Película dramática que se centra en Isabelle Huppert. Pero no basta ella ni un buen elenco para desarrollar una película al estilo de Woody Allen, pero sin Woody Allen.
El mayor problema de producir una película al estilo de Woody Allen es no contar con Woody Allen. Falta no sólo el humor negro, sino sobre todo la profundización psicológica de los personajes.
La temática de Frankie está más vista que trasero de opinóloga: una actriz famosa que llega al final de su vida por una grave enfermedad y quiere pasar unos días con sus “seres queridos”.
Está claro que no se trata de una convivencia pacífica: una hija negra de una antigua relación con un esposo del que quiere separarse, una nieta adquirida, un primer marido homosexual, un hijo de ambos al que le busca una compañera. A ellos se une su actual pareja, un bonachón representante de la tercera edad. Todo sobre sus hombros con la esperanza de dejar todo en orden, pero es difícil hacer congeniar personalidades tan disímiles con un espectro tremendamente pluralista: género, raza, edad, sexualidad.
Es decir, estamos en la atmósfera de Interiores (Interiors, 1978) o de Septiembre (September, 1987). Pero, además, hay otro detalle típico de estas películas: la descripción turística del lugar, como lo ha hecho Allen en Vicky Cristina Barcelona (2008), Medianoche en París(Midnight in Paris, 2011) o A Roma con amor (To Rome with love, 2012). En este caso, es la histórica ciudad portuguesa de Sintra, con playa, callejuelas y tranvía incluido.
A Frankie le queda poco tiempo, pero detesta los remilgos y no quiere excesos sentimentales. Con una vida consagrada a sus triunfos, no ha tenido tiempo para una existencia verdaderamente afectiva. Los mejores momentos de la película son el cumpleaños de una adulta mayor y una escena de sexo geriátrico de gran sensualidad. Isabelle Huppert está impecable, pero no basta para sostener un guión débil. Marisa Tomei es notable con un pequeño papel, sobre todo por su expresión corporal.
Ira Sachs no puede prescindir de su condición sexual y, en el épico final del ocaso ineluctable, insinúa el comienzo de una relación entre filenos (necesario eufemismo para evitar una demanda por falta de respeto a la intocable diversidad).
(Frankie, USA 2019)
La misión global de SIGNIS es colaborar con profesionales de los medios de comunicación y ayudar a transformar la cultura a través de valores artísticos, promoviendo la dignidad humana, la justicia y la reconciliación. La directiva en Chile está formada por Juan Pablo Donoso, Presidente, Elizabeth Salazar T., Vicepresidenta, y Jackie P. Olivo, Secretaria. Son miembros, Bernardita Santander Navarro, Pablo Crocquevielle, José Luis Nicolás, Alejandro Caro Contreras y Carlos Correa Acuña.
viernes, 28 de febrero de 2020
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario