En esta película, previa a la reconocida “Drive My Car”, se presentan tres historias con peso individual que, en conjunto, configuran un cúmulo de evocaciones; una serie de recuerdos, ensoñaciones e idealismos que, con mucha melancolía, contraponen sueños pasados con la dramática radicalidad del tiempo presente.
En la primera, “Magia”, Tsugumi -Hyunri-, conversa con su mejor amiga, la modelo Meiko -Kotone Furukawa-, sobre un hombre que la ha dejado ilusionada. Como Meiko percibe que se trataría de su exnovio Kazuaki -Ayumu Nakajima-, decide impulsivamente ir a enfrentarlo a su oficina luego de dejar a Tsugumi en su casa. Días después, en un café se encuentran los tres, y lo que sucede a continuación es un desenlace inesperado.
Dos mujeres y un hombre, dos mejores amigas y lo que podría llegar a ser una discordia por ese hombre en común. Naturalmente es una coincidencia incómoda pues se cruzan las historias, se enfrentan el pasado con el presente y con el futuro; aquello que pudo ser para una, y lo que podría llegar a ser para la otra. La realidad marca la imaginación de Meiko, con intimidad y profundidad, en un proceso de deconstrucción y construcción para rearmarse y seguir adelante, si aquello resulta posible.
La segunda pieza muestra a Segawa -Kiyohiko Shibukawa, un profesor de francés-, y a Nao -Katsuki Mori-, una mujer que se presenta como una ex estudiante a instancias de su amante Sasaki -Shouma Kai-, con el fin de seducir al escritor para crearle un problema luego de haber conseguido un prestigioso premio literario.
La tensión de esta historia radica en la confección de la trampa y aquello que va dejando al descubierto. ¿Cuánta verdad y cuánta mentira posee cada personaje? Abordada igualmente desde lo femenino, ahora la figura de la mujer es el nexo entre dos hombres, cuya debilidad y vulnerabilidad está marcada tanto por la tentación como por la seducción. La lectura de una secuencia de la novela escrita por el profesor da rienda suelta a la imaginación, a los deseos de experimentar, y tal vez a la necesidad de ver el intento de chantaje como una terapia de contención y conexión.
El último capítulo nos sorprende con un escenario que ha dejado al mundo desconectado de internet producto de un virus informático que ha dado a conocer todo tipo de información clasificada, tanto personal, como institucional. Natsuko -Fusako Urabe-, una especialista en TI, ahora naturalmente sin trabajo, concurre a una reunión de ex compañeros de escuela a quienes no ve desde hace veinte años. Sin mucha motivación, tampoco espera hallar allí lazos afectivos mayores, sin embargo, luego del casual encuentro en las escaleras de una estación de tren, tiene una espontánea reacción. Reconoce a una ex compañera muy querida y ambas se quedan mirando, intercambian algunas palabras y van a la casa de Miko a tomar té. Al conversar un poco más se dan cuenta que existe algún tipo de confusión. Miko es en realidad Nana Aya -Aoba Kawai-, y Natsuko se percata que el pasado aún está tan presente en su vida que no le permite avanzar.
Nuevamente el azar hace de las suyas. Ahora son solo dos mujeres quienes tienen el rol principal, el sustento emocional. Las diferencias de vida, la confusión en que se ven envueltas, les hace dudar; sin embargo, para ambas, la situación representa una catarsis. Ellas creyeron algo, o quisieron algo, ¿suficiente para hacer que aquello sea verdadero? El dolor y el vacío de lo que pudo ser, de historias truncadas y rehechas, está más cerca de una resignación que de una realización personal. Una resignificación de los hechos lleva a una inesperada conexión, algo que tal vez pueda ser el inicio de un proceso de sanación.
Estas tres historias diferentes parecen tener poco en común, no obstante son muchos los puntos concordantes. Por cierto el piano, con la música de Robert Schumann -Escenas de Niños. Op.15. 1. Extraños países y personas- y también como personaje en uno de los relatos. Lo fortuito también se cuela fino como “leitmotiv”; y el amor, naturalmente, punto central explorado en todo el metraje, además permeado por un destino que no es controlable, en un camino cuya meta es la felicidad.
Ryûsuke Hamaguchi aporta finas sutilezas a cada una de sus secuencias, no escatima en detalles y, a diferencia de los relatos, no deja nada al azar. Su guion es estupendo, y la filmación sólida, una muestra de composición narrativa que no necesita ningún tipo de espectacularidad para tocar las fibras más íntimas y profundas de sus espectadores.
Ficha técnica
Título original: Guzen to sozo
Año: 2021
Duración: 121 minutos
País: Japón
Compañías: Fictive, Neopa Co. Productor: Satoshi Takata
Género: Drama. Romance | Película de episodios
Guion: Ryûsuke Hamaguchi
Fotografía: Yukiko Iioka
Reparto: Kotone Furukawa, Ayumu Nakajima, Hyunri, Katsuki Mori, Shouma Kai, Kiyohiko Shibukawa, Fusako Urabe, Aoba Kawai
Dirección: Ryûsuke Hamaguchi
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