Matrix regresa con una versión críptica.
Thomas Anderson -Keanu Reeves-, vive en San Francisco y desarrolla videojuegos basados en vagos recuerdos sobre su pasado. Sin embargo, esas imágenes poco nítidas le han servido para configurar “The Matrix”, su título estrella. Los sueños pasan fugazmente, mientras que en lo cotidiano se cruza con Tiffany -Carrie-Anne Moss-, una mujer con quien evidentemente tiene alguna conexión que no logra descifrar.
Anderson acude a un terapeuta que le ayuda con estas confusiones entre sueños y realidades, algo que trata de mantener a raya en base a pastillas azules, un tratamiento que, no obstante, resulta insuficiente. Él quiere ir más allá, descubrir qué sucede en verdad, por lo que cada cierto tiempo ejecuta un trozo de código informático antiguo para explorar y entender lo que sus sueños le quieren expresar. Este bucle se transforma en una ventana de oportunidad a través de la cual Anderson es contactado por Bugs -Jessica Henwick-, quien en otra instancia de código descubre y libera a Morpheus -Yahya Abdul-Mateen II-.
El escenario se hace cada vez más intenso para Thomas. Poco entiende, pero su instinto le dice que debe confiar y seguir adelante. Pese a ello, el cambio radical solo se produce cuando deja de tomar esas pastillas azules y acepta una roja ofrecida por Morpheus. ¿Entenderá, por fin, quién es, qué hace en esta dimensión y cuál es su misión?
Esta cinta dirigida por Lana Wachowski -una de las creadoras de la exitosa franquicia-, se siente un poco anticuada y algo pasada de moda. La historia como tal envejece mal, pierde novedad, frescura e intriga, haciendo que esta secuela resulte innecesaria.
Estéticamente, la película se desarrolla en forma acorde con sus predecesoras, pero sin brillar. Observamos una filmación apagada, sin vibraciones altas, como si sus personajes estuvieran siempre en un loop, en cámara lenta, tratando de alzar el vuelo.
Confusa en su argumento -recordemos que en Matrix Revoluciones se produjo la Guerra contra las Máquinas en la que mueren sus protagonistas-, el guion trae de regreso a la vida a Neo y Trinity con una vuelta de tuerca hábil pero que no reviste mayor gracia. Además, con un ritmo cansino, en su tejido dramático se nota demasiado la intención de alargar el relato con diálogos insulsos, desprovistos de emoción, basando su sustrato solo en sus prolijas escenas de acción.
Un punto a destacar, tal vez el único en mi perspectiva, es la música de Johnny Klimek y Tom Tykwer. Es casi un concierto, bien compuesto y ejecutado, un detalle que le entrega al menos una base a una película donde solo funcionan bien las conexiones con la "Matrix" original. Tanto es así, que esta cuarta entrega corre el riesgo de ser solo para seguidores y para quienes conocen la trama, sin embargo, y aún así, la apuesta se queda en el camino.
¿Vale la pena revivir “The Matrix”? ¿Es un aporte? A mi modo de ver, no es para nada claro. Esta película me decepciona y acrecienta la percepción de que hemos recorrido una historia de ha ido de más a menos, desde un original virtuoso hasta esta última parte que se va apagando lenta e inexorablemente.
En síntesis, “The Matrix Resurrections” resulta fallida y se queda corta en un vano intento por revisitar un mundo vital que ya no tiene ni los efectos ni la ilusión que marcaron su fama.
Ficha técnica
Título original: The Matrix Resurrections
Año: 2021
Duración: 148 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros., Village Roadshow, NPV Entertainment, Silver Pictures. Distribuidora: Warner Bros., HBO Max
Género: Ciencia ficción. Acción. Drama | Cyberpunk. Mundo virtual. Secuela
Guion: Aleksandar Hemon, David Mitchell, Lana Wachowski. Personajes: Lana Wachowski, Lilly Wachowski
Música: Johnny Klimek, Tom Tykwer
Fotografía: John Toll, Daniele Massaccesi
Reparto: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Jada Pinkett Smith, Yahya Abdul-Mateen II, Jessica Henwick, Priyanka Chopra, Ellen Hollman, Jonathan Groff, Brian J. Smith, Max Riemelt, Lambert Wilson, Andrew Caldwell
Dirección: Lana Wachowski
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miércoles, 5 de enero de 2022
Matrix Resurrecciones - Por Carlos Correa
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