Una muy inteligente sátira del pandemonio que habría surgido éntre los jeracas soviéticos cuando falleció Stalin en 1953.
La figura idolatrada de Stalin era tan poderosa y cruel, que la URSS vivía alienada entre el terror y la veneración.
A tal extremo abunda el miedo que hasta los altos jerarcas envían a prisión a sus esposas para complacer al tirano. Cualquier sospecha de traición al Partido es castigada con la tortura, el exilio a Siberia o la muerte.
El gran encargado de mantener el orden era el Ministro de Seguridad, Lavrenti Beria, en una estupenda caracterización del actor inglés Simon Russell Beale, más conocido en teatro que en cine.
Resulta nostálgico ver desfilar a todos aquellos grandes de la URSS en esta sátira de humor negro político. Es tal el caos tras la muerte de Stalin, y la ambición de poder entre los altos miembros del Comité Central, que llegan a ordenar matanzas populares colectivas por error.
Aunque publicitados ante el mundo como los genios políticos del régimen, en la intimidad se comportan como cobardes, traidores y acomodaticios: Khruschev, Molotov, Malenkov, el heroico General Zhukov y Bulganin. Sólo algunas mujeres - como Svetlana Stalin, Polina Molotov y la pianista María Yudina luchaban debilmente por imponer algo de sentido común.
Tras las pomposas consignas oficiales el ser humano individual vale nada. Sólo importan los jerarcas que se hacen zancadillas mutuamente.
Y es en este clima de conspiraciones donde el astuto Nikita Khrushev - por demagogia - se presenta como reformador y liberador de prisioneros (admirable caracterización de Steve Buscemi), y comienza a escalar hacia la cumbre.
Los actores, y el excelente guion nos mantienen alertas, transportándonos a una fiel ambientación de la época, donde todos esos personajes existieron, mientras la propaganda anestesiaba al pueblo soviético y a los intelectuales del mundo para que idolatrasen a sus gobernantes.
Irónicos créditos finales donde los rostros de los líderes van siendo borroneados con los cambios políticos, o simplemente suprimidos y recortados de las fotos.
El director británico Armando Iannucci es un maestro para desenmascarar mentiras políticas e institucionales (Veep 2012-19, In the Loop 2009).
UNA FASCINANTE MIRADA AL ÁREA CHICA SOVIÉTICA. NARRADA EN TONO DE SEMI-FARSA DEJA ENTREVER QUE MUCHO DE ESTO DEBIÓ SER VERDAD.
Ficha técnica
Título Original: The Death of Stalin
2017 Tragicomedia historica Inglaterra, Francia, Bélgica, Canadá. EE.UU. - 1,47 hrs.
Fotografía: Zac Nicholson
Edición: Peter Lambert
Música: Christopher Willis
Diseño Prod.: Cristina Casali Guion: Armando Iannucci, David Schneider
Actores: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor
Director: Armando Iannucci
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