miércoles, 21 de febrero de 2018

Las Grietas de Jara - Por Juan Pablo Donoso

Una maraña de cabos sueltos que ni siquiera al final dan una visión de conjunto.

Claudia Piñeiro (Premio Clarín de Novela) es una escritora, dramaturga y periodista argentina de 57 años. Varias de sus novelas se han llevado al cine con buenos directores y reconocidos actores.

Tal vez su libro LAS GRIETAS DE JARA entrega una motivación más íntima de sus personajes y el misterio de su trama resulte más poético y sugerente.

La película pretende ser un malabarismo de pasados, presentes y, tal vez, futuros para narrar una historia bastante simple que con dos o tres alteraciones de tiempo habría quedado más sólida y menos rebuscada.

En manos de Hitchcock o Chabrol, por sólo nombrar algunos, habría logrado el suspenso requerido.

Jara, habitante solitario de un departamento (Oscar Martínez) extorsiona con denunciar a los ejecutivos de la empresa constructora porque la pared del edificio en que vive se está agrietando velozmente y amenaza derrumbarse por completo. Por el silencio exige una cuantiosa suma en dinero.

El dueño de la empresa, un español inescrupuloso, (Santiago Segura) se niega a indemnizar. El demandante Jara logra inquietar la conciencia del antiguo arquitecto (Joaquín Furriel) que construyó el edificio y busca, junto a una colega (Soledad Villamil) la manera de resolver el problema.

El despiadado acosador incluso amenaza con dañar a la familia del arquitecto.

Una noche, misteriosamente, Jara aparece muerto en el foso del edificio que la misma empresa construía en el vecindario. Los ejecutivos lo sepultan con toneladas de hormigón sobre el cual levantan un nuevo rascacielos.

Por documentos y hechos posteriores surge la posibilidad que Jara sobrevivió y prepara su venganza. Esa es la línea argumental básica.

Pero la película nos introduce en el hogar del atormentado arquitecto, con cuya esposa (Laura Novoa) lleva un matrimonio rutinario y cuya hija adolescente (Zoe Hochbaum) en su desorientación juvenil está incursionando en el lesbianismo. (¿Alguna relación con el conflicto central?)

Por otro lado aparece (Sara Sálamo) una joven fotógrafa que habita el depto. del fallecido Jara, que al parecer conoce algunos secretos, y que seduce al atormentado arquitecto.

El guion y el montaje barajan todos estos elementos saltando hacia atrás y adelante en el tiempo. La mayoría de las secuencias se interrumpen “justo” cuando podrían sugerir alguna clave. Con tales cortes, saltos cronológicos y música temblorosa crean un suspenso tramposo que nos deja torpemente “en el aire”. Y al final, quedamos igual de ignorantes y confundidos con respecto a lo que realmente sucedió.

INNECESARIAMENTE ALAMBICADA. PREDOMINA EL MALABARISMO DE MONTAJE SOBRE LA INTELIGENCIA ARGUMENTAL

Ficha técnica

Drama, misterio, suspenso 
Argentina, España - 1,34 hrs. 
Fotografía: Martin Litmanovich 
Edición: Alberto Ponce 
Música: Nicolás Sorin 
Diseño Prod.: Graciela Oderigo 
Guion: Nicolás Gil Lavedra, Claudia Piñeiro, Emiliano Torres 
Actores: Oscar Martínez, Joaquín Furriel, Soledad Villamil 
Director: Nicolás Gil Lavedra

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