jueves, 18 de enero de 2018

Sapo - Por Juan Pablo Donoso

Relato sórdido que rememora la complicidad de algunos periodistas, y medios de comunicación, con la violación a los derechos humanos durante el gobierno militar en Chile.

La película denomina “sapo” al personaje central – Jeremías Gallardo – un oscuro y débil reportero que se prestó para que la policía secreta torturara a compañeros, hombres y mujeres, conocidos suyos.

Mientras su esposa da a luz un hijo en 1985, y él viaja desde Valparaíso a Santiago va recordando, por medio de “raccontos”, lo que fueron sus tiempos de colaboración con los excesos cometidos, y luego oficialmente encubiertos por la prensa.

Esta temática ha sido exhaustivamente tratada en decenas de filmes nacionales, incluso a fines del régimen militar. ¿Cuál fue entonces el propósito de revivir, otra vez, tan dolorosas memorias del pasado?

La respuesta la hallaríamos más en la Forma que en el Contenido. Nos llega como un ejercicio estético de narrativa cinematográfica. Como una búsqueda atmosférica, que por medio de iluminación casi siempre nocturna, con cámara en mano, y una edición asmática, nos instala muy cerca de la cabeza del protagonista. Y decimos “cabeza” porque en ningún momento hay una clave de lo que pasa por su mente, y menos aún por su conciencia moral. Deambula, antes y ahora, como un sonámbulo sin voluntad ni escala de valores. Desconocemos sus motivaciones psicológicas y sus antecedentes familiares. Sólo alcanzamos a percibir un constante desconcierto cuyo único síntoma es la sequedad y la picazón de sus ojos asombrados.

La actuación de Fernando Gómez Rovira consigue transmitirnos el abismo anestesiado de su alma en contraste con el naturalismo vulgar e irresponsable de los demás personajes insertos en la vida diaria. Ni asistir al fusilamiento de los carabineros Sagredo y Tom Collins le permiten a Jeremías reconocer su propia identidad, ni menos la de quienes lo rodean.

A diferencia de los personajes más confundidos de Dostoievsky, aquí ni siquiera logramos intuir el corazón – perverso o equivocado – de Jeremías… para abominarlo o, en el mejor de los casos, compadecerlo.

PROLIJO EJERCICIO DE ESTÉTICA CINEMATOGRÁFICA PIVOTEADA EN UN PROTAGONISTA AMORFO, PUSILÁNIME E INSONDABLE.

Ficha técnica


Drama 
Zapik Films Chile – 71 minutos 
Fotografía: Francisco Obradors 
Edición: Javier Estévez y Francisco Inostroza Lara 
Música: Juan Pablo Ternicier y Andy Casablanca 
Diseño Prod.: Francisca Marshall 
Guión: Camilo Torres, Constanza Ternicier y Juan Pablo Ternicier 
Actores: Fernando Gómez Rovira, Loreto Aravena, Mario Horton, Ingrid Isensee, Víctor Montero
Director: Juan Pablo Tecnicier

No hay comentarios.:

Publicar un comentario