lunes, 31 de julio de 2023

Luzzu - Por Carlos Correa Acuña

Jesmark -Jesmark Scicluna-, es un pescador maltés que lucha día a día por mantener a su familia, su esposa e hijo recién nacido. Entre la disminución de la pesca -y su baja venta-, y un problema de fuga en su bote de madera -Luzzu-, las dificultades cada vez son más agobiantes. La pobreza es evidente y las carencias manifiestas; el oficio de pescador no da estabilidad, y el inesperado tratamiento médico especial para su hijo, hace que la situación se transforme en algo crítico. Su esposa reacciona. Acude a su madre para apoyarse, sin embargo esto es algo que Jesmark no comparte. Su orgullo es mayor, no pide ayuda, no acepta ayuda. ¿Por qué, ante esas condiciones angustiantes? Porque todo es una amenaza, se siente muy poco valorado, menospreciado.

Desde un inicio observamos que Jesmark no establece buenas relaciones, tiene un genio endemoniado, tal vez producto de la frustración e impotencia que le embargan. La precaria situación personal y familiar le provoca inseguridad y desesperación, un círculo vicioso complejo que le lleva a tomar malas decisiones, cometer errores y enredarse, incluso al punto de incursionar en negocios turbios que involucran el mercado negro de la pesca ilegal.

Escrita y dirigida por Alex Camilleri, “Luzzu” es una película íntima, profunda y cruda. Con imágenes discordantes -bellos paisajes contrastan con la opacidad personal del protagonista-, Camilleri nos propone un viaje al interior de una persona que no sabe qué hacer para salir adelante. Las dificultades no son pocas, son mayores; no solo son materiales sino también de vida, esenciales, incluso espirituales. No se ve salida alguna, se trata de una búsqueda consistente y vital, pero sin ninguna esperanza.

El ritmo cadencioso de la cinta nos ayuda a sumergirnos en la introspección que el director quiere transmitir. Con fineza, detectamos los principios que están involucrados: bajo nivel educacional, falta de oportunidades, tradiciones familiares que no necesariamente se adaptan a tiempos actuales, presión social, deterioro del medio ambiente, proliferación de lo clandestino, corrupción, etc.

“Luzzu” es expresiva y a la vez impresionista. Habla de renuncias y reconversión, también de ceder con reparos, pena y frustración. El duelo se describe muy bien, una dolencia que causa estragos y que parece llevar inexorablemente a la autodestrucción, aunque comprendamos que procesarlo es la única forma de poder siquiera pensar en una posible reconstrucción.

Hay un hecho que describe inmejorablemente la esencia de este relato. Se trata de la reparación del bote -“Luzzu”, el nombre de la cinta-, que funciona muy bien como metáfora explícita de la urgente necesidad de reparación personal. Observamos un cambio radical, con una evolución inesperada, necesaria y fundamental, pero es evidentemente de forma, porque lo realmente primordial -aquello vital y consistente en alma y espíritu-, se mantiene presente, aún cambiando totalmente su forma exterior.

Con pocos elementos y una visión artística muy cuidadosa, esta película de Alex Camilleri se abre paso con consistencia como una propuesta reflexiva, diferente y a la vez provocadora. Si bien explicita bastante, es bastante más lo que revela solo en parte, con sensaciones y emociones a flor de piel pero contenidas, dejando a medio cubrir un agobio silencioso y angustiante que parece una olla a presión a punto de reventar. Al filmar de cerca, Camilleri encuentra los mejores momentos gracias a la actuación de su protagonista, Jesmark Scicluna, quien es capaz de sostener un gran peso sobre sus hombros sin necesariamente recurrir a recursos típicamente conocidos.

Interesante propuesta maltesa, un cine de autor con una voz particular que, sin aspavientos, es capaz de transmitir un mensaje cuestionador y urgente sobre temas actuales, situaciones con las que tal vez convivimos tal vez sin darnos cuenta, y que plantea, sin rodeos, la responsabilidad que tenemos como sociedad, y que definitivamente no podemos ignorar.

Ficha técnica

Título original: Luzzu
Año: 2021
Duración: 94 minutos
País: Malta
Compañías: Pellikola
Género: Drama | Pesca. Familia. Pobreza. Drama social
Guion: Alex Camilleri
Música: Jon Natchez
Fotografía: Léo Lefèvre
Reparto: Jesmark Scicluna, Michela Farrugia y David Scicluna.
Dirección: Alex Camilleri

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