Roberto Bermúdez es un abogado penalista de 55 años que opta por escribir sobre el tema de su especialidad y además dedicarse a la docencia universitaria. Al dirigirse a los alumnos en el aula donde imparte un seminario, se muestra duro, con cierta soberbia y ligeramente cínico.
Entre sus alumnos se encuentra Gonzalo Ruiz, hijo de un amigo, con quien comparte inteligentes conversaciones sobre lo legal y lo legítimo, la justicia y la ética, pero, cuando ocurre el homicidio de una joven en la calle frente a la universidad, empieza a sospechar de Gonzalo, asociando diálogos y hechos, al extremo de sentirse retado a duelo por el brillante joven cuando éste le comunica que ha decidido escribir su tesis sobre el reciente homicidio.
Bermúdez siente este crimen como una provocación personal a su talento, conocimientos y experiencia jurídica, y conforme a ello se obsesiona con el caso, investigando, espiando, incluso imaginando situaciones y hechos, hasta llegar al convencimiento de la verdad de sus sospechas y proceder con actitudes rayanas en la paranoia.
Recordemos eso si que, por antiguos antecedentes, Bermúdez puede ser un reincidente, si es que aquí se equivoca en la resolución del caso. Pero, pensemos también, que el final relativamente abierto que nos deja el director, nos permite acceder al desenlace que más se acomode a nuestra visión personal de lo que percibimos en el filme.
Con una buena fotografía, apropiada música y la excelente actuación de Ricardo Darin, enfatizada con cigarrillos y whisky, se logra crear la atmósfera y el clima justo para atraparnos en el desarrollo policial de la historia.
Por una parte la película, basada en la novela homónima de Diego Paszkovski, nos remite a Hitchcock, recordando La Soga, con el duelo intelectual entre profesor y alumno, y también el personaje de Bermúdez que interpreta Darin, nos acerca irremisiblemente al protagonista de El Secreto de sus ojos del director Juan José Campanella, con el personaje obsesionado por escribir la historia de un hecho criminal no resuelto. Pero hay que hacer la salvedad que, aunque ambos personajes se asemejan y son interpretados por el mismo actor, Ricardo Darin sabe hacer la diferencia para reencantarnos con este nuevo filme.
La tesis de un homicidio es un muy buen thriller, capta nuestra atención en forma permanente, nos hace pensar y trabajar los datos y claves de la historia al unísono con los actores y logra además, mantener el suspenso hasta después del fin.
Ficha técnica
País: Argentina
Año: 2013
Calificación:
Género: Thriller
Duración: 106 minutos
Elenco: Ricardo Darin, Alberto Ammann, Arturo Puig, Calu Rivero.
Director: Hernán Goldfrid
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