miércoles, 30 de agosto de 2023

Sonido de Libertad - Por Carlos Correa Acuña

Inspirada en la historia de un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos que dejó su trabajo para dedicar su vida para sumergirse en el combate del submundo del tráfico de personas a lo largo de Latinoamérica, esta película puede resultar impactante por la cruda temática que aborda.

La cinta comienza mostrando a un padre que lleva a sus dos hijos a una promisoria sesión de fotografías, en Tegucigalpa, Honduras, sin embargo, cuando vuelve por ellos, el departamento donde los ha dejado está completamente vacío. La desesperación es total; la angustia, el abandono y la soledad traspasa la pantalla.

En forma paralela, en California, Tim Ballard -Jim Caviezel-, experimentado agente a cargo de combatir la distribución de pornografía infantil, se encuentra en medio de un operativo de campo para conseguir encarcelar a un nuevo depredador. Para ello usa diversas estrategias, desde un particular interrogatorio hasta hacerse pasar por un pedófilo más para generar empatía y lograr su misión.

Sin duda, Tim está tocado en su fuero interno. Con una familia numerosa y muy unida, el tema no le resulta para nada indiferente, y siente que tal vez no está haciendo los esfuerzos suficientes. Es por eso que, cuando conoce de primera fuente el caso de Miguel y su hermana, los niños secuestrados en Honduras, se involucra decididamente con el objetivo de rescatar a la pequeña Rocío de las garras de una mafia cuya extensión parece abarcarlo todo.

El guion, escrito por Rod Barr junto al director Alejandro Monteverde, logra generar un alto grado de incertidumbre en cada una de las acciones. Los casos que se presentan son desoladores, y la persecución debe hacerse de forma estratégica. El tráfico de personas, y en este caso de niños, es generalizado, y los abusadores representados en esta cinta consiguen despertar asco, una sensación que va en aumento en la medida que avanzamos y conocemos más detalles, lo que perfectamente podría transformarse posteriormente en odio y repulsión.

Cuando Tim va tras el paradero de Rocío y viaja a Colombia, su carrera se va, literalmente, al tacho, pues se sumerge a tal punto que debe ir por las suyas renunciando a su trabajo, además de dispuesto a asumir un desafío que implica riesgos que podrían resultar ser una trampa mortal. Brindar ayuda y buscar justicia es el valor supremo que lo lleva, incluso, a postergar a su familia, aún contando con el soporte emocional de su esposa, apoyo de vital trascendencia para un gigantesco esfuerzo y obsesión personal.

El desarrollo de la película toma vida en Cartagena, Colombia, junto a “Vampiro” -Bill Camp-, un ex contador del cártel que ahora trabaja para salvar a niños del tráfico sexual. La conexión entre ambos protagonistas es inmediata y comienzan juntos las planificaciones para lograr emboscadas que puedan poner a salvo a niños atrapados, aunque siempre con el objetivo de encontrar a Rocío entre quienes resulten liberados. Sin embargo, el paradero de la menor se encuentra oculto en la selva, al interior de las FARC, y allí es otra cosa: es un riesgo mayor que pocos aceptarían asumir, pero Tim no lo duda: va con todo.

Dirigida por Alejandro Monteverde, “Sound of Freedom” posee una edición destacada y unos planos de filmación muy bien realizados. Desde un comienzo, observamos muy buenos enfoques y desenfoques, junto a cámaras que proporcionan diferentes ángulos en una acción que se siente fluida y que nos atrapa como espectadores. La música, a cargo de Javier Navarrete, y que también incorpora canciones muy apropiadas para diferentes momentos, se transforma en un eje conductor del relato dadas las múltiples conexiones logradas gracias al desarrollo de un motivo -una quinta ascendente, que luego decae lentamente- que elabora variaciones que aumentan y disminuyen en extensión de acuerdo a la necesaria intensidad dramática de cada escena.

Jim Caviezel se compromete con su papel, resulta auténtico y creíble, tanto en su dupla con el experimentado Bill Camp como en su relación con los menores Cristal Paricio y Lucás Ávila, Rocío y Miguel, respectivamente. Al poner en relieve el tema del tráfico y explotación sexual de infantes, esta película logra conmover. Además asume un importante rol de difusión y de enseñanza respecto a una materia que, si bien ya la hemos visto desde varios ángulos, esta vez profundiza sobre una persona que emprende una decidida persecución y que además funda una organización especializada para luchar contra este crimen, la Operation Underground Railroad (O.U.R.).

No exenta de polémica, por sus financistas y grupos ligados a las teorías de la conspiración “QAnon”, este trabajo independiente es una voz que clama por la abolición de la esclavitud presente, en especial la de miles de niños inocentes que caen capturados en redes de prostitución infantil, un negocio tremendamente lucrativo y en exponencial aumento. Es por ello que el mensaje final, muy importante aunque algo discutible respecto a su formato, es un llamado de atención para todos nosotros. No podemos ser solo espectadores de un tema como este, debemos hacer algo, estar informados, difundirlo y apoyar las iniciativas que contribuyen a derrotar este flagelo. Es una tarea titánica, sin duda, pero mientras más personas nos involucremos desde nuestras propias posiciones, más fuerza habrá para poder combatirlo. Este es el mensaje de la película y también su apuesta, cuando se propone difundir una historia que no nos puede dejar indiferentes y que por lo mismo nos toca profundamente.

Ficha técnica

Título original: Sound of Freedom
Año: 2023
Duración: 131 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Santa Fé Films
Género: Thriller. Drama | Biográfico. Basado en hechos reales. Secuestros / Desapariciones
Guion: Rod Barr, Alejandro Monteverde
Música: Javier Navarrete
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Reparto: Jim Caviezel, Mira Sorvino, Bill Camp
Dirección: Alejandro Monteverde

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