Agatha Christie dejó una vara muy alta en el género policial. Es así como Rian Johnson (guionista, entre otras cosas, de algún episodio de Star Wars) resolvió escribir y dirigir un argumento de ese tipo con todas sus características más precipuas, a partir del viejo tema de “Se ha cometido un crimen en la casa de Lord James”, como reza la conocida canción de Mario Clavell.
Aclarado este dato objetivo, es fácil sintetizar el relato: un escritor famoso y millonario (Christopher Plummer) muere con la garganta cortada, rodeado del típico nido de víboras” que esperan hacerse de su fortuna a través de la herencia.
El reparto es sensacional (Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Chris Evans, Michael Shannon) y todos son sospechosos. A los parientes hay que agregar a la encargada de cuidar al viejo: la cubanita (con todo cariño) Ana de Armas, que ya se lució como la virtual Joi en Blade Runner 2049 (de Denis Villeneuve, 2017).
Y se supone que el protagonista es Daniel Craig, que no es un gran actor y le costó bastante meterse en el rol de James Bond.
Parece que le va a costar mucho más deshacerse de él. No le creí en momento alguno el ser un detective de nombre y apellido franceses (Benoit Blanc). Para interpretar a un Hercule Poirot se requiere de un Albert Finney o de un Peter Ustinov y ni siquiera Kenneth Branagh fue capaz de replicarlo en su Murder on the Orient Express (2017) con un absurdo “moustache”.
Servida esta “mesa del delito”, el espectador puede empezar a descartar responsables, mientras va descubriendo que todos tenían algún motivo para desear la desaparición del occiso. ¿Qué más se puede pedir?
Tal vez un guión más consistente, porque los miembros del reparto tienen poquísimos elementos para desarrollar sus personajes. Por eso, la película resulta entretenida, pero no interesante al ciento por ciento.
(Knives Out. USA, 2019)
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miércoles, 25 de diciembre de 2019
Entre navajas y secretos - Por José Blanco Jiménez
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