lunes, 30 de agosto de 2021

Otra ronda - Por Carlos Correa

Disponible en Netflix. 


Tener un porcentaje de alcohol en sangre de 0.05 compensaría un déficit de nacimiento y nos haría más creativos y relajados. Esta teoría, adjudicada al psiquiatra Finn Skårderud -no comprobada y rechazada por el mismo Skårderud-, es la base de la historia que presenta esta cinta danesa dirigida por Thomas Vinterberg, ganadora del Premio Óscar 2021 a Mejor Película Internacional.

Cuatro amigos, cuatro profesores de un colegio en Copenhague, Martin -Mads Mikkelsen-, Tommy -Thomas Bo Larsen-, Peter -Lars Ranthe -, y Nikolaj -Magnus Millang-, tienen vidas aburridas y se encuentran decepcionados. Sus motivaciones han desaparecido bruscamente y enfrentan crisis de diversa naturaleza: familiares, laborales, íntimas, sociales, y también producto de su edad. Llevan años así, pero el cumpleaños número 40 de Nikolaj les lleva a tomar conciencia de lo que enfrentan como asimismo de las pocas opciones de salida que poseen.

Entonces surge algo revelador y la teoría pasa a ser una práctica. Como grupo se proponen llevar a cabo el experimento: tomar alcohol para equilibrarse, observar las reacciones y documentar el proceso como si de un ensayo psicológico se tratara. El comienzo resulta alentador, porque con una ingesta moderada aunque permanente, parece que sus vidas recobran ese impulso perdido pues observan notorios progresos. En las clases con sus desmotivados alumnos, en sus casas con sus familias y en sus relaciones más cercanas, parece que todo mejora en proporción y los resultados se ven prometedores. A raíz de las pruebas, deciden aumentar la dosis y ver qué sucede, excediendo incluso los límites auto fijados, lo que desencadena una serie de hechos no previstos con infortunadas consecuencias.

Inspirada en una obra de teatro que Thomas Vinterberg había escrito mientras trabajaba en Burgtheater (Viena), “Druk” originalmente se definía como “una celebración del alcohol basada en la tesis de que la historia mundial habría sido diferente sin el alcohol”. Sin embargo, la trágica muerte de Ida, su hija, cambiaría el propósito: “No debería tratarse solo de beber. Se trataría de despertar a la vida”. Con estos antecedentes, a primera vista pareciera una apología del alcohol, sin embargo sus múltiples capas van bastante más allá. Veamos.

La cinta resulta espléndida desde variados puntos de vista y vale la pena mencionarlos. El primero, y que sin duda es el más visible, comprende las excelentes actuaciones protagónicas del grupo de amigos sobresaliendo el papel que consigue Mads Mikkelsen con su excepcional interpretación. En segundo término, la forma de capturar la escena que desarrolla el director Thomas Vinterberg resulta sorprendente. Sus planos y encuadres son particulares, están ejecutados con extrema dificultad en muchos casos, en espacios muy reducidos, entregando primeros planos que ofrecen una perspectiva íntima que sensibiliza y conmueve. Los rostros son captados muy en detalle, ofrecen pequeños movimientos en la cara, sutilezas en ojos y labios, miradas profundas y penetrantes, llenas de múltiples emociones en cada una de las escenas y secuencias.

El arte de la dirección que entrega Vinterberg, y las notables configuraciones de todos sus personajes, dotan al metraje de un sentido de realidad único, donde los protagonistas no parecen actores sino sujetos de la vida real captados en la intimidad de su actuar cotidiano. Por ello resulta excepcional el rol de Mikkelsen, porque lo que expresa es natural, profundo, sin estridencia, con una carga emocional que impacta con el solo hecho de observarlo en escena. Pocas veces resulta tan vital una actuación que, además, se encuentra al servicio de la historia y en perfecta concordancia con quienes le acompañan y apoyan.

Las capas más profundas de la cinta están más ligadas al aspecto interno de la personalidad de cada uno de los cuatro amigos. Sin tener que declarar todo en forma explícita, cada personaje expresa características esenciales y podemos perfectamente saber qué le sucede íntimamente, sus conflictos, sus sueños, sus aspiraciones, sus desesperanzas y desalientos. La película habla de la tolerancia a la frustración y a la forma de abordarla y/o enfrentarla. ¿El alcohol es una excusa, o una solución plausible? ¿O bien se transforma en un escape para evadir la realidad, borrar lo que les sucede, una manera de embriagar los problemas?

Otra capa es la relacionada con el así llamado “despertar”. Hay algo en el alcohol que tiene un efecto deshinibidor, que permite que algunas personas puedan superar ciertas barreras, especialmente de personalidad y en encuentros sociales. La cinta lo presenta tal cual, pero no esconde que se trata de una droga que además afecta variadas funciones básicas y motrices, y que incluso provoca muchos más problemas que beneficios. Así y todo el experimento pareciera funcionar, pareciera ir bien, pero el problema es cuando se rompe ese teórico equilibrio, lo que indudablemente genera que la balanza se incline hacia los efectos negativos que, en muchos casos, no tienen vuelta atrás.

Desde un punto medular, la película resulta desoladora. La angustia interior de los protagonistas y en especial la que muestra Martin es agobiante. ¿Medicamentos o tratamientos? Tal vez, con un diagnóstico oportuno y certero, pero ante tales carencias, el uso de una droga -en este caso el alcohol- podría a simple vista parecer la solución ideal para superar cualquier obstáculo y recuperar aquella añorada normalidad. No obstante, pensar así puede ser solo un espejismo, recubierto de tantas bondades que no permite visualizar el fondo del problema, al punto de encapsularlo para evitar enfrentarlo de una forma correcta.

Me gustó mucho esta película. Podría seguir analizando lo que me produjo y las muchas aristas que se revelan en ella, pero es mejor dejar espacio para que cada uno la descubra. Cintas como esta se expanden en nuestro interior, nos tocan según nuestras propias historias y además se completan de acuerdo a nuestras experiencias y vivencias. “Druk” es un brillante ejemplo, con actuaciones de primer nivel y una cinematografía envolvente que nos impide permanecer indiferentes. Una película imprescindible. ¡Muy buena!

Ficha técnica

Título original: Druk
Año: 2020
Duración: 116 minutos
País: Dinamarca
Productora: Coproducción Dinamarca-Suecia-Países Bajos (Holanda); Zentropa Productions, Topkapi Films, Film I Väst, Zentropa International Sweden, Det Danske Filminstitut, Eurimages, Svenska Filminstitutet, Netherlands Film Production Incentive
Género: Drama | Alcoholismo. Amistad. Colegios & Universidad
Guion: Tobias Lindholm, Thomas Vinterberg
Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen
Reparto: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Susse Wold, Maria Bonnevie, Dorte Højsted, Helene Reingaard Neumann, Martin Greis, Magnus Sjørup, Mercedes Claro Schelin, Frederik Winther Rasmussen, Silas Cornelius Van, Albert Rudbeck Lindhardt, Aksel Vedsegaard, Aya Grann
Dirección: Thomas Vinterberg

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