jueves, 5 de diciembre de 2019

Un día lluvioso en Nueva York - Por José Blanco Jiménez

En este homenaje a Jerome David Salinger, el joven Holden se llama Gatsby (homenaje adicional a Francis Scott Fitzgerald) y el cazador (o guardián) no está en el centeno sino en

Como siempre, Woody Allen es un excelente director de actores y – en este caso – se sirve de tres jóvenes que se están destacando cada vez más: Timothée Chalamet, Elle Fanning y Selena Gómez.

Todo empieza cuando Gatsby y Ashleigh deciden pasar un fin de semanas en New York. Él quiere mostrarle la ciudad donde nació y donde viven sus padres (la excusa es, justamente, el cumpleaños de su mamá). Ella viene de Tucson (Arizona), escribe en el diario de su modesta universidad y quedará literalmente deslumbrada por la gran ciudad, al punto de olvidar hasta su nombre cuando se encuentra con un famoso actor.

Los dos jóvenes se separan y, durante un día de lluvia, correrán aventuras que les ayudarán a crecer. Dejo el relato hasta ahí para no ser un spoiler. Sin embargo, quiero decir que ese weekend romántico se resuelve en una victoria absoluta de la ciudad. Woody ya lo había hecho en Manhattan, con un adulto joven inmaduro afectivamente, que no se decidía entre una adolescente y una coetánea suya igualmente inmadura.

Allí están el Central Park (con su reloj) y el Metropolitan Musem of Art, ahí está la música de jazz y los locales rétro. En esta ciudad idealizada, no existe el crimen ni las autoridades corruptas apoyadas por una policía violenta y aún más corrupta. Todo es hermoso y romántico, como un beso juvenil.

Sí están las prostitutas de 500 dólares y el mundo del dinero, que todo lo compra y domina. Si está el guiño semita que, como siempre, divierte a Allan Stewart Konigsberg, que acaba de cumplir los 84 años y que está más activo que nunca.

(A Rainy Day in New York. USA, 2019).

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