miércoles, 1 de noviembre de 2017

El hijo de Piegrande - Por Carlos Correa

Esta película de animación proviene de Bélgica y su estilo y construcción se diferencia bastante de las realizaciones que habitualmente nos llegan desde Estados Unidos. Adam, un tímido adolescente que sufre de buylling en el colegio, se ve de pronto enfrentado a un desafío mayúsculo. Su padre desapareció cuando él era muy pequeño, sin embargo al parecer estaría vivo en medio de la selva. Adam deja atrás a su madre y se sobrepone a los temores para ir en busca de quien resulta ser “Bigfoot”, el Dr. Harrison, quien para proteger a su familia fingió su muerte y vive escondido de una poderosa corporación que quiere obtener su ADN para así hacerse de los súper poderes que permiten, entre otras características, la regeneración vigorosa del cabello.

La cinta tiene un ritmo pausado y la trama se va desplegando en forma bastante natural. No hay un esfuerzo mayor en hacer complejo un guión que es sencillo de seguir y que enfoca su principal característica en la simpatía de Adam en relación con los diversos personajes que va conociendo a través de su aventura. El relato es entretenido hasta al menos dos tercios del metraje, momento en el que va perdiendo tensión y termina diluyéndose hacia el final de la película.

Temas como el buylling de sus compañeros, la abnegada labor de su solitaria madre y la ausencia de la figura paterna, configuran sin duda la personalidad de Adam. Si bien no se profundizan estas temáticas, queda muy clara la intención de contraponer debilidades y vulnerabilidades versus características genéticas especiales que otorgan posibilidades hasta ese momento inexploradas por el protagonista. También la cinta pone de relieve el cómo la lógica empresarial intenta pasar por sobre las personas, en una caricatura sobredimensionada pero que podría ser perfectamente aplicable a ciertas realidades actuales.

En cuanto a la técnica de animación se aprecia sólida y bien lograda. Son tal vez los diálogos los que quedan en un nivel inferior al de los efectos visuales. Además, el poco afortunado doblaje al español (en esta ocasión, mexicano), no ayuda a ponderar un contenido que podría ser quizá un poco más relevante. Aún así, la película entretiene. Hay humor, diversión y aventuras con un pequeño toque de contenido y está muy claro el bien y el mal, algo que ciertamente es vital en una cinta dirigida al público infantil. Y aunque flaquee en su relato, “El hijo de Piegrande” es una interesante opción para los más pequeños, aunque los adultos extrañemos aquellos guiños dedicados a los mayores que presenciamos en las clásicas producciones norteamericanas.

Ficha técnica

Título Original: The Son of Bigfoot
Cinecolor Films
Animación, aventuras, comedia
Bélgica, Francia – 92 minutos
Fotografía: Jeremy Degruson y Ben Stasen
Música: Puggy
Diseño de Prod.: Sylvie Lacoix
Guionistas: Bob Barlen y Carl Brunker
Voces originales: Cinda Adams, Bob Barlen, Laila Berzins
Directores: Jeremy Degruson, Ben Stassen

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