Disponible en Netflix.
Graciosa y honesta aventura sobre un apocalipsis diferente.
Cuando la Tierra se ve amenazada por un asteroide, las defensas funcionan, lo destruyen, pero el remedio resulta peor que la enfermedad pues al desintegrarse, caen elementos que provocan un desbarajuste total. Así, pequeños insectos y animales crecen desproporcionadamente y ponen de cabeza la cadena alimenticia. La humanidad, entonces, es aniquilada en buena parte y los pocos sobrevivientes deben ocultarse en búnkeres para protegerse de las sensibles nuevas amenazas. Toda esta historia de caos es contada al comienzo en una de las mejores secuencias de la película, en forma ágil, con animaciones, dibujos y mucho humor.
Nuestro protagonista, Joel Dawson -Dylan O'Brien-, vive en una de las tantas colonias que sobreviven al desastre. En un pozo profundo, blindado, llevan ya siete años, desarrollan las pocas actividades que pueden hacer y están siempre alertas ante cualquier posible ataque o invasión. Joel tiene miedo pero trata de sobrellevarlo, aunque se paraliza en aquellos momentos de tensión que le superan. Aun así, no pierde ilusión. Tiene la esperanza de encontrar a Aimee -Jessica Henwick-, su amor adolescente, y a quien no ve desde el fatal día “D”.
Su tenacidad es recompensada cuando, por radio, logra comunicarse con la chica. Ella se encuentra en otra colonia, a unos 135 km. de distancia, cerca del mar. Entonces, sacando fuerzas de flaqueza y cubriéndose de una buena dosis de irresponsabilidad, decide emprender el viaje para reencontrarse con la persona que le ha permitido tener una razón para vivir durante todos estos años. La travesía se asoma peligrosa, llena de obstáculos y con un desenlace que se avisora poco halagüeño. Las probabilidades de perecer superan, con creces, las de tener éxito, pero Joel está convencido. Vale la pena, tiene que intentarlo.
El mejor momento de esta película dirigida por Michael Matthews y escrita por Brian Duffield y Matthew Robinson, es cuando Joel se encuentra con dos viajeros, Clyde y Minnow, un hombre adulto y una niña de 8 años. Aparte del hecho que le rescatan de un peligro inminente -y no es spoiler, pues está claro que si el protagonista se muriera al comienzo se acaba la película-, se configura una relación especial que le entrega al joven sus primeras enseñanzas en terreno, en vivo y en directo. Entiende que debe descubrir sus errores, generar aprendizajes y correr riesgos, pero siempre cuidando de no exponerse más allá de sus capacidades y limitaciones. Estas lecciones son vitales para lo que viene a continuación en el desarrollo de su trayecto.
Entre los mejores aspectos de esta cinta están sus buenos efectos visuales -los monstruos parecen bastante reales, al menos en pantalla chica-, la banda sonora y el empleo de un humor tipo comedia. Dentro de lo menos logrado, podemos incluir ciertos baches del relato, algunas pérdidas de ritmo, es decir un desarrollo irregular, la falta de caracterización de Aimee y otras varias caricaturas que desfilan durante buena parte del metraje.
Donde “Love and Monsters” sorprende, o al menos intenciona realizar un giro, es respecto a los valores que representa. Obviamente el principal es el amor, porque es el que mueve a Joel a iniciar su hazaña y lo hace internarse en un mundo completamente desconocido. También podemos observar el valor de la familia, y no solo la de origen, sino la que se forma en torno a una comunidad de vida. Joel solo lo aprende al alejarse de sus amigos, al abandonar el refugio. A la distancia, comprende algo que no estaba en sus libros y que naturalmente cobra un valor central.
La motivación, ya está dicho, la proporciona el amor, sin embargo no lo es todo. Joel tiene miedo, es normal, y ante ello su reacción espontánea y casi automática es paralizarse. Por ello, cuando comprende que debe asumir el miedo, enfrentarlo y vencerlo, desarrolla valentía. Debe querer abandonar el nido, cueste lo que cueste, pase lo que pase, no hay otra forma, ni caminos cortos ni atajos. En ese momento descubre que hay otro mundo fuera de su zona de costumbre, al que solo se llega venciendo la inacción. ¡Querer es poder! La cinta también expone el desarrollo de la confianza y la preocupación por los demás, tal vez en menor medida pero no con menos importancia.
Resulta entretenida esta cinta y no puedo dejar de mencionar tres aspectos. Primero, el perrito “Boy” se roba la pantalla con su ternura, como un fiel amigo y compañero de nuestro protagonista. El segundo corresponde a la costumbre de Joel de documentar su historia, dibujar lo que ve, a veces con lujo de detalles. Esta disciplina resulta interesante, no solo porque le previene de algunas situaciones sino que además ratifica que debemos estar atentos a los detalles aunque el mundo se venga abajo. Y finalmente, una mención al encuentro con el robot Mav1s que nos deja más de alguna enseñanza al apreciarse más humano que algunos humanos, cuando muestra empatía, cercanía y desprendimiento. No es un dato menor, es un toque de alerta sobre no dejar de ser personas, incluso en las más críticas condiciones de la existencia.
Ficha técnica
Título original: Love and Monsters
Año: 2020
Duración: 108 minutos
País: Estados Unidos
Productora: 21 Laps Entertainment, Paramount Players, Entertainment One, Paramount Pictures, MTV Films. Distribuidora: Netflix
Género: Aventuras | Futuro postapocalíptico. Supervivencia. Monstruos. Insectos
Guion: Brian Duffield , Matthew Robinson
Música: Marco Beltrami, Marcus Trumpp
Fotografía: Lachlan Milne
Reparto: Dylan O'Brien, Michael Rooker, Ariana Greenblatt, Jessica Henwick, Ellen Hollman, Damien Garvey, Melanie Zanetti, Tasneem Roc, Amali Golden, Dan Ewing, Tonia Renee, Tandi Wright, Arthur Costa, ver 5 más
Dirección: Michael Matthews
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viernes, 30 de abril de 2021
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