decisiones editoriales tal vez no contribuyan a responder todas las preguntas que surgen de su observación. Me refiero a decisiones respecto a la construcción de la pieza, el orden de los segmentos, la duración de las entrevistas; es decir, a la manera de componer el trabajo para una mejor lectura y comprensión.

Obviando estos reparos, es una historia que merece ser contada, no solo para conocer su origen y visualizar su desarrollo en el tiempo, sino que, además, para promover y sensibilizar que podemos -y debemos- hacer mucho más al respecto. Esperar que otros lo hagan es muy cómodo, y esperar que sea el Estado el que entregue las soluciones, tal vez iluso. Ejemplos de este tipo son los que nos sacan del letargo y nos obligan a tomar conciencia sobre temáticas que muchas veces solo observamos a lo lejos.

“130 Hermanos” consigue visibilizar el tema, y si logra entusiasmar y movilizar, constituye un aporte mayor para tomar conciencia de una realidad de naturaleza urgente. No solo se trata de difusión. Se trata, también, de comprensión y generosidad, de que debemos colaborar y aportar desde diferentes ámbitos y áreas pues todos somos responsables de la vida en sociedad. Iniciativas como esta ayudan, y mucho, principalmente para dar cuenta que “obras son amores, y no buenas razones”.

Ficha técnica

Productoras: Mimbre Films, Fundación Kumelén, Atómica
País de producción: Chile
Dirección: Ainara Aparici
Producción: Daniela Camino, Ainara Aparici
Guión: Ainara Aparici, Susana Qui

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