viernes, 20 de mayo de 2022

El Pa(de)ciente - Por Carlos Correa

Sergio Graf -Héctor Noguera-, reconocido oftalmólogo y experto en bioética, lleva una vida bastante normal a sus 74 años. Hace clases, atiende su consulta y también es requerido por programas de televisión para dar su opinión respecto a temas como la eutanasia. Una vida activa que se ve interrumpida de golpe por signos poco auspiciosos: una caída doméstica y el uso en exceso de medicamentos para disminuir el dolor, requiere hospitalización urgente y aquello deja al descubierto una inquietante y creciente debilidad muscular. 

El calvario se agudiza con el diagnóstico. Padece el síndrome de Guillain-Barré, un grave problema de salud que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo ataca -por error- parte del sistema nervioso periférico. La inflamación de los nervios puede, incluso, provocar una parálisis progresiva, es decir, un deterioro físico que podría tornarse irreversible. Al interior del centro hospitalario, el doctor Graf comienza un tratamiento experimental -carísimo-, tiempo en el que vive en carne propia la otra cara de la moneda: pasa de doctor a paciente, un cambio sustantivo que no solo modifica el eje de su vida sino que le obliga a reflexionar profundamente sobre su condición actual, la atención médica que recibe, su vida personal y profesional, y principalmente acerca de sus vínculos afectivos y su familia.

Esta película, escrita y dirigida por Constanza Fernández Bertrand y basada en el libro del mismo nombre escrito por el Doctor Miguel Kottow donde relata su propia experiencia, resulta cruda, incómoda y tal vez por ello muy realista. “El Pa(de)ciente” pareciera ser muy fiel al texto original por lo que conocemos a través de notas de prensa y entrevistas realizadas al propio autor. Es una lograda ventana al inframundo hospitalario, en este caso el de una clínica privada, que permite observar situaciones que tal vez hemos experimentado, en mayor o menor medida, o que hemos conocido por relatos de parientes o amigos, o bien a través de los medios de comunicación.

Héctor Noguera está espléndido en su papel. Transmite la angustia, el dolor, la frustración, la impotencia, la pérdida de dignidad y la falta de autonomía que le provoca la enfermedad, es decir, la pérdida de su vida tal como la conocía hasta ese momento. También configura magistralmente la personalidad del médico quien, a pesar de todo lo que sufre, poco varía en sus actitudes y convicciones. Al ser un experto reconocido, se sitúa a sí mismo casi como un semidiós, distante de sus pacientes y al menos un peldaño arriba de todas las demás personas. “La empatía es enemiga de la eficiencia, al menos en Medicina”, dice Graf a un paciente al iniciar la cinta, frase que queda resonando cuando, en el transcurso del metraje, aparecen otros textos que dejan entrever una transición, o bien un cambio obligado. “Mi cuerpo y yo nunca fuimos buenos compañeros” o “tengo miedo de no poder vivir la vida de antes”, denotan una visión diferente aunque la esencia se mantenga inexpugnable.

La película suma gran cantidad de personajes secundarios con diferentes niveles de logro. Está su esposa, sus hijos, sus nietos, y varias historias se desprenden de ellos. Corresponden a variadas vertientes que se vislumbran pero no se profundizan, donde quizá la que se observa más relevante es la que representa Amparo Noguera como Milena, la hija que asume las responsabilidades más visibles en el cuidado de su padre.

El relato resulta interesante. Como sabemos el final, es relevante contar bien la historia y Fernández lo consigue con un guion ágil, de buen ritmo y que, además, entretiene. Las cadencias del metraje están bien compuestas y agrega bastante humor negro para hacernos reír pese a la desgracia que observamos. La cámara, por momentos es intrusa, con efectos para dar cuenta de la visión desde la perspectiva del protagonista, con desenfoques y nebulosas, junto a varios pasajes con tomas nerviosas. A lo anterior se suma una banda sonora muy interesante compuesta por la cellista Ángela Acuña, que contribuye a generar ambientes y retrata diversos estados de ánimo de los protagonistas.

Sergio Graf parece no tener pudor. Es transparente, literalmente un libro abierto al narrar sus penurias. No obstante, el conflicto mayor está en sus emociones, en esas barreras relacionales que no se encuentran superadas. Hay mucho camino recorrido y ciertamente mucho por recorrer. La experiencia le resulta vital, la reflexión fundamental y las decisiones imperiosas. Su necesidad de conexión con su entrono cercano aumenta luego de conocer esta otra realidad, esa cara diferente, muchas veces ignorada o dejada en un segundo plano de importancia. Después de ver la película dan ganas de escudriñar en el libro, y por supuesto conocer un poco más a este padeciente. Más que mal, si esto le sucede a un médico, ¿qué nos espera a nosotros?

Ficha técnica

Título original: El pa(de)ciente
Año: 2021
Duración: 108 minutos
País: Chile
Productora: Celosa Productions, Niña Niño Films
Género: Drama
Guion: Constanza Fernández
Música: Ángela Acuña
Fotografía: Cristián Petit-Laurent
Reparto: Héctor Noguera, Amparo Noguera, Naldy Hernandez, Daniel Muñoz, Paola Giannini, Gabriela Aguilera, Romano Kottow
Dirección: Constanza Fernández Bertrand

No hay comentarios.:

Publicar un comentario