Su origen real está ubicado en un orfanato en Paraná, Brasil, donde para una Navidad un niño no desea ningún juguete, solo un paraguas, lo cual fue lo último con que vio a su padre en un día de lluvia. El tener ese paraguas seria para él como volver a reunir a su familia como en antaño.
Si bien puede parecer un poco sensiblera la historia que cuenta, esto ocurre en la realidad, y tal como dicen sus creadores, la idea es, de alguna manera, compartir un mensaje que se origina desde un recuerdo doloroso, y transformarlo en un mensaje esperanzador, en una actitud de escucha, situándonos en el lugar del otro y sin precipitarse en conclusiones muchas veces basadas en nuestros prejuicios.
El relato no posee texto hablado, las imágenes hablan por sí solas, es una buena animación en 3D, con un croma muy colorido en sus personajes y que nos remitirá a otras animaciones que hemos visto. Destaco que está bien elaborado.
Es una relato desde la emoción, donde todos los ingredientes cinematográficos están al servicio de la historia, la música, el relato en un continuum, no hace necesario el lenguaje hablado para comprender la trama.
Es un corto animado necesario en los tiempos que corren para actos positivos, que con nuestra actitud de escucha nos permitan hacer aflorar la empatía sin juzgar a los otros. Son nuestros gestos los sensores de quiénes somos.
Más que recomendable para ver en poco tiempo y conversar con aquellos que amamos.
Disponible en YouTube.
Ficha técnica
Año: 2019
Duración: 8 minutos.
País: Brasil
Dirección y Guion: Helena Hilario y Mario Pece.
Técnica: 3D
Estudio: StratoStorm.
Género: Drama, empatía, esperanza.
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