Ida -Rakel Lenora Fløttum-, una niña de nueve años, protagoniza la historia. Su familia se acaba de trasladar a un suburbio de Oslo y ella debe hacerse cargo de su hermana Anna -Alva Brynsmo Ramstad-, quien padece de un severo autismo que no le permite hablar y relacionarse con otras personas. El entorno que Ida encuentra en el barrio no es muy acogedor, se le ve incómoda, incluso un poco perdida. Además, la responsabilidad de cuidar a su hermana, o al menos salir con ella a la plaza para que tome aire, claramente no es algo motivador.
Afortunadamente, los niños encuentran rápidamente nuevas amistades, por lo que el encuentro con Ben -Sam Ashraf-, se da en forma natural. Además, este niño le ofrece un atractivo adicional pues es capaz de desviar la trayectoria de algunos objetos que caen solo con su pensamiento focalizado, con su mirada, para sorpresa y encanto de la pequeña Ida. A ellos se suma Aisha -Mina Yasmin Bremseth Asheim-, una niña con problemas de pigmentación en la piel, callada y reservada, pero muy observadora de cada una de las situaciones de su entorno.
El director Eskil Vogt filma su propio guion y lo hace con una calma tensa. ¿Contradicción? En absoluto, porque lo que vemos son incipientes conexiones emocionales y unos juegos que poco a poco se tornan un poco extraños y a la vez oscuros. La sensación es clara: algo va a suceder, no sabemos qué, pero claramente nos va a sorprender.
La cinta pone énfasis en la comunicación. Primero, y lo que es evidente, en la dificultad -y también insensibilidad- de Anna. Segundo, la empatía -y algo más-, con la que Aisha logra conectar con ella. Por otra parte, aunque se produce una cierta distancia entre Ida y Ben, la fascinación -o intriga-, que también es mutua, derriba toda barrera. Se produce una natural compañía entre ellos, a la vez que descubrimos que a la telekinesis se suma la importante capacidad telepática de Aisha.
Llegados a este punto, la inocencia de estos juegos muta radicalmente. Ciertas acciones -y algunas imágenes que pueden resultar chocantes-, dan cuenta que lo que sucede ya no es simplemente juego. ¿Se despierta la maldad? ¿Cuáles son las motivaciones para hacer lo que Ben realiza? ¿Ida se siente cómoda con esto, es un descubrimiento fascinante o es algo que le produce algún tipo de sentimiento encontrado?
Hay un denominador común en la vida de estos niños “inocentes”: sus madres no les prestan demasiada atención, o bien los tienen un poco descuidados. Sus reacciones son diversas, pero se parecen, responden a un molde estructurado a pesar de tener claramente características distintas. Otro punto que llama la atención es una especie de desconexión de la realidad, un proceso que implica una transición o viaje, aísla a quienes se dejan llevar.
Esta cinta de casi dos horas de duración es lenta, tiene una cadencia importante y enfrenta los sucesos con eventos inesperados y la sensación que siempre se busca algo. Cada uno de los protagonistas tiene sus propias características y eso está de la mano con su esencia más pura.
Interesante relato nos propone Eskil Vogt, sobre todo en cuanto a los ambientes que propone y las sensaciones que provoca. Se respira en el aire una maldad visceral que no sabemos bien desde donde procede junto con un dejo de venganza, o ajuste de cuentas, en varios niveles. Y allí radica el principal mérito de esta película que es más de suspenso psicológico que de terror: parece que no pasara nada, pero en realidad, lo que sucede realmente trasciende la sustancia de todo el metraje.
Ficha técnica
Título original: De uskyldige
Año: 2021
Duración: 113 minutos
País: Noruega
Compañías: Coproducción Noruega-Suecia-Dinamarca-Finlandia-Francia-Reino Unido; BUFO, Logical Pictures, Mer Film, Snowglobe Films, Protagonist, Zentropa International Sweden, Snowglobe Films, Oy Bufo Ab, Don't Look Now
Género: Fantástico. Terror. Thriller | Infancia. Sobrenatural. Thriller psicológico
Guion: Eskil Vogt
Música: Pessi Levanto
Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen
Reparto: Rakel Lenora Fløttum, Alva Brynsmo Ramstad, Sam Ashraf, Mina Yasmin Bremseth Asheim
Dirección: Eskil Vogt
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