miércoles, 22 de febrero de 2017

Un camino a casa - Por Carlos Correa

Basada en el libro autobiográfico de Saroo Brierley, el director Garth Davis narra la historia de un pequeño niño de cinco años -Saroo, interpretado de manera magnífica por Sunny Pawar- quien junto a su hermano mayor Gaddú ayudan a su madre recolectando rocas y robando carbón para poder subsistir en un pequeño poblado de la India. Un día Saroo insiste en acompañar a su hermano a un trabajo pero llega tan cansado que se duerme en la estación de trenes a la que habían llegado. Al despertar, está solo y sin su hermano mayor. Se vuelve a dormir en un tren vacío y al despertar, con el tren ya en movimiento, se da cuenta que está encerrado y camino a lo desconocido, hacia la gigante Calcuta, donde Saroo se verá enfrentado a peligros, abandono y soledad que aparecen como insuperables. 

Esta primera parte del filme -la mejor desarrollada- nos muestra una miseria inconmensurable, tan grande como los paisajes que la hermosa fotografía inicial nos quiere transmitir. El contraste que se muestra no nos deja indiferente. Por una parte la belleza de los campos y vistas aéreas y por otra la precariedad en que miles y millones viven en su entorno es difícil de dimensionar. Por otra parte, un niño perdido en un ambiente hostil, una selva de cemento, donde se puede dudar de todo gesto de cariño y cada uno está abandonado a su propia suerte, transmite una tristeza indescriptible.

Sin embargo los milagros existen. Saroo es adoptado por una pareja australiana -Nicole Kidman, su madre adoptiva, en un excelente rol de soporte- y junto a ellos tiene una nueva oportunidad de vida en Hobart (Tasmania). Luego de un salto temporal de 20 años, Saroo -ahora interpretado por Dev Patel- necesita encontrar sus raíces y reencontrarse con su madre y su familia. Ello lo lleva a usar Google Earth para intentar buscar su hogar -que es literalmente una aguja en un pajar- y así tener la oportunidad de encontrarse a si mismo.

La cinta prosigue en forma bastante previsible al igual que su historia. Garth Davis no incorpora mayores novedades a un relato lineal con algunos recuerdos intercalados, lo que hace de su desarrollo algo extenso, obvio y en lo que tampoco ayuda mucho la personificación realizada por Dev Patel, a pesar de su nominación al Óscar. El ritmo va de más a menos, decae y lo que pierde en interés lo gana en emocionalidad intencionada e ineludible.

La sustancia de esta bellísima historia -porque su mayor valor es ser un retrato fiel de una historia real, de hace muy pocos años y donde podemos ver al final de los créditos a los reales protagonistas de este verdadero milagro de amor- es poder realizar una síntesis entre extremos: pobreza, miseria, condiciones inhumanas, abandono, abuso; familia, cariño, hogar, cuidado, amor infinito. Esta síntesis en la que podríamos encerrar los mayores valores y las peores intenciones y maldades humanas, es en realidad nuestra propia vida en la que -mediando todas las diferencias que podamos encontrar- vemos cotidianamente lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Es un viaje, un retorno largo y cansador hacia el interior de cada uno de nosotros que nos invita a descubrir quienes somos, nuestras raíces y nuestra pertenencia.

Ficha técnica

Título original: "Lion"
Calificación: TE+7
Duración: 120 minutos
Género: Drama
Año: 2016
País: Australia
Elenco: Dev Patel, Sunny Pawar, Nicole Kidman, Rooney Mara, David Wenham, Nawazuddin Siddiqui, Tannishtha Chatterjee, Deepti Naval, Priyanka Bose, Divian Ladwa
Director: Garth Davis

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