La Pandemia del Coronavirus modificó nuestra vida, qué duda cabe. Y conocemos historias, especialmente las referidas al obligado encierro, otra pandemia transversal para todo el mundo, dado que el miedo y el pánico al contagio fueron nuestros compañeros por mucho tiempo, y las cuarentenas transformaron nuestra rutina diaria.
Miguel Ángel Muñoz, reconocido actor español, se fue durante ese tiempo de aislamiento al pequeño departamento de la “Tata” -Luisa Cantero-, su tía abuela de 95 años. Pero la historia entre ambos no se remite solo a ese período, es mucho más extensa; es desde siempre.
Para Miguel Ángel, la “Tata” es la mujer más importante de su vida. Lo cuidó de pequeño, lo ha acompañado toda su vida y él le ha dedicado momentos especiales de su carrera. Para ella, Miguel Ángel es su razón de ser, su luz, su corazón. Son dos almas muy diferentes, unidas por un vínculo tan sólido como una roca.
Muñoz nos ofrece un testimonio fílmico vibrante que abarca muchos tiempos y momentos de esta relación. El centro es Luisa, y por cierto los 100 días de cuarentena con ella, pero el contexto es bastante más amplio. Nos queda clarísimo que son inseparables, y que el solo pensar que algún día ella no va a estar, es tal vez el mayor desvelo que tiene este inquieto sobrino nieto.
Lo que vemos en solo 82 minutos enternece. Los cuidados y la preocupación de Miguel Ángel por esta anciana, que cada vez tiene más dificultades físicas y de salud, es admirable. La personalidad de la “Tata”, por otra parte, resulta cautivante, porque tiene una frescura que su edad no hace más que resaltar. La combinación resulta explosiva: las risas espontáneas, el cariño recíproco y el gran amor entre ambos, viene a ser un verdadero torbellino. No obstante, vemos también momentos no tan buenos, algunos cruces y enojos, pequeños lunares dentro de una vida mayoritariamente animada y llena de complicidad.
Al observar este documental no puedo evitar reflexionar sobre dos polos: la intimidad y la exposición. Tal vez por ello me surgen ciertos reparos. Es imposible no conmoverse, reír, o emocionarse, pero ¿algunas situaciones tan íntimas deben tener tal grado de exposición? Reconozco que me da pudor, me distancia, me aleja, incluso impide que fluya lo que siento. Me pasa que tanta publicidad -hacer público- me confunde, porque es tan parecido a un “reality” -la “CuarenTata”, el programa diario en vivo por Instagram que obtuvo una fama sin precedentes y al que el metraje dedica bastante tiempo es el ejemplo-, que me hace dudar si es genuino. Pero es algo que me pasa a mí y que debo finalmente dilucidar. Entiendo, y me da gusto, que se visibilice a los adultos mayores, su cuidado y atención; tal vez mi punto es la forma, o quizá “esta forma”. No lo sé. La intimidad hecha espectáculo, definitivamente, me provoca distancia.
Aún con lo expresado en el párrafo anterior, “100 días con la Tata” merece verla y con calma. Es una pieza que contiene una innegable dosis de alegría y humanidad. Además, nos va a llegar diferente, sin duda, porque tenemos experiencias distintas. Y acá quiero destacar un mérito transversal, ya que esta historia logra tocar nuestras teclas y producirnos diversas reflexiones, emociones y sentimientos. Muy bien, primero por la “Tata”, y luego por Miguel Ángel Muñoz quien nos permite conocerla a través de la pantalla.
Ficha técnica
Título original: 100 días con la Tata
Año: 2021
Duración: 82 minutos
País: España
Compañías: Paciencia Films
Género: Documental | Coronavirus (COVID-19). Vejez / Madurez
Guion: Jorge Laplace, Miguel Ángel Muñoz
Música: Sergio Jiménez Lacima
Fotografía: José David Montero
Reparto: Documental, Intervenciones de: Miguel Ángel Muñoz, Luisa Cantero
Dirección: Miguel Ángel Muñoz
Miguel Ángel Muñoz, reconocido actor español, se fue durante ese tiempo de aislamiento al pequeño departamento de la “Tata” -Luisa Cantero-, su tía abuela de 95 años. Pero la historia entre ambos no se remite solo a ese período, es mucho más extensa; es desde siempre.
Para Miguel Ángel, la “Tata” es la mujer más importante de su vida. Lo cuidó de pequeño, lo ha acompañado toda su vida y él le ha dedicado momentos especiales de su carrera. Para ella, Miguel Ángel es su razón de ser, su luz, su corazón. Son dos almas muy diferentes, unidas por un vínculo tan sólido como una roca.
Muñoz nos ofrece un testimonio fílmico vibrante que abarca muchos tiempos y momentos de esta relación. El centro es Luisa, y por cierto los 100 días de cuarentena con ella, pero el contexto es bastante más amplio. Nos queda clarísimo que son inseparables, y que el solo pensar que algún día ella no va a estar, es tal vez el mayor desvelo que tiene este inquieto sobrino nieto.
Lo que vemos en solo 82 minutos enternece. Los cuidados y la preocupación de Miguel Ángel por esta anciana, que cada vez tiene más dificultades físicas y de salud, es admirable. La personalidad de la “Tata”, por otra parte, resulta cautivante, porque tiene una frescura que su edad no hace más que resaltar. La combinación resulta explosiva: las risas espontáneas, el cariño recíproco y el gran amor entre ambos, viene a ser un verdadero torbellino. No obstante, vemos también momentos no tan buenos, algunos cruces y enojos, pequeños lunares dentro de una vida mayoritariamente animada y llena de complicidad.
Al observar este documental no puedo evitar reflexionar sobre dos polos: la intimidad y la exposición. Tal vez por ello me surgen ciertos reparos. Es imposible no conmoverse, reír, o emocionarse, pero ¿algunas situaciones tan íntimas deben tener tal grado de exposición? Reconozco que me da pudor, me distancia, me aleja, incluso impide que fluya lo que siento. Me pasa que tanta publicidad -hacer público- me confunde, porque es tan parecido a un “reality” -la “CuarenTata”, el programa diario en vivo por Instagram que obtuvo una fama sin precedentes y al que el metraje dedica bastante tiempo es el ejemplo-, que me hace dudar si es genuino. Pero es algo que me pasa a mí y que debo finalmente dilucidar. Entiendo, y me da gusto, que se visibilice a los adultos mayores, su cuidado y atención; tal vez mi punto es la forma, o quizá “esta forma”. No lo sé. La intimidad hecha espectáculo, definitivamente, me provoca distancia.
Aún con lo expresado en el párrafo anterior, “100 días con la Tata” merece verla y con calma. Es una pieza que contiene una innegable dosis de alegría y humanidad. Además, nos va a llegar diferente, sin duda, porque tenemos experiencias distintas. Y acá quiero destacar un mérito transversal, ya que esta historia logra tocar nuestras teclas y producirnos diversas reflexiones, emociones y sentimientos. Muy bien, primero por la “Tata”, y luego por Miguel Ángel Muñoz quien nos permite conocerla a través de la pantalla.
Ficha técnica
Título original: 100 días con la Tata
Año: 2021
Duración: 82 minutos
País: España
Compañías: Paciencia Films
Género: Documental | Coronavirus (COVID-19). Vejez / Madurez
Guion: Jorge Laplace, Miguel Ángel Muñoz
Música: Sergio Jiménez Lacima
Fotografía: José David Montero
Reparto: Documental, Intervenciones de: Miguel Ángel Muñoz, Luisa Cantero
Dirección: Miguel Ángel Muñoz
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