1985, Argentina. Hace solo dos años se ha restablecido la democracia. El recién asumido Presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, aún tiene a los militares cerca, rondando, preocupados, muy alertas. Las numerosas violaciones a los Derechos Humanos, los detenidos desaparecidos, las víctimas de torturas y de apremios ilegítimos que ha dejado la brutal dictadura militar, es algo que ya se encuentra en el inconsciente colectivo. No se discute ni se desconocen los hechos, pero hay temor. Temor de enfrentar a los causantes, miedo de destapar la verdad, un terror ambiental a ser escuchado, denunciado, perseguido, e incluso asesinado.
Este es el escenario que encuentra el fiscal Julio Strassera. Ascendido hace poco tiempo, la disyuntiva que se le presenta no es menor. El 13 de diciembre de 1983, el decreto 158 marca el comienzo del proceso judicial. Dos días después, se instituye la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Y durante 1984, se confirma que la fiscalía debe llevar a Juicio a las Juntas Militares, todo en un breve lapso de tiempo tanto para reunir al equipo de trabajo como para recopilar materiales y pruebas.
Strassera -Ricardo Darín-, duda naturalmente. Siente que corre peligro, no solo él sino, principalmente, su familia. Por otro lado, es presionado para tomar la causa y no encuentra personas con las que formar un grupo fuerte de análisis e investigación. Aparte, se le asigna un fiscal adjunto, Luis Moreno Ocampo -Peter Lanzani-, una persona sin experiencia, un joven del mundo de la academia y más encima con un historia personal vinculada al mundo militar. Todo parece estar en contra. ¿Ayuda? Ninguna.
Sin embargo, este ruido ambiental no impide que emerjan sus convicciones profundas. Si no existe un equipo de personas con reconocida experiencia, entonces se debe formar un equipo nuevo, joven, donde la mayor virtud debe ser el anhelo de proveer justicia y conseguir visibilizar los atroces crímenes ejecutados por militares de diferente rango, y cuyos líderes deben asumir, por jerarquía, la correspondiente responsabilidad de mando.
El breve tiempo para formar la causa permite recopilar 709 casos que se presentan en un juicio que se inicia el 22 de abril de 1985. El proceso penal se prolonga hasta agosto de ese año, comprendiendo unas 530 horas de audiencias y la declaración de 839 testigos. Toda una proeza, un récord, algo pionero y a la vez histórico.
Esta cinta dirigida por Santiago Mitre se siente cercana, no solo por lo que representa la historia particular de nuestros vecinos sino por lo que también ocurre en Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Mitre se distancia de la política y la judicatura al poner énfasis en la vida personal del fiscal Strassera. Y claro, tiene en Darín un cómplice perfecto. Lo dota de una personalidad difícil (el loco), por momentos amarga, cascarrabias, pero siempre con un indiscutible deseo de justicia que exuda a través de cada facción de su rostro.
Strassera, amante de la música de Wagner, no está solo en esta gran cruzada. El muy bien elegido Peter Lanzani para representar al fiscal adjunto Moreno Ocampo, complementa perfectamente el liderazgo de Darín. Es juventud y experiencia, es impulso vital y sabiduría. No es una competencia por cámaras, ni menos por algún reconocimiento o fama. La dupla así lo transmite. Ojalá con bajo perfil, pero con incidencia, con constancia, perseverancia y convicción, aquella que nace del tener plena conciencia que están en una causa que marcará la historia, lo que no les desvía un ápice del verdadero fin y sentido de su trabajo: justicia y reparación.
Si bien la película es extensa, no se hace larga. Combina bien los elementos judiciales con los familiares, las relaciones laborales, y la vida de ese momento histórico. El ambiente corresponde a una Argentina dolida y dañada, que tiene el deseo de, primero, conocer la verdad, y luego lograr que el Poder Judicial dictamine condenas consecuentes al daño infringido.
“Argentina, 1985”, carta trasandina al Óscar 2022, expone un trozo particular y doloroso del insensible legado de una dictadura que aniquiló los cuerpos y también los sueños de miles de personas. Es una película que debemos ver, necesaria, cruda, pero a la vez esperanzadora. Resuena el alegato final, espléndido, del fiscal Strassera, una prosa honesta, emotiva y convincente. Resuena también el “nunca más”, porque volvemos a tomar conciencia que situaciones como las descritas, y además vividas en muchos países latinoamericanos en esos mismos años, en verdad no pueden volver a repetirse. ¡No pueden volver a repetirse!
Ficha técnica
Título original: Argentina, 1985
Año: 2022
Duración: 140 minutos
País: Argentina
Compañías: La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill, Amazon Studios. Distribuidora: Amazon Prime Video
Género: Thriller. Drama | Basado en hechos reales. Drama judicial / Abogados/as. Años 80. Dictadura argentina
Guion: Santiago Mitre, Mariano Llinás
Música: Pedro Osuna
Fotografía: Javier Juliá
Reparto: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Norman Briski, Héctor Díaz, Alejo García Pintos, Claudio Da Passano, Gina Mastronicola, Walter Jakob, Laura Paredes, Gabriel Fernández
Dirección: Santiago Mitre
Este es el escenario que encuentra el fiscal Julio Strassera. Ascendido hace poco tiempo, la disyuntiva que se le presenta no es menor. El 13 de diciembre de 1983, el decreto 158 marca el comienzo del proceso judicial. Dos días después, se instituye la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Y durante 1984, se confirma que la fiscalía debe llevar a Juicio a las Juntas Militares, todo en un breve lapso de tiempo tanto para reunir al equipo de trabajo como para recopilar materiales y pruebas.
Strassera -Ricardo Darín-, duda naturalmente. Siente que corre peligro, no solo él sino, principalmente, su familia. Por otro lado, es presionado para tomar la causa y no encuentra personas con las que formar un grupo fuerte de análisis e investigación. Aparte, se le asigna un fiscal adjunto, Luis Moreno Ocampo -Peter Lanzani-, una persona sin experiencia, un joven del mundo de la academia y más encima con un historia personal vinculada al mundo militar. Todo parece estar en contra. ¿Ayuda? Ninguna.
Sin embargo, este ruido ambiental no impide que emerjan sus convicciones profundas. Si no existe un equipo de personas con reconocida experiencia, entonces se debe formar un equipo nuevo, joven, donde la mayor virtud debe ser el anhelo de proveer justicia y conseguir visibilizar los atroces crímenes ejecutados por militares de diferente rango, y cuyos líderes deben asumir, por jerarquía, la correspondiente responsabilidad de mando.
El breve tiempo para formar la causa permite recopilar 709 casos que se presentan en un juicio que se inicia el 22 de abril de 1985. El proceso penal se prolonga hasta agosto de ese año, comprendiendo unas 530 horas de audiencias y la declaración de 839 testigos. Toda una proeza, un récord, algo pionero y a la vez histórico.
Esta cinta dirigida por Santiago Mitre se siente cercana, no solo por lo que representa la historia particular de nuestros vecinos sino por lo que también ocurre en Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Mitre se distancia de la política y la judicatura al poner énfasis en la vida personal del fiscal Strassera. Y claro, tiene en Darín un cómplice perfecto. Lo dota de una personalidad difícil (el loco), por momentos amarga, cascarrabias, pero siempre con un indiscutible deseo de justicia que exuda a través de cada facción de su rostro.
Strassera, amante de la música de Wagner, no está solo en esta gran cruzada. El muy bien elegido Peter Lanzani para representar al fiscal adjunto Moreno Ocampo, complementa perfectamente el liderazgo de Darín. Es juventud y experiencia, es impulso vital y sabiduría. No es una competencia por cámaras, ni menos por algún reconocimiento o fama. La dupla así lo transmite. Ojalá con bajo perfil, pero con incidencia, con constancia, perseverancia y convicción, aquella que nace del tener plena conciencia que están en una causa que marcará la historia, lo que no les desvía un ápice del verdadero fin y sentido de su trabajo: justicia y reparación.
Si bien la película es extensa, no se hace larga. Combina bien los elementos judiciales con los familiares, las relaciones laborales, y la vida de ese momento histórico. El ambiente corresponde a una Argentina dolida y dañada, que tiene el deseo de, primero, conocer la verdad, y luego lograr que el Poder Judicial dictamine condenas consecuentes al daño infringido.
“Argentina, 1985”, carta trasandina al Óscar 2022, expone un trozo particular y doloroso del insensible legado de una dictadura que aniquiló los cuerpos y también los sueños de miles de personas. Es una película que debemos ver, necesaria, cruda, pero a la vez esperanzadora. Resuena el alegato final, espléndido, del fiscal Strassera, una prosa honesta, emotiva y convincente. Resuena también el “nunca más”, porque volvemos a tomar conciencia que situaciones como las descritas, y además vividas en muchos países latinoamericanos en esos mismos años, en verdad no pueden volver a repetirse. ¡No pueden volver a repetirse!
Ficha técnica
Título original: Argentina, 1985
Año: 2022
Duración: 140 minutos
País: Argentina
Compañías: La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill, Amazon Studios. Distribuidora: Amazon Prime Video
Género: Thriller. Drama | Basado en hechos reales. Drama judicial / Abogados/as. Años 80. Dictadura argentina
Guion: Santiago Mitre, Mariano Llinás
Música: Pedro Osuna
Fotografía: Javier Juliá
Reparto: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi, Norman Briski, Héctor Díaz, Alejo García Pintos, Claudio Da Passano, Gina Mastronicola, Walter Jakob, Laura Paredes, Gabriel Fernández
Dirección: Santiago Mitre
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