Disponible en Netflix.
Una pareja huye de la guerra. Rial -Wunmi Mosaku- y Bol -Sope Dirisu- provienen de Sudán del Sur y su país está siendo devastado por un violento conflicto armado. Son refugiados y deben sortear obstáculos indescriptibles para alcanzar una nueva oportunidad. Sobreviven a una travesía arriesgada y peligrosa llegando a Gran Bretaña, pero enfrentan una pérdida irreparable: su hija -y muchos otros inmigrantes- no logra ser rescatada tras caer a las turbulentas aguas.
En un centro de detención, la pareja espera el veredicto. ¿Tendrán derecho a asilo? La acogida -si se puede llamar así- no es la ideal, sin embargo el Gobierno les concede una oportunidad. ¿De qué se trata? Les asigna ayuda económica mínima de subsistencia y les proporciona una casa para vivir. Suena muy bien, sin embargo el lugar está ubicado en un suburbio en las afueras de Londres, y la casa está a muy mal traer, con paredes abiertas, puertas que se salen, además de condiciones de salubridad espantosas.
Mark -Matt Smith-, el asistente social que les recibe, les enseña todo como si fuera una maravilla. Incluso más grande que su propia casa, les dice. También los llena de instrucciones y reglas, que no pueden esto, que no pueden esto otro. Más limitaciones, imposible.
No obstante tener todo en contra, Bol más que Rial, está dispuesto a demostrar que pueden salir adelante, que pueden comenzar desde cero, independiente de las condiciones que les han impuesto. Sale a recorrer, trata de insertarse, incluso modifica conductas en pro del resultado que confía conseguir. Rial, sin embargo, se ubica un paso atrás. Aun no asimila su condición y tampoco está dispuesta a borrar su pasado y dejar sus costumbres.
Pero la casa esconde algo. Ambos perciben presencias que se hacen cada vez más evidentes. El fantasma de su hija Nyagak y una perturbadora figura oscura no los dejan tranquilos y amenazan con volverlos locos. Afuera, los vecinos no los reconocen ni respetan; la promesa de una nueva vida parece todavía más lejana. Bol y Rial deben enfrentarse a una verdadera pesadilla en la que simplemente la consigna es una sola: superarla o ser deportados de regreso a su patria.
Esta cinta, escrita y dirigida por Remi Weekes, resulta interesante bajo muchos aspectos. Primero, utiliza muy bien los elementos del género de terror, es decir, todo lo que nos sorprende, nos eriza, nos asusta y nos hace saltar del asiento. Sus cuadros son compuestos con delicadeza para enfrentarnos a golpes, sonidos y apariciones repentinas, algo propio de una película que pretende encajar dentro de los cánones esperados. Pero eso no es todo. En segundo lugar y con una relevancia creciente, el director configura una historia donde lo principal es el fenómeno de la inmigración, los tratos vejatorios, la discriminación, la falta de oportunidades y los esfuerzos sobre humanos que deben hacer quienes aceptan, bajo presión absoluta, el desafío de intentar comenzar nuevamente, no desde cero, desde menos 10, probablemente. Entonces, conjugando ambas vertientes, podemos hablar que presenciamos un “terror con sentido”, con sentido social, de urgencia, de denuncia. Una capa externa que responde a lo que ya conocemos, sobre una capa más profunda que revela precariedad, angustia y miedo por las condiciones de una mísera existencia.
El cruce de géneros es una apuesta que hace de esta película un trabajo diferente. Si nos quedamos solo con el terror -que por cierto se consigue, se paran los pelos en algunas tomas y en otras la sorpresa es notable-, no entramos al fondo de la preocupación de su creador. Es cierto que las amenazas y los fantasmas inundan la escena, pero al mismo tiempo percibimos que no sabemos realmente qué es lo que sucede, si los protagonistas están soñando, recordando o bien aventurando.
Una producción impecable junto a una banda sonora estupenda compuesta por Roque Baños, dan a la historia un sustento que va más allá de simplemente lograr el objetivo de removernos. Su esencia, quizás, conmociona mucho más, cuando vemos el horror al que son sometidos Rial y Bol, a cómo se les denigra sin reconocer sus derechos básicos como personas y también cuando nos comenzamos a enterar del dificultoso camino que han recorrido para llegar a la situación actual y las decisiones que han debido tomar en su angustioso transitar.
En síntesis, “Su Casa” es una película interesante porque traspasa los márgenes de sus fronteras para exponer una realidad cada vez más común en nuestro tiempo. Sin tomar en cuenta que la cinta se diluye en su tercio final e independiente de si esas “imágenes, tenebrosas presencias y fantasmas” provienen desde la propia casa o del interior de sus mentes, o incluso si están referidas al trato de los vivos o al recuerdo de los muertos, la película nos pone al frente de una historia de resiliencia, sacrificio, valor y honestidad. Solo cuando las propias heridas pueden ser curadas -antes de ser sanadas-, existe la posibilidad de sobrevivir. El tema es cuán profundo es el daño y cuán vital la necesidad de superación. Rial y Bol quieren dar esa pela, ¿lo lograrán?
Ficha técnica
Título original: His House: Año: 2020
Duración: 93 minutos
País: Reino Unido
Productora: Starchild Pictures, Vertigo Entertainment, BBC Films, Regency Television (Distribuidora: Netflix)
Género: Terror. Drama. Fantástico | Drama social. Inmigración. Sobrenatural. Casas encantadas
Guion: Remi Weekes
Música: Roque Baños
Fotografía: Jo Willems
Reparto: Sope Dirisu, Wunmi Mosaku, Matt Smith, Javier Botet, Emily Taaffe, Andy Gathergood, Kevin Layne, Vivien Bridson, Lola May, Rene Costa, Matt Townsend, Vivienne Soan, Homer Todiwala, John Kamau, Gillian Vassilliou
Dirección: Remi Weekes
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miércoles, 10 de febrero de 2021
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