viernes, 12 de enero de 2018

Victoria y Abdul - Por Juan Pablo Donoso

Basado en un hecho histórico, este filme se hizo para enternecer y deslumbrarnos con una realización fastuosa y con excelentes actores.

El talento del director inglés Stephen Frears (Relaciones Peligrosas, Susurro en tus Oídos) suele combinar la elegancia y el boato con la sordidez espiritual de sus personajes.

Esta vez confronta los altos intereses protocolares con sentimientos básicos – y casi inconfesables – que yacen ocultos en el corazón de las personas.

El Tema es la dolorosa necesidad de Amistad; sin ligarla a conveniencias materiales ni tampoco a derivaciones eróticas. Un canto de Amistad que por su propia pureza puede llenar rincones olvidados del alma.

Fines del siglo 19, apoteosis del Imperio Británico, poderío indiscutible sobre naciones de Asia y África. Su paradigma es una reina que ha gobernado por más de 60 años y ante la cual millones de pueblos se inclinan: Victoria.

Pero detrás de la ostentosa parafernalia palaciega respira una anciana aburrida de ser tratada más como una institución que como una mujer.

Entre sus múltiples obsequios recibe un día una moneda de oro que le envían desde la India. Se lo trae un muchacho escogido entre los escribanos simplemente porque era más alto que la mayoría de sus compatriotas. La autenticidad del joven hace que la reina intuya en él - ¡por fin! – un rasgo de pureza sin otra vivencia que el asombro.

Le pedirá que la sirva en tareas menores, sintiéndose cómoda, y disfrutando de su compañía. Se entera que en la India su padre era un “munshi”( profesor). Y solicita que Abdul sea un “munshi” para ella, informándola de las costumbres y tesoros de su país, hasta pedirle que le enseñe a escribir con los caracteres de aquel idioma.

Adopta el rol de amiga y madre para él. Su presencia le trae un aire nuevo y refrescante. Le habla de su viudez, de su maternidad, de su adorado esposo fallecido, y lo invita a conocer otras regiones de Inglaterra y Europa donde vivió hermosos momentos de su juventud. Le hace traer a su esposa y suegra dándoles una cómoda residencia, y respetando sus costumbres de familia musulmana.

Esta obsecuencia hacia un hombre de otra “raza” generará escándalo entre sus chambelanes y ministros. Más aún en su hijo Bertie, sucesor al trono, y de quien ella tiene una opinión peyorativa.

A diferencia de lo que significó Rasputín para la zarina de Rusia, Adbul fue un cordial compañero que alivianó sus últimos años de vida. Y para defenderlo, siendo anciana, recurrió a su tremenda majestad para impedir que cundiera la maledicencia y las conspiraciones en su contra.

Dame Judi Dench que ha interpretado este rol en películas anteriores domina a la perfección su personaje. Nos transmite verdad y emoción.

UN HECHO VERIDICO QUE COMBINA TERNURA, HUMOR, SARCASMO, EN UNA DESLUMBRANTE PRODUCCIÓN DE ELEGANCIA , VESTUARIOS Y MAQUILLAJES.

Ficha técnica


Cine Arte Galería Patricia Ready
Biografía, drama, historia Inglaterra – EE.UU. – 1,51 hrs. 
Fotografía: Danny Cohen Edición: Melanie Oliver 
Vestuario: Consolata Boyle 
Música: Thomas Newman 
Diseño Prod.: Alan MascDonald 
Guión: Lee Hall – Shrabani Basu (libro) 
Actores: Judi Dench, Ali Fazal, Tim Pigott Smith, Michael Gambon 
Director: Stephen Frears

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