miércoles, 24 de octubre de 2018

Contra el Demonio - Por Juan Pablo Donoso

Empecemos por alabar el intento de un filme chileno de posesión demoníaca con alto nivel técnico y de producción.

Tras el asesinato del hijo mayor, una familia se traslada a vivir a un tranquilo balneario de la costa. Son padre (arquitecto), madre, hija adolescente y hermanita menor. Aunque la casa es hermosa, tiene una atmósfera incómoda, en especial para la hija más grande. Pronto comenzarán a experimentar fenómenos paranormales en aumento. Culminarán solicitando al cura del pueblo que aplique un exorcismo sobre la muchacha poseída por el demonio.

Hay demasiados incidentes intermedios para llegar al final.

Por recargar tanto el argumento quedaron cabos sueltos, secuencias y personajes sobrantes. Evocan en un mismo saco resabios de EL EXORCISTA, BOSQUE DE KARADIMA, POLTERGEIST, y otras…

Es un género muy difícil pues requiere, más que la anécdota, de un EQUILIBRIO integral entre forma y fondo, en que lo real se hace verosímil y lo fantástico también, sin separarse lo uno de lo otro.

Falta unicidad de estilo. Por querer combinar un naturalismo muy chileno, simultáneamente con las posesiones demoníacas, quedan ambos lenguajes espurios.

Los actores son gratos y ponen lo mejor de sus talentos. Muchos vienen de la TV y son coloquiales en los diálogos. Pero como se trata de una película esotérica y demoníaca nunca logran equilibrar ambos tratamientos – el naturalista y el mágico - como sí resultó de maravillas en EL BEBÉ DE ROSEMARY, en EL RESPLANDOR de Kubrick y en NAZARÍN de Buñuel, por sólo dar fugaces ejemplos.

La historia es clara, aunque hay explicaciones innecesarias; el propósito es “atmosférico”, “misterioso”; queremos empatizar con la angustia de sus personajes más que comprender “desde afuera” lo terrible que les está sucediendo.

Se limitan más a “exponerlo”, y por eso los efectos de posesión se sienten sobrepuestos en contraste con el estilo naturalista de las escenas de convivencia familiar (sombras, manos ardiendo con brasas, rostros quemados, vómitos de sangre negra, voces roncas duplicadas, ojos sin esclerótica, etc.)

Demasiados elementos episódicos distraen del meollo sobrenatural: el hermano Javier, la libreta negra, el cura sospechoso desde el comienzo, la médium espiritista y, peor aún, su ayudante y, para colmo, el romance extramatrimonial del papá sólo para volver a informarnos de lo que ya sabemos.

La banda musical es espléndida, (varios compositores y conjuntos), aporta el misterio que debieron contagiarnos con más “sutileza” el guion, los diálogos y el estilo UNITARIO en general.

Un aplauso para el Diseño de Producción y para el maquillaje. Todo lo referente a realización técnica es de alta calidad profesional.

Por suerte más que a “screamers” recurrieron a efectos musicales, basados primordialmente en sonido de cuerdas.

Los elementos de esta película darían para una apasionante mini-serie televisiva. Tendría el reposo necesario para “ecualizar” el fenómeno y enriquecer los antecedentes personales. (Ej. Sombras Tenebrosas – 1971).

HISTORIA CLARA, BUENA PRODUCCIÓN Y ACTUACIONES, PERO FALTÓ LA COHERENCIA DE ESTILO QUE REQUIERE ESTE GÉNERO DE TERROR.

Ficha técnica

Terror 
Cinecolor –Swing-Mastodonte Chile 
Efectos Especiales: Juan Olivares 
Actores: María José Prieto, Julio Milostich, Solange Lackington
Fernanda Finsterbusch, Agustín Moya, Juliana Seggers, Silvia Novak 
Productor,Guionista y Director: José Miguel Zúñiga

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