lunes, 30 de octubre de 2023

Los diamantes de la discordia - Por Carlos Correa Acuña

Disponible en Netflix.

El escenario de esta película es el pueblo de Oyo-Oke, un lugar sin mucho futuro en el que cuatro amigos adolescentes lo único que desean es emigrar cuanto antes. Las oportunidades escasean, la vida es monótona y aburrida, por eso todos se van del lugar, huyen hacia mejores opciones o, al menos, en busca de una esperanza aunque solo sea un espejismo.

El retrato social que se presenta parece real, y la sensación se incrementa cuando estos chiquillos -tres hombres y una mujer-, encuentran por casualidad un bolso que contiene unas piedras de vidrio que resultan ser preciados diamantes. El hecho desencadena todo: se despierta en ellos la ambición y también una incipiente codicia. Hay que venderlos para obtener recursos frescos, dinero contante y sonante que les puede permitir hacer realidad algunos de sus anhelados sueños.

Inesperadamente, y también osadamente, logran negociar un precio por la venta de cuatro diamantes y con lo que obtienen dan rienda suelta a un naciente espíritu consumista. Teléfonos caros y artículos electrónicos son su objetivo, los que ahora están a su alcance y que antes solo veían en fotografías o televisión.

Pero por supuesto lo que sucede no es gratis. Las piedrecitas preciosas tienen dueño, y además, varios otros interesados en apropiárselas a cómo dé lugar, no necesariamente de forma educada y pacífica. En ese momento, el “caos” del título original se hace realidad: los muchachos comprenden que en el mundo adulto, al que llegan de golpe y porrazo, las cosas son muy distintas a los juegos de niños.

Con guion de Tunde Babalola y dirigida por Kunle Afolayan, “Los diamantes de la discordia” -traducción libre pero apropiada-, es una película cuyo fuerte es la descripción de una realidad que puede suceder en cualquier lugar del mundo y que también resulta atemporal. La factura de la filmación es muy buena, con tomas que entregan credibilidad y verosimilitud a los ambientes que desean mostrar.

Algo ingenua en ritmo y en la construcción de la tensión, la cinta pone énfasis en los antivalores para con ello evidenciar que es un tema que varía según la perspectiva. Así emerge la corrupción, la ambición, el uso de la violencia como medio y como fin, junto a un sinnúmero de otras aristas que se van sucediendo en la medida que el metraje avanza.

En un poco menos de dos horas, “Ijogbon” logra cautivar a pesar de ciertas irregularidades. Las salvamos y pasamos, porque finalmente el fondo está dado por una cadena de situaciones, algunos buscadas y otras desafortunadas, que dan vuelta la vida del pueblo y con ello trastocan la de estos adolescentes que forzadamente deben lidiar con las consecuencias de sus acciones y madurar a la fuerza obligados por las circunstancias.

Interesante el hecho que otra película nigeriana vea la luz por estos días en Netflix, sobre todo para conocer otro entorno, otra realidad visual y social, y así salir de lo que estamos acostumbrados a observar. Más que interesante diría yo, una oportunidad apropiada para internarse en otro continente y, cual ventana al mundo, ser espectadores de contextos geo culturales y políticos muy diferentes a los ya habituales.

Ficha técnica


Título original: Ijogbon
Año: 2023
País: Nigeria
Compañías: Golden Effects Pictures. Distribuidora: Netflix
Género: Drama
Guion: Tunde Babalola
Reparto: Fawaz Aina, Ebiesuwa Oluwaseyi, Ruby Akubueze, Kayode Ojuolape Jr., Yemi Sodimu, Yemi Solade, Bimbo Manuel, Sam Dede, Femi Branch, Femi Adebayo, Gabriel Afolayan, Funky Mallam, Bolaji Amusan
Dirección: Kunle Afolayan

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