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El encuentro ocurrió. Fue la noche del 25 de febrero de 1964 cuando el boxeador Cassius Clay, de solo 22 años, se proclamó campeón de mundo de los pesos pesados al derrotar a Sonny Liston. La reunión, horas después de la pelea, se desarrolló en una habitación del Hampton House Hotel de Overtown, Florida. Nadie sabe que sucedió en ese encuentro que juntó al novel boxeador, a la estrella de soul Sam Cooke, al jugador de fútbol americano Jim Brown y al activista Malcolm X. Cuatro amigos, los cuatro afroamericanos, en un momento crucial de sus carreras y de sus vidas.
Como se desconocen los detalles -solo sabemos que la mañana siguiente, en una improvisada conferencia de prensa, Cassius Clay ingresa a la Nación del Islam y se rebautiza como Muhammad Ali-, el guionista y dramaturgo Kemp Powers imagina y ficciona la acción convirtiéndola en una obra teatral estrenada el año 2013. Y es el mismo Powers quien elabora el guion de esta cinta debut de la directora Regina King, trabajo que aborda temas que, a casi 60 años de distancia, aún se perciben tremendamente actuales.
La cinta no oculta su inherente teatralidad. Un comienzo que nos muestra el ambiente social de la época y además presenta a sus cuatro protagonistas en cada uno de sus ámbitos, da paso a la jornada que ocupa mayoritariamente el relato. Cassius Clay -Eli Goree- pelea por el título y en el público de encuentran sus amigos, Malcolm X -Kingsley Ben-Adir-, y Sam Cooke -Leslie Odom Jr.- en las primeras filas, mientras Jim Brown -Aldis Hodge-, comenta el combate al lado del ring. Luego de la fervorosa -e inesperada- victoria, Malcolm X les invita a su Hotel. Clay, Cooke y Brown aspiran a una noche de juerga, festejos y liberación, pero pronto se dan cuenta que su anfitrión tiene otros planes para la velada.
La sustancia de la cinta son los estupendos diálogos que presenciamos por más de una hora, y que se desarrollan al interior de la habitación. Los textos son deliciosos, llenos de profundidad, idealismo y convicción. Malcom X sabe inspirar a un confundido Clay, sabe confrontar a un exitoso Cooke y anima a reflexionar a un dubitativo Brown, quien se debate entre el deporte y la naciente actuación.
Naturalmente surgen conflictos. Malcom X esboza su inminente salida de la Nación y provoca el enojo de Clay, quien se siente manipulado por este defensor de los derechos civiles y la población negra de Estados Unidos. Tampoco está cómodo Sam Cooke, puesto que Malcom pone en duda su éxito musical acusando una cierta condescendencia del cantante hacia las audiencias blancas. Quien permanece un tanto al margen es Jim Brown, tal vez el más introvertido de los cuatro, quien se esfuerza en acercar posiciones.
La lucha por los derechos y contra el racismo emerge con una actualidad increíble. Las conversaciones, en ese sentido, son magníficas; discursos declamados con interpretaciones que configuran una dramaturgia que conmueve. Interesante resulta lo diferentes que son sus vidas; personalidades tan distintas, objetivos tan diversos, y que sin embargo, encuentran puntos de referencia vitales en su amistad, acompañamiento y acción.
Ciertamente el movimiento en esta cinta está reducida al mínimo. Las decisiones del guion y de la directora apuntan a relevar los textos por sobre cualquier otro elemento. Filmar dentro de una habitación impone desafíos que son sorteados de forma impecable por una cámara aguda acompañada de una edición que permite cambiar perspectivas sin perder el hilo conductor. Ángulos y cuadros captan las emociones de los protagonistas. La casi nula presencia femenina corresponde también a otra época, a otro tiempo. Este pedacito de la historia es sobre la vida de cuatro hombres, cuatro amigos, cuatro compañeros de ruta, cuatro afroamericanos en busca del cambio social.
Destaca, por cierto, el nivel de las actuaciones, creíbles, sólidas, efusivas. Sobre todo, brilla Leslie Odom Jr., porque además de actuar muy bien, aporta su voz e histrionismo en cada una de sus vibrantes interpretaciones musicales. Regina King obtiene el máximo del grupo de actores, lo que por cierto se revela en el transcurso de un metraje que fácilmente podría resultar monótono y que sin embargo encuentra luces propias en cada una de las intervenciones de los protagonistas.
Vemos en esta cinta la valoración expresa que realiza Malcom X de sus compañeros. Señala que tienen “armas” poderosas para influir y cambiar el mundo, que “pueden mover montañas sin mover un solo dedo”, les dice. El canto, el boxeo, el deporte y la actuación, son importantes puntos de entrada para posicionar convicciones. ¿Existe un espíritu utilitario en aquella sentencia? El activismo que Malcom X desarrolla necesita permear capas sociales y llegar a más personas, pero ¿es válido usar a esas personas en particular y sus respectivas plataformas?
La película no responde inquietudes pero entrega luces. Sobre todo cuando Sam Cooke y Cassius Clay salen del complejo de habitaciones y van a comprar algunas cosas. Allí, casi al pasar, surge una clave; “no se trata de derechos civiles, se trata de darle a la gente negra lo que quieren: poder… poder negro”. “Ser lo que quieren ser sin dar cuenta a nadie”. En otras palabras, luchar por sus vidas, en igualdad de condiciones, sin discriminación ni opresión. Es decir, luchar por su propia libertad.
Ficha técnica
Título original: One Night in Miami...
Año: 2020
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: ABKCO Films, Snoot Entertainment (Distribuidora: Amazon Studios)
Género: Drama | Años 60. Racismo. Drama sureño
Guion: Kemp Powers (Obra: Kemp Powers)
Música: Terence Blanchard
Fotografía: Tami Reiker
Reparto: Kingsley Ben-Adir, Eli Goree, Leslie Odom Jr., Aldis Hodge, Lance Reddick, Christian Magby, Nicolette Robinson, Joaquina Kalukango, Michael Imperioli, Larry Gilliard Jr., Derek Roberts, Beau Bridges, Jerome A. Wilson, Aaron D. Alexander, Hunter Burke, Robert Stevens Wayne, Randall Newsome, Matt Fowler, Alan Wells, Dustin Lewis, Jeremy Anderson
Dirección: Regina King
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lunes, 15 de febrero de 2021
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