martes, 5 de marzo de 2024

Todos somos extraños - Por Carlos Correa Acuña

Los fundidos iniciales anticipan una inmersión en la intimidad del protagonista. El silencio y la contemplación pronto develan la soledad y la monotonía en la que vive Adam -Andrew Scott-, un guionista que, además, se enfrenta a la desesperación que provoca la pavorosa “página en blanco”

El edificio es nuevo y no hay otros residentes. O tal vez solo un departamento más, el que se ve iluminado desde la planta baja. Suena el timbre. Adam recibe una visita inesperada. Es Harry -Paul Mescal-, quien, un poco bebido, se le insinúa sin tapujos ni prejuicios. Adam niega cualquier posibilidad, cierra completamente la puerta.

En ocasiones es necesario revisitar el pasado para entender el presente y construir el futuro. Adam, consciente de aquello, emprende viaje a la casa de sus padres, que le acogen con cierta sorpresa pero felices de volverlo a ver. Se ven jóvenes, muy jóvenes, casi tanto como su hijo; pero ellos murieron cuando Adam tenía 12 años.

Algo se detona con el viaje. Adam vuelve a escribir, y además se encuentra casualmente con Harry en el ascensor. Ahora sí se abre a la posibilidad. Sucede lo esperado, un encuentro sexual, pasional, desenfrenado, liberador.

El director Andrew Haigh adapta la novela de Taichi Yamada entregándole un sello atmosférico. El metraje es explícito sin mostrar demasiado. Se centra en dos individuos que se encuentran en el vértice del vacío existencial. Dos opuestos que confluyen con sus extremos hacia un centro común, complementario, diferente, esperanzador. Ambos conectan, se acompañan, comienzan de nuevo, despiertan a otra vida.

La sucesión de encuentros de Adam con sus padres se hace cada vez más frecuente. La acogida de su madre es diferente a la marcada ausencia de su progenitor. Descubrimos que esa falta de figura paterna ha hecho mella en la personalidad de Adam, lo que sumado al bullying infantil, configura el presente de una persona vulnerable, tímida y en extremo sensible, que necesita la protección de un otro.

Lo que viene es un ida y vuelta. Adam comprende que debe salir de su zona de confort. Ya no debe enclaustrase más, debe salir a vivir, liberarse, destapar todo aquello que ha comprimido su vida por años, una opresión permanente agudizada por la temprana muerte de sus padres.

Haigh nos conduce de manera inteligente a través de una historia que se fragua muy lentamente. Amor, perdida, perdón. Hay mucho implícito en esos traumas y situaciones no resueltas. Varias preguntas sin respuesta dan paso a una creciente soledad del protagonista, la que no hace más que consolidarse con el tiempo.

“Todos somos extraños” tiene múltiples lecturas y eso es parte de lo interesante de su propuesta. Se deslizan la insatisfacción, la desconformidad, el amor propio, la autoestima y la inseguridad. La dualidad de tiempos, muy bien empleada, funciona como espejo, porque esa mezcla de realidades diferentes, lo concreto y lo imaginario, hace que no solo el protagonista se transporte sino que nosotros les acompañemos en este viaje de reconciliación, redención y trascendencia cuyo destino resulta indescifrable.

Ficha técnica


Título original: All of Us Strangers
Año: 2023
Duración: 105 minutos
País: Reino Unido
Compañías: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Blueprint Pictures, Film4 Productions, Fox Searchlight. Distribuidora: Fox Searchlight
Género: Fantástico. Drama | Familia. Homosexualidad
Guion: Andrew Haigh. Novela: Taichi Yamada
Música: Emilie Levienaise-Farrouch
Fotografía: Jamie Ramsay
Reparto: Andrew Scott, Paul Mescal, Jamie Bell, Claire Foy
Dirección: Andrew Haigh

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