La ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur, ha sido devastada por un mega terremoto que resulta indescriptible. Caos total, incredulidad extrema. Una sorpresiva acción de la naturaleza que ha cobrado miles de vidas y arruinado toda la infraestructura kilómetros a la redonda. La destrucción es total, aún persisten los focos de incendio y los sobrevivientes son realmente escasos. La miseria se abre paso entre medio de un paisaje desolador donde no parece quedar nada en pié; salvo un edificio, solo uno, los departamentos “Hwang Gung”.
Esto es solo el comienzo de esta película dirigida por Um Tae-hwa. Lo que viene a continuación, luego del shock inicial, responde a la pregunta que se hacen los habitantes del edificio, y que por lo demás, nos haríamos todos nosotros en una situación similar: ¿qué hacemos ahora? No hay respuesta, sino más bien ligeras intuiciones. Ante la falta de comida, organizarnos; ante la seguridad, protegernos; ante la incertidumbre, explorar qué opciones tenemos. No es fácil decidir, pues la primera reacción de los 219 sobrevivientes, correspondientes a 136 hogares es, probablemente, bastante natural: aislarse, rascarse con las propias uñas. El cambio hacia la apertura no es sencillo, sin embargo es vital. En comunidad se enfrentan mejor las dificultades, pero cuál comunidad, la del edificio, la exclusiva de los residentes, o aquella que involucra a todos los sobrevivientes, internos y también externos?
Los personajes clave se van construyendo paulatinamente. Min-seong -Park Seo-joon-, y su esposa Myeong-hwa -Park Bo-young-, el matrimonio joven del departamento 602, y Geum-ae -Kim Sun-young-, la presidenta de la asociación de mujeres del complejo, habitante del 1207 son los primeros reconocibles. Luego surge Yeong-tak -Lee Byung-hun-, del 902, el electo delegado responsable de organizarlo todo, un hombre en un principio quitadito de bulla pero que, poco a poco, va construyendo sus responsabilidades en base a osadas decisiones. Este cuarteto soporta en sus hombros gran parte del metraje y resulta convincente, tanto en el desarrollo dramático de sus representados, como en los aspectos que se refieren a sus respectivas personalidades.
¿Es una bendición sobrevivir a una debacle de este tamaño? Podríamos responder casi automáticamente que sí, pero a poco andar nos damos cuenta que tras el infierno vivido, surge un nuevo infierno, tal vez más crudo y profundo, cuando emergen las divisiones internas producto de la lucha instintiva por sobrevivir. Las acciones y reacciones suelen ser irracionales, viscerales, dejando de lado cualquier consideración lógica para un comportamiento que comienza a ser regido en base al poder y que tiene una cara que muestra la mayor miseria humana.
El sentido de pertenencia se explicita fuertemente en las primeras acciones del grupo. Ellos son los “elegidos”, por tanto se deben proteger de las amenazas externas. Su derecho está dado por la propiedad de sus departamentos, algo que les permite imponer defensa y excluir a los foráneos. Y parecen no dudarlo. La figura del delegado cobra más importancia al aplicar las decisiones grupales, aunque siempre veamos un poder en las sombras; la mujer presidenta. Se deben fijar normas, lo hacen; necesitan organizarse y definir la forma repartir las raciones que, obviamente, son limitadas. Es imperioso salir a buscar sustento; un grupo de avanzada se encarga de aquello mientras otro grupo defiende el lugar y los demás se protegen bajo un pseudo escudo de confort.
La cinta corre y con ello también se visualizan cambios en el joven matrimonio. Él ensaya papeles más protagónicos, al punto de transformase en el asistente, o mano derecha, del delegado; ella, por su parte, permanece callada pero lo observa todo a su alrededor, y a través de su mirada vemos, tal vez, lo mismo que a ella le llama la atención. Lo que están haciendo no parece correcto, hay grietas, excluir a los externos, tarde o temprano se les volverá en contra, y la discriminación también llegará a un punto de no retorno.
Entre imágenes intercaladas, previas a la catástrofe, vemos que también son capaces de generar espacios de esparcimiento y de fiesta. No parece real, pero lo es, momento en el que el director decide mostrarnos la vida pasada del delegado, mientras este personaje, lentamente, se va transformando en un pequeño dictador. Las diferencias de trato internamente aumentan, la diferencia de trabajos o responsabilidades se ve reflejada en privilegios de comida, y así, en cada cosa cotidiana. Los ataque externos aumentan. A las avanzadas, y también asonadas al edificio. Cuando se descubren intrusos al interior son desalojados, y a quienes los han ayudado y escondido, se les marca y estigmatiza.
El regreso de Hye-won -Park Ji-hu-, una estudiante residente del 903 marca el punto de inflexión. Desde ese momento comienzan algunos descubrimientos importantes y se pone en evidencia al delegado. Todo crece en tensión y la contención ya no se ve posible. La locura de ha desatado, la enajenación es total, y amenaza destruirlo todo, acabarlo todo.
“Concrete Utopia”, su título original, mucho más claro y decidor, es una película eminentemente provocativa. Las brisas de comedia negra al interior de un drama de proporciones épicas están perfectamente delineadas. Podríamos decir, incluso, que estamos frente a un estudio social, un estudio sobre la naturaleza humana que, bajo ese leve tono de sátira, esconde parcialmente la rudeza y fuerza de argumentos que por momentos son expuestos sin ningún tipo de filtro. La mega catástrofe resulta, así, una buena excusa para realmente mostrar comportamientos humanos ante situaciones extremas, acciones y reacciones donde sale lo peor -y también lo mejor- de las personas.
Pero no todo está perdido. Hay una moraleja, una luz de esperanza y generosidad. Lo difícil es saber encontrarla, o bien, luego de qué camino la podríamos encontrar. Es por eso que, en un cierre vital, la película logra completar el círculo, redondear una historia que es mucho más que la sobrevivencia de un grupo de personas. Corresponde, aunque sea algo reduccionista, a la sobrevivencia de la especie humana en un mundo que está siendo devastado por nosotros mismos y al que la naturaleza, en cualquier momento, podría ponerle el punto final.
Ficha técnica
Título original: Concrete Utopia
Año: 2023
Duración: 130 minutos
País: Corea del Sur
Compañías: Climax Studios, BH Entertainment Co. Ltd.
Género: Ciencia ficción. Thriller. Drama | Catástrofes. Terremotos. Supervivencia. Distopía
Guion: Um Tae-hwa, Kim Dong-gyun
Música: Kim Hae-Won
Fotografía: Cho Hyung-rae
Reparto: Lee Byung-hun , Park Seo-joon y Park Bo-young .
Dirección: Um Tae-hwa
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viernes, 19 de enero de 2024
Sobrevivientes después del terremoto - Por Carlos Correa Acuña
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