jueves, 15 de febrero de 2018

Paterson - Por Juan Pablo Donoso

“El mundo está lleno de pequeñas alegrías; el arte consiste en saber distinguirlas”. Li Tai Po (China – 701 al 762 d.C.)

Jim Jarmusch sabe conmover con cosas aparentemente insignificantes, personajes de poco relieve, y diálogos triviales.

Para lograrlo requiere de extraordinaria sensibilidad poética, inmenso amor por el ser humano, y gran dominio del oficio cinematográfico. Ya lo demostró antes con filmes como Extraños en el Paraíso (1984), Café y Cigarrillos (2003), entre otros.

En sus películas pareciera que nada espectacular sucede. Que lo más impactante reventará pronto; que toda esa tranquilidad es la calma que precede a la tormenta. Y lo esperado nunca llega, ni llegará, porque la riqueza está en el momento presente de cada personaje. En la sencilla respuesta al estímulo de cada instante.

Quienes esperan acción y grandes conflictos quedarán decepcionados con sus películas. Creerán haber perdido el tiempo y el dinero de la entrada. Que la obra carece de objetivo. Que ni su autor sabía para qué la hizo.

Pero ahí está el secreto – y la valentía – de su encanto: revelar la poesía sencilla y profunda que, como un suave aroma, comienza a emanar el relato.

Hay que captar la sutileza de lo cotidiano, y Jarmusch sabe hacerlo con maestría. Nos revela que bajo lo efímero se manifiesta, en todo momento, la verdadera poesía de VIVIR.

Mantiene una luz crepuscular para captar mejor el secreto de las sombras y del silencio.

Paterson es chofer de un bus colectivo en un barrio de Nueva Jersey, curiosamente también llamado Paterson. Vive con su esposa, sin hijos, con sólo Marvin, un perro bulldog, en una casa sencilla como cualquier otra.

Se nos muestra - ¡con deliberación! – su rutina diaria, que durante siete días de la semana despertará junto a su mujer, tomará desayuno, irá al trabajo, escuchará conversaciones inocuas de los pasajeros, almorzará de su cocaví, volverá a casa en la tarde, enderezará la caseta de correos, cenará y conversará con su esposa sobre lo que ella hizo durante el día: decorar pequeños queques, tocar un poco de guitarra y teñir las cortinas. Al anochecer sacará a pasear al perro y se tomará una cerveza en el bar de la esquina, donde todos se conocen sólo tangencialmente.

En la rutina de cada día habrá pequeños cambios sin mayor relieve, y una extraña reincidencia de gemelos de diversas edades y sexos.

Lo especial es que Paterson lleva consigo un cuaderno donde escribe con fruición poemas muy elementales, que son su íntimo tesoro.

Habrá un solo accidente desolador relativo a sus poemas... Sería la gran tragedia de la película, pero que culmina con el diálogo providencial con un japonés desconocido que nos hereda su mensaje final: “en el VACÍO que deja un pérdida dolorosa yace el germen de la SABIDURÍA que está por nacer”.

EL TESORO DE LA VIDA ESTA EN LAS COSAS – APARENEMENTE - SIMPLES DE CADA DÍA. (Dr. William Carlos Williams, gran poeta de Nueva Jersey)

Ficha técnica

BAMA (Bs.As) Tragicomedia, romance, filosofía 
EE.UU. - Francia - Alemania - 1,58 hrs. 
Fotografía: Frederick Elmes 
Edición: Alfonso Goncalves 
Música: Jim Jarmusch, Carter Logan y Squrl 
Edición: Alfonso Goncalves 
Diseño Prod.: Mark Friedberg 
Guion: Jim Jarmusch, William Carlos Williams, Ron Padgett (poetas) 
Actores: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Nellie (bulldog) 
Director: Jim Jarmusch

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