viernes, 11 de febrero de 2022

El callejón de las almas perdidas - Por Carlos Correa

Esta nueva cinta del director Guillermo del Toro genera inquietud por conocer la novela de William Lindsay Gresham, escrita el año 1946 y la primera versión cinematográfica realizada en 1947 por Edmund Goulding. En palabras de Del Toro, este no es un “remake”, sino una nueva versión desde su prisma sobre un texto del que declara un fanático autoconfeso. 

En 1939, Stanton "Stan" Carlisle -Bradley Cooper-, carga con un pasado que requiere dejar atrás. Busca aires nuevos y los encuentra en una Feria Ambulante, donde comienza desde lo más bajo, como ayudante del dueño, un estrafalario hombre llamado Clem, interpretado por Willem Dafoe. La atracción más grande consiste en un “monstruo humano”, una especie de “geek” que se expone, cual animal, a la brutalidad del abuso y el encierro, siendo exhibido como muestra de una criatura depravada.

Stan traba amistad con "Madame Zeena" -Toni Collette -, y su esposo alcohólico, Pete -David Strathairn-, de quienes aprende un ingenioso sistema codificado de palabras para dar cuenta de supuestos poderes mentales y así engañar a la audiencia. Pero Stan quiere más. Junto a la joven Molly -Rooney Mara-, quien hace un show en base a electricidad, deciden emigrar para preparar en conjunto un nuevo espectáculo, en otro lugar y en otras condiciones.

Tiempo más tarde, el esfuerzo de ambos es recompensado y tienen un sonado éxito con "The Great Stanton", un acto psíquico desarrollado para la adinerada élite de Nueva York, en el que ponen en práctica las técnicas aprendidas de Zeena y Pete. Una noche, el show es bruscamente interrumpido por una mujer que pone en aprietos a Stan. El hecho no pasa inadvertido para ninguno de los dos. Hay algo allí, una atracción, un desafío, una oportunidad. A Stan se le ocurre usar información confidencial de la Dra. para conseguir y manipular futuros clientes y así aumentar la fama, el dinero y el poder, pero las cosas no necesariamente salen como ambos planean.

Guillermo del Toro filma con una particular estética este relato. La calidad de la fotografía, sus luces y sombras, junto con la artística disposición de las cámaras, dan cuenta de una gran técnica puesta al servicio de la narración. En un guion de su autoría, junto con Kim Morgan, Del Toro da vida a un cine noir que congrega estupendas actuaciones donde sobresale el trabajo de Bradley Cooper.

No conocemos la historia previa de Stan. Su peso de conciencia es muy grande y tal vez por eso quiere escapar. El trabajo que consigue le permite al menos un sustento básico. Asimismo, experimentar la cercanía de este monstruo humano despierta en él la necesidad de búsqueda y de aprendizaje, es decir, discernir qué debe hacer y así lograr transformarse para lograrlo. La Feria y sus espectáculos son su primera fuente de herramientas para esta nueva vida, donde abundan las mentiras, donde las ilusiones se confunden con las estafas, y donde cada show arriesga ser un juego peligroso.

La compañía, en este caso femenina, adquiere también un papel principal. Hay cariño, probablemente, pero ¿es amor o utilitarismo? La ambición crece con el correr del tiempo y parece no tener límites, eludiendo un necesario punto de inflexión dado que nada le satisface. ¿Dinero? ¿Poder? Sabemos que Stan odia a su padre pero ¿no será un odio a sí mismo y que además traspasa a los demás?

Del Toro realiza un verdadero estudio de comportamiento donde no sabemos quién manipula a quién en una disputa entre mentes torcidas. Juega también con el control y el descontrol, donde es tan visible el monstruo exterior como el que cada persona lleva en su interior. Sin duda hay un desorden endógeno y alicientes exógenos que llevan al protagonista a actuar de determinadas formas. Las alianzas resultan fundamentales y las piezas que faltan se logran complementar, pasando a llevar valores trascendentes para incidir y dominar a otras personas.

Como marco general tenemos el contexto en el que se desarrolla la historia, en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, antes de la intervención de Estados Unidos. El guion, siempre en ritmo creciente, adquiere vértigo en la medida que avanza a través de diálogos interesantes y una química innegable entre todos sus protagonistas, mérito del elenco escogido y por supuesto de la mano del director. Ayuda, también, la presencia de triángulos que se unen en al menos un vértice: dos hombres y una mujer; dos mujeres y un hombre.

“Nightmare Alley” resulta una composición realmente interesante desde todo punto de vista. Es explícita e íntima a la vez, intensa y reposada, visceral y por momentos algo opaca, en un juego de contrastes que nos mantienen pegado a la escena sin siquiera pestañear. Guillermo del Toro apuesta con una película muy personal, extensa y arriesgada, donde se percibe su sello magistral que, sin concesiones de ningún tipo, nos inspira y desafía a reflexionar.

Ficha técnica

Título original: Nightmare Alley
Año: 2021
Duración: 150 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Searchlight Pictures. Distribuidora: Walt Disney Pictures
Género: Cine negro. Intriga. Drama | Drama psicológico. Años 40. Circo. Alcoholismo. Remake
Guion: Guillermo del Toro, Kim Morgan. Novela: William Lindsay Gresham
Música: Nathan Johnson
Fotografía: Dan Laustsen
Reparto: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, David Strathairn, Richard Jenkins, Mark Povinelli, Ron Perlman, Holt McCallany, Jim Beaver, Mary Steenburgen, Tim Blake Nelson
Dirección: Guillermo del Toro

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