jueves, 21 de noviembre de 2019

Reflejos siniestros - Por José Blanco Jiménez

El título escogido en castellano para Chile quita una de las referencias más importante de esta película rusa. En efecto, la Pikovaya dama no es otra que la “Dama de Picas” del famoso cuento de Aleksandr Pushkin (1833) y de la aun más famosa ópera de Piotr ILich Chaikovski, con libreto de su hermano Modesto (1890).

En Chile, ya hemos visto otras películas rusas de terror tales como La novia (2017) y La sirena(2018), ambas de Svyatoslav Podgaevskiy, cuyos comentarios pueden leer en el archivo de www.candilejas.cl.

Aleksandr Domogarov es un joven director (nacido en 1989), que no hay que confundir con el actor homónimo (nacido en 1963). Debuta en cine con esta película y más que en el terror la centra en el misterio, con un ambiente claustrofóbico que me recordó El espinazo del diablo (de Guillermo del Toro, 2001) y El orfanato (de J.A. Bayona, 2207).

La “Dama de picas” (o “de espadas”, puesto que se refiere a la baraja de los naipes) equivale a la “Bloody Mary” de los anglosajones, la “Verónica” de los españoles y - ¿por qué no? – en parte la “Viuda” de los chilotes. Sólo que no busca a sus víctimas, sino que éstas la buscan a ella y la encuentran a través de un espejo para pedir deseos íntimos.

Una jovencita y su hermano son abandonados en un lúgubre internado (se trata de un lugar real: el Sanatorio Gertsena, en las cercanías de Moscú) junto con otros muchachos que sus familias no desean tener. Ella hace amistad con un grupo, que se aventura por el sector abandonado del edificio. Cometerán la imprudencia de efectuar un rito frente a un espejo cubierto con misteriosos dibujos, más por juego que por convicción. Los efectos no se hacen esperar: sus peticiones se empiezan a cumplir y también a pagar.

No diré más del relato. Sólo una reflexión: pareciera ser que este nuevo filón ruso es un exorcismo para los fantasmas reales de su sociedad actual. Hay momentos de buen cine, como las visiones de la muchacha con sobrepeso o el uso lumínico de los tonos azulados para describir el mundo intraespecular.

Y la influencia de James Wam es evidente, con películas como Demonio (Insidious, 2010) o El conjuro (The Conjuring, 2013).

(Pikovaya dama. Zazerkalye / Queen of Spades: The Looking Glass. Rusia, 2019)

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