lunes, 26 de enero de 2015

Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) - Por Juan Pablo Donoso

El premiado realizador mexicano Alejandro González Iñárritu, ha demostrado su fuerza narrativa con filmes tales como Amores Perros, Biutiful, 21 Gramos, Babel  y otros. En sus temáticas reitera la vulnerabilidad del ser humano frente a los accidentes de la vida, a la incomunicación afectiva y a los difusos límites entre la realidad y la ilusión.

En Birdman – con un goloso presupuesto de US$ 22.000.000 – (80 técnicos para efectos especiales) vuelve a plantear estas inquietudes intimistas y con mayores recursos visuales.

Nos preguntamos – en medio de toda la parafernalia – ¿qué es exactamente lo que nos quiso comunicar… o sólo quiso lucir sus habilidades narrativas, y el carisma de sus actores y actrices?

Riggan, un astro cinematográfico famoso por interpretar a un superhéroe de comic llamado Birdman, desea probarse a sí mismo, y al mundo, que es capaz de actuar “en serio” protagonizando una obra teatral en Broadway. 

Lo acompañamos durante los últimos ensayos, sus funciones de pre-estreno y el gran debut. En el ambiente y en la crítica neoyorkina hay cierta sorna con respecto a su capacidad para triunfar en esos escenarios.

El hombre (Michael Keaton, quien años atrás de verdad protagonizó BATMAN), inseguro de sí mismo, y peor aún, atormentado por el espectro de Birdman, con tal de erradicarlo, sigue adelante porfiadamente en su intento.

La alienación con el héroe de historieta es tal que se siente poseedor de los mismos súper poderes del personaje infantil: asistimos a sus sesiones de levitación, a sus arrebatos de telekinesia, y a su capacidad de volar.

En medio del ajetreo previo al estreno teatral conocemos de las relaciones con su ex esposa, su amante y su hija drogadicta  rehabilitándose.

A mayor abundamiento – para sentirse respaldado en el oficio – contrata a un talentoso actor joven (Edward Norton) quien le hace la tarea aún más caótica con sus extravagancias.

Para darle más ritmo al desquicio, Iñárritu opta por el humor negro y el lenguaje de plano secuencia, es decir, que todo parezca una sola toma, sin cortes, con cámara en mano siguiendo a los personajes, y  falseando los saltos en el tiempo.

Estos serían los ingredientes argumentales y los juegos tecnológicos.

Los temas de entre bastidores teatrales – salvo notables excepciones (All About Eve, de J. Manckiewicz) – suelen ser poco familiares para la mayoría del público. 

Durante el desarrollo surge la pregunta inevitable: ¿a dónde nos va conduciendo el autor? ¿Qué nos querrá decir  con tanto malabarismo?

Y al final prevalece la misma incertidumbre: sólo vimos los tormentos de un hombre confundido y asustado, que lucha contra una imagen publicitaria que se resiste a abandonarlo, y con la cual, ¿tal vez?, termina por reconciliarse con ella saltando por la ventana, ¡quizás!

Si bien el discurso cinematográfico es dinámico porque nos incluye en la esquizofrenia del protagonista, la enorme cantidad de temas y relaciones afectivas sólo se enuncian sin profundidad entregando un producto recargado, de comedia negra poco graciosa, y con recursos de fantasía visual   pudiendo algunos ser prescindibles.

Ni siquiera el tratamiento de Plano Secuencia es cabal, ya que en un momento de ludismo onírico se interrumpe por una especie de clip musical lleno de cortes y, a diferencia de verdaderas joyas en esa materia – como LA SOGA de Hitchcock, EL ARCA RUSA de   Russkiij Kovcheg, y SALMO ROJO de Miklos Jancso – aquí son evidentes los empalmes de escenas para un ojo medianamente conocedor. Mejor logradas son las tomas frente a espejos evitando que aparezca la cámara.

¿Qué significa el ostentoso subtítulo “La inesperada Virtud de la Ignorancia”? ( ¡Al menos dentro de la película nunca se supo!).

En suma, un filme de intimidad atmosférica,  con exceso de elementos que impiden  urdir  una trama emotiva, comedia negra  semi lograda, actores mal aprovechados (como Norton quien empieza brillante y va desapareciendo en el último tercio de la historia por falta de fundamento dramático para justificar su personaje), y carencia de una premisa más clara y sólida para sustentar este ambicioso proyecto creativo.
    

PROYECTO  ATRACTIVO, PERO  SOBRECARGADO  Y  CON PREMISA  POCO  CLARA.  GRANDILOCUENTE  “CAJÓN DE ABUELA”.

Ficha técnica

Título original: Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)
Año: 2014
Duración: 119 minutos
Calificación: 14 años
País: USA
Elenco: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Andrea Riseborough, Zach Galifianakis, Naomi Watts, y Amy Ryan
Director: Alejandro González Iñárritu

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