Relato muy triste, sin gran conflicto aparente, pero profundamente personal. Su autor se atreve a narrar sin hacer concesiones. Y menos entretener. Podría ser una confesión autobiográfica y, a la vez, una desgarrada denuncia social: SOMOS EL PRODUCTO DE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS.
Acompañamos a un niño negro, hijo de madre drogadicta, a deambular solitario por las calles de Miami. Lo acoge un matrimonio cuyo marido también es traficante de drogas, pero que le permiten sentir un cierto calor de hogar. Por su carácter reservado y tímido, el pequeño Chiron será objeto del abuso y burla de sus compañeros de escuela. Lo vemos crecer, incorporarse al mundo delictivo, prosperar en ese ambiente, pero llevar adentro la llaga abierta de su soledad y carencia de afecto.
Ya adulto, y después de muchos años, volverá donde un antiguo compañero de colegio, cubano, con el cual tuvo la única relación erótica cuando eran adolescentes. Será, tal vez, un refugio de amor que, exteriormente, parecería homosexualidad, pero desde la perspectiva de lo que fue su vida será – por fin – una milagrosa comunicación con otro ser humano.
La película es muy lenta, sórdida y cruel. Por la falta de conflicto explícito pareciera inconducente. Pero acompañar a un negrito pobre, criado en el desamparo, constituye de forma subcutánea un conflicto en sí mismo. Y gracias a la última imagen junto al mar comprendemos la metáfora del título: LUZ DE LUNA. Esa luna fue la única compañera que, en fiel silencio, se mantuvo junto a él.
Obra de cine-arte, ajena a los atractivos comerciales, que resultará extraña e incluso cansadora para los espectadores que buscan mayor acción y emociones más directas.
DOLOROSA CRÓNICA DE UN NIÑO POBRE Y NEGRO CUYO CORAZÓN BUSCA UN LUGAR DE ACOGIDA EN EL MUNDO.
Ficha técnica
Título Original : Moonlight
Drama social
EE.UU. - 111 minutos
Actores: Mahershala Ali, Shariff Earp, Duan Sanderson
Director y Guionista: Barry Jenkins
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