Historia de amor juvenil, y denuncia contra el racismo. Tierna, inocente y estimulante.
Un ejemplo de superación personal contra las adversidades.
Con un poco más de humor pudo ser de aquellas películas familiares de la empresa Disney. Más, la crudeza de los contrastes le aportaron otro cariz.
Sucede en Hawái en la década de los años 20. Los propietarios occidentales contrataban a miles de japoneses inmigrantes para trabajar, por sueldos infames, en los cafetales.
Llega un médico soltero a la isla (Matt Dillon) para concretar un negocio. Cuando el proyecto fracasa debe permanecer allí por un mes hasta que un barco lo lleve de vuelta a su patria. En ese periodo constatará la miseria e insalubridad en que viven aquellas familias niponas. Decide quedarse.
Desde entonces, y por 10 años, será el único médico de los japoneses pobres y explotados.
Adoptará a Jo, un niño huérfano bastardo, despreciado por todos por ser hijo de una madre nativa con un japonés.
Con los años el niño, ahora adolescente, aprenderá mucho de medicina acompañando a su tutor. Revelará inteligencia y enorme destreza para correr por los bosques y montañas.
Casualmente conocerá a Grace (Olivia Ritchie), la hija del soberbio terrateniente Danielson (Nick Boraine). Surgirá una bella, pero secreta, atracción afectiva entre ellos. Romance imposible por discriminación social y de raza.
El padre, amenazado de ruina, ofrecerá la mano de su hija a un acaudalado médico de la ciudad - Dr. Reyes (Jim Caviezel) - adulto, y tan alcohólico como inepto galeno.
Los prejuicios y la soberbia serán un flagelo contra Doc, el médico de los pobres, y contra Jo (Ryan Potter), su hijo adoptivo. Una suerte de Romeo y Julieta en el Hawái de esos tiempos.
¿Qué le da su encanto a esta sencilla historia de amor? Los bellísimos paisajes de bosques, montañas, cascadas, volcanes y ríos; un guion claro, convencionalmente estructurado; actores antiguos y nuevos de buen nivel; giros melodramáticos bien dosificados para mantener la sobriedad del relato; final feliz gracias al suspenso de una típica competencia entre rivales.
Los espectadores quedarán satisfechos al comprobar que los buenos son muy buenos, los malos son egoístas y perversos, y los japoneses de la plantación serán testigos como el Coro clásico de las tragedias griegas.
El joven actor Ryan Potter, como Jo (el Joven Doctor del título), revela frescura y carisma. Y resulta alentador comprobar que Jim Caviezel - como el despreciable Dr. Reyes - es de los pocos actores que han podido superar el encasillamiento que los consagró: recordemos que fue Jesús de Nazaret en LA PASIÓN DE CRISTO de Mel Gibson. Aquí lo vemos en una veta grotesca y de mínima moralidad. Y gracias a su emblemática sonrisa sale airoso con su estúpido personaje.
RELATO CONVENCIONAL, AMENO Y EJEMPLARIZADOR, PARA TODA LA FAMILIA.
Ficha técnica
Títutlo Original: Running for Grace 2018
Familiar, romance EE.UU. - 1,50 hrs.
Fotografía: Akis Konstantakopoulos
Edición: Kyle Gilbertson
Música: Elia Cmiral
Diseño Prod.: Alessandro Marvelli
Guion: David L. Cunningham, Christian Parkes
Actores: Matt Dillon, Jim Caviezel, Ryan Potter, Olivia Ritchie
Director: David L. Cunningham
Muy buen comentario, transmite sensibilidad y la descripción de los paisajes nos transporta a esa bella tierra.
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